-Personalmente considero que la
impuntualidad de este muchacho es una falta de respeto hacia todos nosotros.
Deberíamos empezar sin él.
José Francisco expresó su sentir en voz alta, haciéndose eco del
malestar que compartían todos los participantes del grupo debido a la demora de
Damián (la estrella del Pop en ocaso).
Guillermo echó una mirada panorámica a sus nuevos pacientes. Estaban
todos sentados en círculo en el piso, sobre la alfombra de seda con la cara de
Buda y descalzos ya que les había hecho quitar los zapatos antes de entrar al
espacio de la terapia.
“Qué farsa, Dios Mío: Quién me ha visto y
quién me ve” pensó Guillermo mientras
observaba su puesta en escena.”Lo que
hace la necesidad…”
El primero en llegar había sido-obviamente- José Francisco, con su pulcritud habitual, quince minutos antes de
la hora indicada. Vestía sobrio, como siempre, con una camisa blanca, pantalón gris
y un blazer azul, en cuyo bolsillo superior estaba estampado el escudo de
alguna universidad o colegio o familia de linaje. El pelo canoso muy bien
peinado para atrás. De algún modo, daba la impresión de un Lord Inglés, o un
Profesor de la escuela de Harry Potter pero de cabotaje. Parecía increíble que
ese hombre tan flemático, tan pulcro y tan controlado hubiera envenenado a tres
personas.
Alejandro cayó luego, con unos vaqueros gastados, una chomba verde y los cabellos
peinados con gel. Olía mucho a desodorante de hombre y a jabón de pino, como si
tratase de aumentar su ya evidente masculinidad. Al darle la mano, Guillermo notó que el
mecánico todavía tenía algo de grasa en las manos, que se ve no había logrado
sacarse del todo. Sin embargo, lo que más le había llamado la atención era el descomunal
bulto que se le marcaba en el jean, a la altura de los genitales. Guillermo no
se sentía atraído por los hombres, le gustaban mucho las mujeres y jamás había
tenido fantasías homo-eróticas (bueno,
salvo aquella vez de adolescente cuando tenía el sueño recurrente de que
sodomizaba a Axl Rose. Pero... ¿Quién no lo haría con ese culo? Si Axl Rose
tenía mejor culo que ninguna mujer en el planeta, por más steps y aerobics que
hicieran), pero el prominente bulto de Alejandro era algo evidente que
llamaba la atención a cualquiera. Además, se lo acomodaba a cada rato, lo cual
ponía más incomodo al psicólogo.
“Excesivo refuerzo de su masculinidad”
pensó Guillermo que tendría que anotar en su libreta.
Darío, Fausto y Robertino habían llegado al mismo tiempo y se habían cruzado
en el ascensor. Les sorprendió que todos fueran al mismo piso y luego se dieron
cuenta que eran compañeros de terapia. Luego de un incomodo silencio y unas
risitas nerviosas, de repente surgió como una especie de complicidad entre ellos,
como si en vez de ir a una sesión de terapia grupal fueran a un partido de
fútbol o un club de putas.
Robertino era un chico delgado, con cara de adolescente y con los cabellos
castaños claros perfectamente “revueltos” en un corte moderno, que lo hacía ver
como si recién se levantara de dormir. Sus ojos verdes transmitían a la vez una
rara mezcla de entusiasmo y tristeza e inclusive algo temeroso. Su cara tenía
un par de cicatrices ya casi imperceptibles gracias a las propiedades de las
cremas cicatrizantes de su madre, que le habían quedado como secuela del
accidente que había tenido años atrás. Vestía una remera roja y verde a rayas,
jeans y zapatillas de marca. Parecía uno de esos adolescentes modernos de las
publicidades de gaseosas.
Fausto todavía conservaba su aire ejecutivo, que le daba un aire de ganador.
Estaba de traje, ya que ese día había tenido una entrevista de trabajo, otra de
las tantas en la que le habían dicho “lo llamaremos” y seguramente nunca lo
iban a llamar. A pesar de estar con un poco de sobrepeso y “una barriga que empezaba a salir”, se notaba
que era un hombre atractivo, y muy simpático, con una eterna sonrisa que si uno
le observaba bien, por momentos parecía algo fingida, quizás producto de sus
tantos años en el Marketing. Su personalidad destilaba seguridad, daba
confianza y de no haber sabido su historia, cualquiera hubiera pensado que
Fausto era una de esas personas a las que absolutamente TODO le salía perfecto.
Darío, el futbolista gay, venía de entrenar a sus alumnos de fútbol, así que
estaba con un chándal negro brilloso de marca y un buzo también negro haciendo juego, encima de una
remera de la selección alemana. Darío era apasionado por coleccionar camisetas
de fútbol de equipos del mundo entero. Aunque todavía era joven, la mitad de
sus cabellos estaban entrecanos. Era delgado pero ancho de hombros, con los
bíceps marcados y el pecho firme. Todo en Darío daba la impresión de tener una
energía contenida, reprimida, como si fuera un volcán a punto de explotar. Inclusive
cuando sonreía, su sonrisa parecía reprimir una furia interna contenida.
“No lo quisiera ver enojado” pensé Guillermo y sumó “¿Formación Reactiva?” A su lista de preguntas sobre sus pacientes,
al lado del nombre “Darío”.
Si bien ya era bien pasada la hora de comienzo de la sesión, aún faltaba
Damián, por lo que Guillermo-para hacer tiempo- invitó a los demás a que se
sirvieran café mientras esperaban al último miembro del grupo y de paso, para
que rompieran el hielo.
Quería que todo saliera perfecto
y por ese imbécil drogadicto ponía en juego su grupo de los Jueves. Guillermo
se vio a si mismo diciendo mentalmente “imbécil
drogadicto”. Qué poca falta de empatía para ser terapeuta, se auto-criticó,
pero si había algo que le costaba era conciliar sus dos roles en uno; el de
persona y el de terapeuta. No por nada había elegido dedicarse a los Recursos
Humanos, donde todo tenía normas, leyes y no había grises.
-Personalmente considero que la
impuntualidad de este muchacho es una falta de respeto hacia todos nosotros.
Deberíamos empezar sin él.
La frase de José Francisco había servido como un mantra mágico, ya
que-acto seguido-Damián entró por la puerta, que había quedado entreabierta.
Damián parecía un personaje escapado de alguna película ochentosa: era un
hombre robusto, pálido, con los cabellos con reflejos, todos revueltos y estaba
sin afeitar, con barba de algunos días. Vestía una remera rosa con unas
inscripciones en plateado, unos chupines que encajaban a presión en sus piernas
macizas, anteojos negros que escondían sus profundas ojeras, tres aros-dos en
la oreja izquierda y uno en la derecha-, un piercing en la ceja derecha y
acompañaban el “look” un sombrero y un sobretodo, a pesar de que apenas comenzaba
el otoño y ese día no hacía para nada frío.
Por más que intentó dar excusas, Guillermo lo cortó en seco y le dijo:
-Únete al grupo, por favor.
Damián dijo un “Hola” general levantando la mano y se sentó en el único
almohadón que aún quedaba libre, en la punta entre Robertino y Alejandro.
-¿Qué fue más importante que estar acá puntualmente?-lo increpó
Guillermo tratando de contener su rabia y sonar humanista y empático. Si esto
hubiese sucedido años atrás cuando él era Gerente de Recursos Humanos, seguro
lo hubiera sancionado a Damián. Aunque de hecho, lo más seguro era que Damián
jamás hubiera pasado su rígido y tenaz proceso de selección.
-Bueno chabón, no me tires mala onda.
Anoche vinieron unos amigos y se quedaron hasta tarde, quedé fusilado, me dormí
una siesta y…
-¿O sea que llegaste tarde y te cagaste en
todos nosotros por dormir una siesta? Lo interrumpió Darío sonriendo irónicamente, con una sonrisa forzada
que apenas parecía esconder algo de indignación.
Fausto miró su reloj, con un dejo de impaciencia.
-¿Podemos empezar? No le avisé a mi mujer
que iba a llegar tarde.
Y cuando vio que, debido a su comentario, acaparaba todas las miradas,
sonrió con su sonrisa de publicidad de pasta dental y agregó:
-No sé si todavía estoy preparado para decirle
que hago terapia.
Alejandro se acomodaba cada tanto el bulto, como era su costumbre y no
emitía palabra. Era parco, tímido e introvertido, todo al mismo tiempo. Claro,
salvo a la hora de acomodarse el paquete.
“Qué raro qué es este chico”
pensó “Tiene mucho más perfil de asesino
serial ÉL que José Francisco”.
Guillermo procedió a marcar el encuadre de la terapia, qué tenían que
ser puntuales, respetar a los compañeros, la bendita confidencialidad y bla bla
bla y para romper el hielo, propuso hacer una dinámica. Colocó una bolsa blanca de lona en el centro
del grupo y cada participante tenía que ir pasando y sacar-sin mirar -un objeto
que encontrara dentro. Todos metieron la mano y sacaron su objeto. La consigna,
finalmente, era presentarse pero no como ellos mismos, sino como el objeto que
habían sacado.
Cuando todos tuvieron su objeto en la mano, Guillermo cual águila que
busca su presa, volvió a hacer un paneo general, chequeando que había sacado
cada uno.
Perfume. Control Remoto. Sacacorchos. Matrioshka.
Micrófono. Atrapasueños.
-Bueno-dijo Guillermo entusiasmado, ya más relajado y con un aire de
triunfo-¿Quién se anima a empezar?
Continuará…
un relato al que si se le cambiara algunas cosas quedaría perfecto, pero el tema engancha, así que lo seguiré leyendo, a ver qué pasa en esa reunión.
ResponderEliminarEntretenido, como bien dices cara vemos, lados oscuros no sabemos :P ! Saludos!
ResponderEliminarVeamos, yo me pierdo un poco entre tanta caracteristicas de los personajes, es un segundo capitulo, y si empezamos a escribir capitulos de una saga, aunque sea continuación del anterior, el principio siempre debe ser un planteamiento de la situación en la que entramos, te das cuenta cuando llevas leyendo un rato. No está mal pero sinceramente, a mi me resulta un poco aburrido, si animo de ofender, solo pretendo decir mi opinión, creo que se puede mejorar mucho. Saludos.
ResponderEliminarHola a todos y como siempre gracias por vuestro feedback. A mi tampoco me gustó el capitulo, jaja, pero lo escribí a los apurones y muy liado, pero tenía que cumplir.
ResponderEliminarNURIA: Gracias, me gusta que te enganche. Dime..¿Qué le cambiarias para que quede "perfecto"?
JUAN: A partir del proximi episodio se empiezan a develar los "LADOS OSCUROS".
MANUELA:Cómo dije arriba, a mi tampoco me convenció este episodio, pero la decsripción de lso personajes la tenía que hacer, ya que el anterior se centraba más que nada en Guillermo, el Terapeuta. Y si bien habia mencionado a "Los Machos" fue más que nada sus historias pero acá los decsribo fisicamente. Lamento que te hayas aburrido.
Slds
Gontxu
Hola Gontxu, para serte sincero no me ha gustado.
EliminarDas muchas vueltas para decir que Damián llego tarde y luego dejarlo en suspense…
Las descripciones puede que sean necesarias, pero a ser muchas y seguidas sin qué suceda trama al final resulta pesado… lees una bien, lees dos vale, lees tres ya, lees cuatro… venga otra, se hace predecible.
El Lector necesita caminos nuevos que le lleven a la gran selva de la cultura.
Es mi opinión y no es importante. Únicamente disfruta con lo que haces.
Un fuerte abrazo.
Manuel Barranco Roda
Me ha gustado.me quedo con la intriga de que pasara...
ResponderEliminarImportantes descripciones físicas y temple en el "tempo". Esperaremos mucho más de todo. Felicidades
ResponderEliminarQue miedo estar con ese psicoloco ex-director de RH. Etiquetas y sarcasmo siempre es una combinación matadora. Muy bueno Gontxu. Lo esperaba con ansias aunque lo sentí como un preámbulo para el próximo. Vamos a ver quien es el primer en la silla. Jiji!
ResponderEliminarEs interesante la tensión que puede generar una situación como ésta. El ego masculino que juega en contra de la terapia, la incomodidad que crispa los nervios y cualquier incidente que se magnifica. Una bomba de testosterona bien narrada.
ResponderEliminarBuena presentación de los personajes, tanto en las descripciones físicas como las internas. Esperaré impaciente por saber como continúa.
ResponderEliminarMe gustò, quedè enganchada en las variadas descripciones, a lo mejor, porque soy maestra. Se sobreentiende que seguiremos leyendo. Me ubiquè ahì, en la propia terapia, porque considero muy difìcil eso de entender a tanta gente con diversas formas de ser, actuar, hablar, desnudar la subjetividad.Tambièn implica el valor de la responsabilidad, la puntualidad, el dominio del caràcter, lo veo desde el punto de vista educativo y ejemplar, pienso que la concentraciòn en la lectura se convierte en el mejor juez. Un cariñoso saludo.
ResponderEliminarTRINA
Me gustan las descripciones de los personajes, te permite imaginàrtelos de pie a cabeza. Pero me quedè con ganas de que pase algo en este capìtulo aparte de conocer un poco màs a los personajes. Ojo, reconozco que soy ansiosa...ojalà los capìtulos llegaran màs seguidito para no perder el hilo. Como terapeuta, me encantan las novelas que tratan sobre terapias!
ResponderEliminar¡Qué descripciones! Robertino y su moda a rayas me han recordado entre líneas tanto a la pnadilla de Don Gato como a Fredy Crugguer
ResponderEliminarWow, cuantos comentarios nuevos! Como siempre, GRACIAS A TODOS POR VUESTRA FEEDBACK.
ResponderEliminarEmpiezo donde dejé:
MANUEL: Lamento que no te haya gustado, pero bueno, no se puede empezar una sesión de terapia, sin saber bien QUIENES son los pacientes.Pero como he comentado anteriormente, a mi-que soy el escritor-este capitulo tampoco terminó de convencerme mucho, pero bueno.
ALICIA: Ya estoy trabajando en el proximo capitulo, donde ya empiezan las historias personales,,,
FAUSTINO; Será que yo soy muy visual (Y ese es mi modo en la PNL), y por eso me gusta describir fisicamente a los personajes. Gracias por tu buena onda.
CARLOS: :). Exactamente, es un preambulo para el próximo. En realidad, originalmente esta era la segunda mitad del capitulo anterior , pero era demasiado largo para la revista, así que lo "subdividí". En el próximo ya empiezan las historias...
JUAN: Justamente eso del Ego Masculino vs Terapia es lo interesante, el trabajar con esa incomodidad.Veremos cuando explote la bomba de testtosterona, como tu dices...
SYLVIA: Gracias x los comentarios.
TRINA: Qué bueno que te hayas podido ubicar en la Terapia. Me imagino que a las mujeres les intriga esta historia más que a los hombres, ya que UDs se preguntarán DE QUE HABLAMOS los hombres en Terapia.
LILA: Tendrás que manejar tu ansiedad hasta la proxima, je, je...
CALIOPE: ué bueno que te he logrado una imagen visual, esa era la idea, que cada uno imagine a "su" Robertino, a "su" Darío, etc.
Gracias a todos!
Gontxu
¿Por qué no?
EliminarSegún van entrando se van conociendo y enseñando sus manías, poco a poco. De forma casual.
Un abrazo
Manuel Barranco Roda
las descripciones están muy bien conseguidadas, me quedo con ganas de leer más... a esperar al siguiente.
ResponderEliminarun abrazo
Gracias, José. Ya estará pronto el próximo capitulo.
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