Yasfryn se
encontraba alterada. No era para menos, la alarma general de ataque había
sonado por un largo rato. Frecuentes temblores en el interior de la cueva, los
gritos y los cruces de espada que escuchaba en el exterior de su habitación eran
clara evidencia de que el templo se encontraba bajo ataque. Por esto, ella
aspiró profundamente y se relajó al exhalar. Una mediana le ayudaba a calarse
su cota de malla, por lo que se volvió a ella y le preguntó.
—¿Cuál es la
situación, Gedriel?
—Es mala. Dos
regimientos de la ciudad han invadido la cueva usando teleportación y han
ocupado completamente el atrio principal. Quince hermanas han caído, veinte
heridas, seis desaparecidas. Las tropas han entrado al recinto sagrado y a las
celdas del claustro. Todavía tenemos control de los corredores, así que si podemos
sostenerlos los podremos usar para evacuar.
—Llama a las
hermanas superioras. Resistiremos en los corredores. Es nuestra única opción.
La mediana
terminó de ajustar la última correa de la cota de malla de Yasfryn, luego se
retiró de su vista. A prisa la herrera se revisó y confirmó que la armadura
estaba bien sujeta en torno a su cuerpo. De inmediato tomó los guantes, se los
puso, recogió un enorme espadón de la pared y se lo colocó en su espalda. Cuando
la mediana regresó y aceptó con una sonrisa, la elfa oscura se paró frente a la
puerta y esperó a que se abriera para mostrarle lo que sucedía en el exterior.
El espectáculo era
sobrecogedor. Al asomar la cara, una enorme bola de fuego iluminó el corredor y
la cubrió de llamas. Eso no amilanó. Lo único que hizo fue colocarse en frente
y su cuerpo disipó las llamas, lo que confirmó el origen arcano del fuego.
Ilesa, ella sacó la espada de su funda, la sujetó con ambas manos, gritó y
corrió en dirección al mago que había proferido el hechizo al final del pasillo.
Él no tuvo
oportunidad. Un golpe con el pomo lo hizo caer y un tajo le arrancó la pierna.
Su horrendo grito alertó a sus protectores, los monstruos que le servían de
inmediato la rodearon. Pero todos desconocían su habilidad para pelear. Con dos
felinos movimientos que involucraron todo su cuerpo todos cayeron en un
parpadeo, sin oponer resistencia. El mago, horrorizado, trató de retroceder;
pero ella introdujo la espada en su pecho y sonrió perversamente por el acto
que había cometido.
Definitivamente
era malo. Hacía tiempo que no había sentido la pasión de la pelea, el orgullo
de blandir su arma, de matar gente. Hacía más de un siglo que había prometido
que no se iba a dejar llevar por el combate, por la batalla, por el horror de
la lucha, por los gritos de sus víctimas. Pero era innegablemente placentero
matar a sus enemigos. Era innegable que sentía un enorme placer al asesinarlos,
para mostrar sus pechos abiertos al aire, para poder extraer sus corazones y
ofrecerlos en sacrificio.
¡No!
Sabía que esa
era su antiguo ser, la loca que vivía y respiraba para honrar a la Reina, que
quería dominarla de nuevo. Ella extrajo la espada con rapidez y la clavó en el
piso. Al observar a su asistente correr hacia el otro extremo del corredor,
ella llevó a cabo una serie de movimientos arcanos, respiró y exclamó —¡Hermanas!
Fuerzas militares de Xillander’kull han invadido el complejo del templo. Esto
no es un simulacro. Todas las hermanas evacuen hacia la habitación del portal,
ahora.
Ella volvió a
sujetar su espada y corrió en dirección contraria a la de la mediana, al otro
extremo del corredor. Al llegar al arco por donde se ingresaba al Cuerpo
Principal del Templo, ella mostró su pulgar, lo que fue confirmado por la
mediana en el fondo del corredor. Acto seguido, ambas pasaron sus palmas y
mostraron la muñeca derecha frente a un agujero en la pared, lo que comenzó a
cambiar la forma del corredor, cerró varios de sus accesos y lo ensanchó
notablemente. La mediana de inmediato se montó sobre la división del arco con
una resortera en la mano y apuntó al corredor, mientras Yasfryn esperaba por su
cuenta en la entrada.
En un parpadeo
el corredor se llenó. Una marejada, casi en su totalidad compuesta de mujeres,
de todas las edades y razas, corrían despavoridas seguidas por numerosas luces
y temblores que daban idea de la magnitud del ataque del que eran objeto. Conforme
movía sus manos en dirección a la puerta, Yasfryn calmó a las mujeres, que
comenzaron a avanzar a prisa pero en orden, e ingresaban al pequeño cuarto que
vigilaba la mediana.
De un momento a
otro, un par de zumbidos alertaron a Yasfryn. Dos sonidos sordos en la
oscuridad acompañaron a una voz que gritó a todo pulmón
—Ahí vienen
señora.
Yasfryn avanzó
sin temor hacia el frente. Dos religiosas que usaban pechera la siguieron con
sendos espadones e igual determinación. Frente a ellas, un sorprendido
escuadrón que intentaba abrirse paso se vio frente a una pared de acero que
defendió fieramente el corredor. La experiencia del trío se impuso y los integrantes
del escuadrón murieron sin poder alcanzar la entrada y parar a la congregación
en fuga.
Mientras guiaba
a las mujeres, Yasfryn sintió un dolor terrible en su antebrazo izquierdo. Una
de las abominaciones de la Reina
estaba tratando de abrirse paso frente a ella. Como no podía verla, movió sus
manos, que se iluminaron con un destello plateado y acompañaron su voz entre
los gritos y las voces del corredor. Su símbolo sagrado en su pecho se encendió
en plata, lo tocó de inmediato y se llevó los dedos a sus ojos. Cuando volvió a
abrirlos, pudo observar con detalle el corredor y encontró a una elfa oscura
con apéndices de araña en sus brazos y piernas colgada del techo. Ambas se
observaron por un instante, pero furiosa por su intromisión Yasfryn lanzó una
estocada firme hacia la criatura, que la expuso a los ojos de sus compañeras,
la hizo perder el equilibrio y cayó.
En un instante sus compañeras la destrozaron.
Todas suspiraron con tristeza por la tensa situación en que se encontraba. Pero
Yasfryn no se pudo unir a su agotamiento. Su cuerpo temblaba. La vista de la
sangre y los restos le provocaba regresiones e ilusiones. Su brazo izquierdo
ardía de verdad. Ella se apoyó contra la pared, sudaba frío debido a la maldad que
la rodeaba. En su dolor, levantó la vista y observó como otro mago muchachas concluía
un hechizo que reconoció de inmediato. Era la Cadena de Rayos.
Ella no titubeo, avanzó hacia el frente cuando el mago señalaba a sus compañeras y exclamó con solemnidad—: Sagrada señora, gran Doncella Oscura, permite a esta tu sierva la capacidad de rechazar la magia que nuestros enemigos usan contra nosotras.
Yasfryn extendió
la mano libre justo cuando el rayo se disparó en contra de sus hermanas. De inmediato,
en torno de sus manos se formó un escudo que desvaneció el conjuro en el aire. Ella
no titubeó en su propósito, todavía conservaba la espada en la otra mano. De
inmediato la sujetó con las dos manos, corrió hacia el grupo que se encontraba
frente a ella y con una serie de movimientos elegantes, hermosos y letales sus
enemigos cayeron. Habían sido destrozados para el horror de quienes presenciaron
su habilidad.
La religiosa en
cota de malla vaciló por unos instantes. Sus dos compañeras de lucha y otras
hermanas se le acercaron con una mezcla de terror y confusión. Porque ella
estaba cubierta de sangre de pies a cabeza. De inmediato dos jóvenes se
acercaron para curarla, pero se sorprendieron al percibir que su cuerpo no
sangraba ni tenía heridas.
—¿Dama, está usted
bien?
—Si— repuso con
cansancio la mujer—: estoy bien.
—Pero ¿cómo
puede ser que usted no se encuentre herida? Eran más de veinte hombres los que
enfrentó. Le acertaron golpes más de una vez.
Yasfryn se
recostó contra la pared e ignoró a la muchacha. Pero su entrenamiento en
combate le permitió notar que el corredor se encontraba parcialmente vacio.
Encarando a su interrogadora, una híbrida entre elfa oscura y humana, ella
sonrió y respondió—: Hermana… hermanas… no se preocupen por mí. Corran al
portal. Yo cuidaré el corredor.
Las muchachas
corrieron hacia el fondo del corredor, lo que le permitió descansar a Yasfryn. Ya
no era tan joven como antes, pelear la cansaba. Pero no había perdido la mayor
parte de su toque a la hora de pelear. No era tan fuerte, pero su destreza se
encontraba intacta. El hecho de no haber resultado herida a pesar de enfrentar
a tantas personas demostraba que de verdad había avanzado enormemente. Que no
era necesario estar atada a la Reina de las Arañas para desarrollar su
potencial. A pesar de todo, lo que decía la Doncella Oscura es correcto. Existe
otro camino, otra forma de actuar. Había fortaleza en preocuparse por los demás
y proteger al más débil.
—Dama… ese fue
el último grupo.
Ella devolvió su
mirada a la mediana y suspiró aliviada. Luego se volteó, se regresó por el
corredor y observó a las últimas hermanas abandonar el templo por medio del
portal. Ya en el suelo y con su mano extendida, la mediana repuso con urgencia
—Sólo falta usted, señora.
—No, Gedriel— repuso
con una sonrisa la religiosa principal de la congregación—: No puedo ir amiga. He
pasado mucho tiempo huyendo de mi destino, debo enfrentarlo ahora. Además, alguien
tiene que cerrar el portal.
Ambas se
abrazaron en una sentida despedida. Con lágrimas en los ojos, la mediana
respondió con orgullo —¡Yasfryn! Yo sé lo que fuiste en el pasado. Yo te conocí
cuando fuiste capturada. Pero debes creerme cuando te digo que ya no eres la
misma loca que se pudrió en los calabozos colgantes de nuestro templo
principal… has cambiado realmente, todo ha sido para bien. Lleva con orgullo
esto que te digo. Eres una verdadera y fiel seguidora de la Dama de Cabellos de
Plata. Nadie te puede decir lo contrario. Recuérdalo siempre mientras vivas, mi
querida amiga.
Ambas se
despidieron con lágrimas en los ojos, y la elfa oscura confirmó como el último
grupo de fugitivas desaparecía tras de ella. Luego ella tocó un acceso en la
pared, abrió el panel lateral y extrajo un enorme ariete de su interior. Sujeto
con sus dos manos, ella golpeó con firmeza la enorme estructura circular que servía
como base para el portal y su interior con apariencia líquida. De inmediato el
aparato se resquebrajo y se quebró en miles pedazos.
Ella dejó caer el
ahora inservible ariete, sujetó con firmeza el símbolo plateado en su pecho,
cerró sus ojos y rezó para sí misma. Mi
señora, esta es tu humilde sierva, Yasfryn. Antes fui tu gran rival, y
sinceramente busque tu apoyo por el poder que ofreces, ya que la Reina de las Arañas me
abandonó luego de que fracasé abiertamente en erradicar tu culto. Pero, en este
momento, suplico por tu fuerza. Dame tu fuerza para enfrentar a mis enemigos.
Dame de tu poder, para hacerlos pagar por la invasión que han montado en
nuestra contra. Que tu furia se transfiera a mis brazos, que tu justicia se
imparta entre aquellos que no quieren verla. Al final, cuando venga mi muerte,
pueda ser digna de verte a los ojos.
Yasfryn Helviana. Arte: Alx Palacios Color: Yonan Montalban |
Al terminar la
oración la mujer volvió a esgrimir su espada. Conforme volvía su vista al
corredor, observó a un grupo de soldados que avanzaban con temor. Sin decir
nada ella extendió el arma frente y se lanzó en su contra con un poderoso grito
de guerra.
Carlos "Somet" Molina
redactar un cómic apenas sin dibujos es lo más difícil que existe en este género y Carlos ha superado la prueba. PRECIOSO RELATO.
ResponderEliminarEsta experiencia es la puesta narrativa de un cómic que pensaba hacer pero que se me ha ido quedando por falta de presupuesto. Gracias por tus palabras Nuria.
EliminarMe ha gustado mucho. He disfrutado leyendolo. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias a usted, Alicia.
EliminarInteresante, leer la batalla, mucha acción y se puede seguir muy bien ! Saludos!
ResponderEliminarMe ha costado un poco que la idea de la batalla quede bien narrada. Gracias Juan.
EliminarTengo que reconocer que está muy bien escrito y con mucha acción, siempre reconociendo que este género de literatura no me gusta, pero no por eso deja de ser digno de elogio. Saludos.
ResponderEliminarSi. Cuesta mucho escribir en este género, no es del gusto de la mayoría. Muchas gracias por leerlo y por el comentario. Estamos en contacto.
EliminarComo siempre, nos transportas a otro mundo, para volar con la imaginación.
ResponderEliminarEs algo difícil plasmar en palabras un mundo diferente. Gracias Gontxu.
EliminarCarlos, este mundo imaginario no para de darnos sorpresas y alegrías. Como siempre, sin palabras. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias Faustino, aunque mi intensión no es que sea muy alegre la historia. O.o Estamos en contacto.
Eliminarme gusto mucho, esta genial. un abrazo
ResponderEliminarManuel Barranco Roda
Muchas gracias Manuel. Estamos en contacto.
EliminarMe ha gustado mucho, Carlos. Un capítulo cargado de acción, un ritmo trepidante.
ResponderEliminarGracias. Perdonen por no haber respondido en el momento, he tenido unas dos semanas muy controversiales y agitadas.
EliminarMe considero muy exigente en el género fantástico, siento admiración y respeto hacia aquellos que lo usan. Es un relato muy bueno, las descripciones excelentes y la "puesta en escena" buenísimo. El final me ha dejado casi sin aliento.
ResponderEliminarMuchísimas felicidades, me ha encantado.
Muchas gracias Silvia. Según la Ley de Sturgeon hay muy poco espacio para la calidad. Todavía me falta mucho camino por recorrer. Perdona por haber respondido hasta ahora, una semana agitada.
EliminarFormidable narraciòn provista de chispa, imaginaciòn y actualidad. Un tema que encanta a los niños y adolescentes porque se compenetra con sus intereses e inclinaciones, màxime al reconocer la influencia de la tecnologìa donde se destacan juegos con estas o parecidas tramas y que puede ser representado dignamente, en forma de suplemento. Un cordial saludo.
ResponderEliminarTRINA
La trama está basada en un juego de mesa. La historia la había diseñado para interesar a mis jugadores. La dinámica impuesta y los tiempos se parecen mucho a ese juego (Calabozos y Dragones). Por eso tiene esa forma y distribución. Muchas gracias por tus comentarios Trina. Perdona por responder hasta ahora.
EliminarEs difícil describir batallas con detalle sin perder la fuerza... lo has logrado, FELICITACIONES!
ResponderEliminarGracias Callipe. Siempre es difícil mantener la dinámica y la sensación de movimiento en una batalla. Me alegra haberte complacido. Gracias por todo.
Eliminarme ha gustado bastante, la descripción de las batallas esta muy bien conseguida. enhorabuena
ResponderEliminarMuchísimas gracias José. A la historia le quedan unas dos batallas, aunque se va a ir poniendo más oscura conforme se acerque al final. Espero complacerte. Y gracias de nuevo.
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