“Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios
pensamientos”
Buda
Hay un pensamiento, detrás del
pensamiento, alimentado por una creencia que es la que, en el fondo, es el
motor real de nuestras acciones, malas o buenas. Encontrar esa cavilación
fantasmal facilita la tarea de sanarse y acabar con el sufrimiento.
Cuando
nos preguntan: ¿qué es lo que te agobia o te molesta?, o ¿por qué has hecho
esto o lo otro?, respondemos con el primer pensamiento que traemos en la mente,
con el que está “enfrente”, con el que no es la causa verdadera y última, sino
con el que encabeza la lista de pensamientos que nos llevan a hacer cosas. Lo
que hacemos proviene de lo que creemos y pensamos, pero no siempre
identificamos el pensamiento original, que es un dogma, profundamente arraigado,
que nos ha acompañado desde siempre. Y si aceptamos como válida la primera
respuesta que se nos ocurra (es decir como la auténtica causa de lo que hacemos
y de lo que nos ocurre) caeremos en el equívoco de juzgar que por ese
pensamiento fue que sucedió lo que sucedió.
Me
explico con un ejemplo cotidiano: El marido llega a la casa, abre la puerta y
se enfurece porque los niños están jugando y gritando, lo que es una situación
perfectamente normal en los chiquillos. La esposa le pregunta que si qué le
pasa y lo más seguro es que el marido responda con más enojo, y discuta que los
hijos están mal educados, que son muy traviesos o desobedientes o lo que sea… Y
que por eso está enojado. La mujer se hace de palabras con su marido, él
castiga a los chicos y todo aquello termina en una mini tragedia que pudo
haberse evitado. Si pudiésemos escarbar en la mente de ese hombre, podríamos
encontrar que la raíz de su enojo viene de un pensamiento detrás del
pensamiento, de una creencia que está a la zaga de la molestia de los juegos y
estridencias de sus hijos. En un intento de hacerle de psicólogo, quizás lo que
sucede es que el personaje tiene la necesidad de vigilarlo todo y que ello
provenga de su niñez, de un papá que fue como él pretende ser: un controlador.
Asimismo, podría ser que en su trabajo no haya podido dominar los sucesos
ajenos a él y entonces su frustración aumenta porque no puede controlar el
comportamiento de sus criaturas.
¿Cuál
es el pensamiento fantasma?, ¿el que está detrás de lo que él dijo al
principio? No es que los pequeños estén mal educados, sino que él cree – pues
así lo aprendió con su padre – que debe haber orden y silencio, y que los niños
no deben jugar ni gritar dentro de la casa. Su pensamiento, detrás del
pensamiento, es que las personas deben de ser de “cierto” modo, o si no hay que
enojarse, lo que le causa inseguridad; es algo que choca contra los paradigmas
de su línea paterna, y le genera inquietud tener una nueva familia que sea
diferente.
Conocer
el pensamiento fantasma puede ayudar (claro, con la humildad y predisposición
necesarias para el caso) a enfrentarse y cuestionar si esa idea paradigmática
sigue siendo operante en sus circunstancias actuales. Específicamente, la
pregunta es: ¿si ese fantasma debe seguir presente? pues, siendo realistas, le
produce más dolor que felicidad. Seguramente su ego se rebelará diciéndole que
no debe ceder, pues traicionaría sus añejos códigos familiares. Recordemos que
para el ego no existe el tiempo - ni le conviene - pues quiere seguir
alimentándose, como parásito, de esas creencias fantasmales e inoperantes, pero
que en la mente las hace muy vívidas y gobernantes.
Este
ejemplo familiar lo podemos llevar, con los ajustes del caso, a cualquier
asunto del orden empresarial, político, deportivo o religioso pues la esencia
humana (el ego, pues) es muy similar en todos los humanos, nada más cambian los
personajes y la obra teatral en turno.
La invitación es a que estemos alertas de lo que
pensamos, de lo que decimos a los demás y, más aún, a nosotros mismos. No nada
más contamos mentiras a los demás, también nos las decimos a nosotros, y eso es
más grave. Si no descubrimos esa verdad, ese pensamiento fantasmal, no daremos
con el origen de ciertos males que nos aquejan y que podrían trocarse en
bienestar y felicidad.
El
pensamiento detrás del pensamiento es la clave para sanarse.
Correo: manuelsanudog@hotmail.com
Blog: www.entusiastika.blogspot.mx
D.
R. © Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso
del autor.
breve ensayo de cómo encontrar la felicidad a través del pensamiento o seguir siendo unos infelices. Vale la pena leerlo.
ResponderEliminarGracias, Nuria. Todo, o casi todo, se reduce a lo que pensamos; la interpretación que le damos a lo que es. Un saludo cordial. Manuel Sañudo.
EliminarLos pensamientos que generamos somos nosotros mismos, nuestro yo es interno y no físico. Nuestros "recuerdos fantasmas" son los que moldean en cierto modo la personalidad de cada individuo. Pero, como individuos, debemos saber quienes somos realmente y como queremos ser. Una vez sabido esto, en nuestras manos (o mentes) estará la decisión de querer ser felices dejando y fortaleciendo nuestro ego y defendiendo sus pensamientos, eso es ser uno mismo.
ResponderEliminarSylvia, muchas gracias por tus valiosos comentarios. Bendiciones. Manuel Sañudo.
EliminarSiempre es conveniente reflexionar antes de hablar. Medir los pensamientos para saber la mejor contestación es siempre factible y deseable. Muy buen ensayo con un ejemplo claro. Felicidades!
ResponderEliminarMuchas gracias!, Carlos. Un cordial saludo.
EliminarEl pensamiento que creamos y nuestra propia realidad chocan a menudo. Así de efervescentes resultan las ideas, y luego las consecuencias que se derivan. Curiosa interpretación Manuel. Me ha gustado
ResponderEliminarGracias!, Faustino. Celebro que te haya gustado.
EliminarEstoy de acuerdo con la reflexión, yo siempre he dicho debemos conocernos a nosotros mismos y no mentirnos, quizá no nos haga más felices, pero sabremos el porque de lo que hacemos, saludos!
ResponderEliminarJuan, muchas gracias. Sobre la línea del auto conocimiento... Un saludo.
EliminarMe ha hecho meditar sobre mis propios pensamientos fantasmas, y vaya que hay muchos deambulando por esta cabecita. Gracias por escribir cosas que nos hagan "pensar" en la vida, y permitirnos andar un paso más adelante del simple hecho de dejarnos llevar..
ResponderEliminarGracias Calíope, por leerlo y por tus comentarios.
EliminarDebemos estar a la caza de los fantasmas :)
Un saludo.
Manuel.
Me gustó Manuel, realmente todo pasa en nuestro pensamiento en la interpretación que hacemos de las cosas, es lo que marca nuestras decisiones, y por lo consiguiente nuestros pasos. un abrazo
ResponderEliminarGracias José. Epícteto dijo: "No son las cosas lo que inquietan al hombre, sino la interpretación que de ellas hace"... O algo parecido. Un abrazo de vuelta.
EliminarMe ha gustado mucho, porque analisas el comportamiento humano ¿por qué hacemos esto y no lo otro? ¿por qué actuamos de una forma u otra? detras de cada pregunta hay una respuesta fantasma. Creo que todos nuestros actos están fundamentados por todo lo que nos ha ocurrido en un pasado, más lejano o más cercano, el cual de alguna manera nos ha marcado nuestra forma de actuar, cosas que hacenos incoscientemente pero que están ahí marcando nuestras vidas. Los argentinos tienen mucha costumbre del autopsicoanalisis, y deberiamos aprender de eso, porque así se solucionarian muchas malas tendencias, evitando crear, como en la historia, situaciones incomodas que crean conflitos. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Manuela... Ese es el reto: vencer a nuestros fantasmas. Un cordial saludo.
EliminarMe gusto mucho...
ResponderEliminarDecir la verdad es muy difícil, aunque sea a nosotros mismos... al momento de nacer dejamos de ser puros, por y para pensar.
Manuel Barranco Roda
Muchas gracias, Manuel. El reino de los cielos es de los niños :)
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