“Campesinos comiendo patatas”, de Vincent
van Gogh
Litografía sobe papel Japón
Museo Thyssen-Bornemisza
La sencillez más absoluta trataba de abrirse hueco, ir poco a poco,
adaptándose, fundiéndose con el entorno, ese que por el momento le habían
adjudicado y que de ahora en adelante se
convertiría en su morada. La verdad es
que no se encontraba nada mal en aquel lugar porque después de tantos años y
tanta travesía recorrida, aquí, el ambiente era cálido, pero sin exageraciones,
el fresco de un aire acondicionado del que otras compañeras se quejaban, ella
ni lo apreciaba, porque ella venía del norte, de Nuenen, de allí, de los países
bajos, y sabía muy bien lo que era pasar frío, frío.
Y aunque todo la favorecía había algo que la atormentaba, de repente la
invadió la inseguridad, el sentido del ridículo, el miedo a la mofa, era mucha
la belleza que la rodeaba, demasiada genialidad, demasiada perfección,
-¿Quién podría fijarse en ella?,-se preguntó, ahora que tenía que
acostumbrarse a convivir al lado de tan notables y prestigiosas obras.
Ella era tan solo una pequeña obra, heredera de otra que tan solo fue una mera descripción pictórica,
una simple obra, una de las primeras de un alma inquieta, sedienta de dar a
conocer esa otra parte de la realidad que para muchos estaba pasando
desapercibida; tan solo fue el fruto de un alma atormentada a la búsqueda de algo
que ni el mismo sabía, y le tocó ser una de las obras más oscura de aquel
personaje, de su creador, porque, luego ¡bien que este, descubriría los
destellos de unos colores puros!, y realizaría obras cautivadoras, sublimes en
belleza, de una fuerza apabullante, y que se llevarían todo el esplendor del
que aquella pintura carecía por ser una de las primeras, a la que solo le tocó unos
tonos que iban desde el ocre hasta el negro, tonos sombríos de tierra sin apenas
claridad , tan solo la que emitía una lámpara colgada en el techo; una pequeña
luz mortecina que iluminaba la estancia.
Y a ella le tocó menos aún, fue creada con prisas, en un solo día, y a partir de aquella obra pictórica de tonos sombríos, porque ella solo fue una
estampación en papel, producto de un
dibujo realizado con un buril sobre una piedra, y que para colmo, su autor no
calculó bien y salió invertida, los personajes que la formaban tomaron la
posición contraria a la obra original, al de aquella pintura, y ese era otro
motivo más que le hacía sentirse en un segundo plano, en un segundo nivel.
Ahora gozaba de un lugar
privilegiado, ¡quién se lo iba a decir!, y menos aún a su trastornado creador;
pero se encontraba un tanto incomoda, hubiera preferido mil veces formar parte de un
espacio tranquilo, colgada en cualquier estancia de cualquier casa humilde,
ella era muy tímida, llevaba impresa en la frente la naturalidad de la
humildad, ¡pobre de ella!, porque a pesar de los años, nada había cambiado, tan
solo en su ubicación, pero sus protegidos seguían comiendo patatas, esas patatas
que habían recolectado con sus propias
manos, esas con las que ahora se las llevaban a la boca como si fuera un rico
manjar, alumbradas por esa vieja lámpara, en torno a una mesa, pero en familia,
en un hogar.
Ella era consciente que no podría gustar a nadie, ni ser admirada, lo sabía
muy bien, su creador lo tenía tan claro que de algún modo se lo transmitió, y ella
asimiló lo que le tocaba y lo aceptó, no se reveló, pero ahora todo era
distinto, se encontraba en un lugar demasiado lujoso, demasiadas miradas se
posaban en ella, tratando de escudriñar cada detalle de su intimidad,
intentando profundizar en su alma, y se sentía incómoda,
-¡Han sido demasiados años asumiendo
el rol que me correspondía!, ahora es
difícil adaptarme a esta nueva época, a este nuevo espacio tan bello-, y
mientras estaba abstraída pensando todo eso, colgada en la pared de una de las
estancias de aquel antiguo palacio de Villahermosa convertido hoy en un bello
museo, de repente escuchó:
-Antonio, fíjate, esta obra se llama “Los
comedores de patatas”, y es de
Vincent van Gogh. Me
gusta mucho, mira como ha reproducido una realidad en su estado más puro, y
¡fíjate que belleza reflejan los personajes!, no necesitan del color para ser
una obra sobresaliente. Es el hogar de una familia humilde sin más.
Ella, la pequeña obra, al escuchar el comentario de aquella joven, se
emocionó y sin que nadie se diera cuenta, por que el alma no tiene permiso para
traspasar el umbral de lo visible, la obra se sintió feliz, a gusto, e incluso
sonrió, por que las litografías también tienen alma, esa alma que el autor les
imprime nada más comenzar con su gestación. Ahora sabía que podría ser
apreciada por lo que era, por lo que se mostraba de ella, y se sintió orgullosa,
tan orgullosa y tan admirada como las demás.
Escrito por Angustias de las Cuevas.
Original, muy original. La idea de dar vida y sentimientos a un objeto inanimado, me ha parecido encantadora.
ResponderEliminarha sabido dar personalidad a una obra de arte,una difícil personificación de la que ha salido vencedora. Precioso homenaje a Van Gogh.
ResponderEliminarGracias Sylvia, gracias Nuria, se hace fácil cuando quien te guía es la gran admiración que siento por Vincent van Gogh. Saludos.
ResponderEliminarMuchas veces la personificación me ha parecido un recurso literario que acompaña bien a la literatura fantástica, sin embrago aquí está tan bien usado que hasta te preguntas porque más objetos no nos sacuden un poco tomando vida y deleitándonos de esta forma.
ResponderEliminarMil gracias Caliope.., tienes razón la personificación es un recurso literario..., pero te diré que no es realizado con premeditación..., surge sin más..., la fantasía tiene esas, a veces utilizas unos recursos sin ser muy consciente, tan solo te dejas llevar...Un abrazo!!!
EliminarEs una forma original de darle sensacioens a los objetos inanimados. Voy a tomar nota para algunos relatos. Bueno... Muy bueno.
ResponderEliminarJajaja!!!!!, toma nota!!!!...Gracias por tu comentario....Un abrazo Carlos!!!
EliminarFelicidades Angustias, muy acertado el relato y mejor elegida la protagonista. Poner en boca de objetos sin vida aparente, sentimientos humanos, hace que podamos ser mucho más sinceros al respecto.
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario Faustino....Un abrazo!!!
EliminarMe gusto, siempre hay belleza en el arte, y los sentimientos que despierta en el ojo que lo mira, Saludos!
ResponderEliminarGracias Juan, me satisface saber que te ha gustado....Un abrazo!!!
EliminarMe gusto, bastante , muy original. Enhorabuena por saber dar vida a un cuadro. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Jose..., es fácil, tan solo es dejarse llevar por la admiración, tanto como yo admiro la obra de Vincent.....Un abrazo!!!
EliminarEs mi pintor favorito, quizas porque cuando vivió nunca tuvo exito, ni siquiera el esperado, fue un precursor en su tiempo. De hecho él me inspiro siempre para pintar y para escribir. Dejo aqui una estrofa de un poema que escribir pensando en él y otros muchos que nunca fueron nada en vida y ahora sus obras valen millones. Antes decirte que es un escrito magistral fundamentado en una de la mejores obras de Vicent. Felicidades, me ha encantado. Un saludo.
ResponderEliminarGenios que fueron y no se vieron,
Artistas idolatrados de un mañana
Vencidos por la ignorancia altana
Muerte sin retorno olvidada,
Obras millonarias acotadas.
Mil gracias Manuela, por tan bonito comentario.., yo también pinto y Vincent es uno de mis pintores preferidos....Bellas palabras, bellos versos...., gracias por tu regalo, besos!!!
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