Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

viernes, 30 de agosto de 2019

El regreso de Giselle. Capítulo IV. El amanecer.

Fueron sus labios los que de una manera suave acariciaron los míos, despertándome de una noche de pasión. Aunque me sentía completamente feliz, no dejaba de sentirme culpable. Desde que tuve a mi hijo, ni una sola mañana había amanecido lejos de él, y mucho menos con un hombre.

Ya ni recordaba la maravillosa sensación que era el despertar desnuda y al lado de un hombre después de haber hecho el amor.

Mis recuerdos eran muy distintos, más gélidos sin lugar a duda...

Había estado en las mejores suites de los más prestigiosos hoteles, con las mejores atenciones, con mi botella de Moët & Chandon, mis perfumes, todo lo que yo quisiera a mi disposición y sin embargo a excepción del tiempo que estuve con Musa, todos los trabajos eran iguales. Con educación, respeto y saber estar, pero desde luego que fríos, muy fríos.

Aunque bien es cierto que pocas veces eran las que llegaba a subir a la habitación, ya que mi presencia era más requerida como acompañante para asistir a comidas de empresa, fiestas, cócteles, photocalls, etc...

Me llegué a mover casi siempre con los mismos clientes. ¡Ay! Si yo hablase…

Tal vez algún día os llegue a contar el por qué tomé la decisión de dedicarme a ese mundo tan seductor como peligroso, tan emocionante como frío. La verdad es que me desenvolví bien. Y lo mejor sin duda fue conocer al padre de mí hijo, a Davinia y porque no decirlo a Roberto. Nunca me imaginé que fuese tan fogoso a la par que tierno en la intimidad. Le tenía como un hombre frío de negocios, y sin embargo cuando me besó por primera vez, mi cuerpo experimentó un temblor al que no estaba acostumbrada.

Y aunque he de confesar que tengo miedo, necesito saber a dónde me va a llevar esta sensación.

Cuando salí del baño, la señora de la limpieza ya había hecho la habitación y Roberto se había encargado de dejarme en la cama el desayuno. Ya me dijo la tarde anterior que tenía en el banco una reunión. Hacía mucho tiempo que no me sentía así, feliz, llena, pero con un ápice de temor a que tanta felicidad se fuese tan rápidamente como me pasó con Musa. Que ni tan siquiera pude decirle que estaba esperando un hijo suyo…

Tarde o temprano, Abrahán, conocería la verdad y entonces llegaría el momento de hacerle saber que tiene dos hermanos. 

Fue al levantarme de la cama y al ir a coger el móvil que había dejado en silencio desde la tarde anterior, cuando me di cuenta de que Roberto me había dejado una rosa con una nota. 

         
Giselle:
           
Nunca tengas miedo a ser feliz, nunca te arrepientas de haberte querido sentir viva. Porque si vives constantemente con miedo, huyendo de lo que tu corazón te dicta, cuando te quieras dar cuenta… ya apenas te quedará tiempo para vivir intensamente y entonces… te acordarás de estas palabas y de que el haber estado a la defensiva solamente te sirvió para hacerte daño a ti misma y de alejarte del camino de la felicidad.

Vive la vida como si no fuese haber un mañana.

No puedo prometerte un futuro, pero si puedo lograr que tu vida esté llena de momentos inolvidables…

Roberto


Leer esta pequeña nota hizo que mis ojos se humedecieran de felicidad. Ya sé que me repito mil veces, pensaréis, pero… hace tantísimo tiempo que no me sentía así.

Llamé a Davinia para poder hablar con mi hijo, echaba tanto en falta escuchar esa voz que durante siete años de mi vida me despertaba… y que hoy, al no escucharla, hizo que me sintiese completamente sorda.

—¡Mamá! ¿Estás bien?, es la primera vez que al despertar está mamá Davinia, pero tú no. ¿Me estás castigando por algo? ¿Hice algo mal? ¿Ya no me quieres? —.

—Mi amor… Cómo puedes decir algo así cuando eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Eres mi ilusión, mi motor, mi fuerza… Tenía que hacer unas cosas y no me daba tiempo a poder pasar la noche contigo y contarte el cuento como siempre, pero esta noche, si quieres, pedimos una pizza y vemos una película de Disney.

—¡Sí, mamá, sí! Además, tengo que contarte una cosa, ¿sabes?

—Dime, vida. ¿Qué tienes que contarme?

—Esta noche al no poderme quedar dormido, mamá Davinia y yo, hemos montado un puzzle. ¡Nos ha quedado muy bonito! ¿Lo puedo poner en la habitación, mamá?

—¡Pues claro!


Cuánto había cambiado mi vida con la llegada de mi hijo, hasta tal punto que estoy convencida de que, si decido publicar esta parte de mi vida, de mi historia, como hice la anterior vez, no venda tanto. Es una pena que la gente solo se haya quedado en las escenas eróticas. —¡Por nada del mundo cambiaría mi vida por la de antes! Mi hijo está por encima de todo—.

Después de finalizar la llamada, cogí una hoja y la pluma que Roberto había dejado en la mesa y le dejé una nota.


              
En contestación a tú nota tengo que decirte que jamás he tenido miedo a ser feliz, puesto que ya lo soy, Roberto. Mi hijo, es mi mayor felicidad.

Jamás me arrepentiré de lo que ha sucedo, aunque has de entender, que no soy esa Giselle que conociste hace años. Al no ser padre, te costará comprenderlo, pero si algún día lo eres, sabrás que un hijo es la mayor prioridad en tu vida.

En lo que si tengo que darte la razón es en que vivo con miedo. ¡Si! Roberto, cierto.

Pero cuando alcanzas la felicidad y la pierdes de una manera abrupta, concederte el privilegio de ser feliz, es algo que, aunque no quiera, me da miedo.

Quiero vivir la vida intensamente, pero con cabeza. Soy madre, no lo olvides.

Pero como todo en la vida, organizándote, es compatible. El amanecer en tus brazos me ha hecho ver la vida desde otro prisma.

No necesito que me ofrezcas un mañana, me basta con que me prometas que cada día que nos veamos, hagas de ese día, un día diferente a los que en el futuro nos podamos ver.

Esta noche cenaré con mi hijo. Espero tu llamada.

   Giselle            




Antes de ir a mi casa, me pasé por donde vivía Davinia para recoger a mi hijo.


Hay muchas mujeres que ambicionan tener en su cuello la mejor joya del mundo, la mismísima perla peregrina, y sin duda alguna, la mejor joya que yo tenía, en ocasiones, colgada de mi cuello, era ese abrazo de mi hijo Abrahán. Sus brazos rodeando mi cuello era mi mejor joya. 


Davinia y yo nos miramos con esa mirada cómplice de tantos años.


—¿Estas bien, Giselle?— Me preguntó con ternura.

—¡Sí, Davinia! Hace mucho tiempo que no me sentía así.


Me gustaría haberla podido contar todo lo que me había pasado. Todo lo que había sentido al lado de Roberto. Pero, sin querer, posiblemente la hiciese daño.

Nos despedimos de ella, y nos fuimos a nuestra casa.

Por fin, después de mucho tiempo tenía todo lo que tanto anhelaba. El amor de mi hijo, y lo que estaba empezando a ser un sentimiento de amor hacía un hombre…

Reconozco que me daba miedo y mucho. Pero estaba dispuesta a asumir todos los riesgos. Tal vez solamente sería una aventura, pero por una vez en la vida alguien quería estar a mi lado sin importarle mi pasado, mi profesión de escorts. 

Ya ni recuerdo cuando fue la última vez que disfruté de un baño de espuma con mi hijo, pero era algo que me encantaba hacer. Mientras que chapoteábamos con la espuma, nuestras risas sin sentido hacían de ese momento, un momento mágico, único.

Cuando saqué a mi hijo de la bañera, para envolverle con su toalla, se abrazó a mi como hace mucho tiempo que no lo hacía. Y es que mi niño, estaba creciendo más rápido de lo que yo quería. Sé que era ley de vida, pero tan injusto…

El próximo veinte de septiembre, mi hijo, cumplirá 7 años. Y aunque fuese una locura me estaba apeteciendo ser madre de nuevo, darle un hermano/a mi hijo era un idea que con más fuerza que nunca quería materializarla. Lo que me recordaba que tenía que ir al ginecólogo. Llevaba años sin tomar ningún tipo de precaución, porque no lo había necesitado y después de haber estado con Roberto, mi visita, quizás tenía más sentido que nunca...


Carta de El Perurena a La Revista de Todos


La Revista de Todos, escenario tibio y acogedor, lugar de delicados placeres y sutil mezcla de amor, pasiones y ternuras.

Donde leer es placer de los sentidos y despertar de pasiones, donde el relato, la novela y el devaneo poético encuentran cobijo y regocijo, donde soñar es más fácil y gozar es más sencillo...

Eres de todos, como lo es tu creadora Eva-Giselle, una mujer luchadora y fuerte que cada día retoma sus armas para luchar por ti, Revista de Todos... 

Una mujer que con su lucha consigue que tú, lector amable, disfrutes de la tranquilidad de hallar cada día el dulce remanso de la lectura.

Gracias, Eva. 
Gracias, amigos lectores. 
Gracias, autores... 
¡Gracias, Revista de Todos!


El Perurena


Panaché de verduras




Mañana de domingo: Calor, ducha, desayuno completo. Tú, con mi camiseta fresquita de manga corta. Yo, con bermudas, sin nada debajo. Preparo tostadas, con aceite del bueno, troceo sandía y lavo unas cerezas… Tú, Colacao. Yo café…

Al terminar, me tiro en plancha en la cama, aún deshecha, para leer en el móvil las noticias y los whatsapp, tú haces lo propio…

Todavía tenemos en la memoria las imágenes de anoche y sobre la mesilla los objetos de nuestro desatino, nos miramos y nos reímos… Tú me reprendes con la mirada y te llevas el dedo a los labios pidiéndome silencio, pero con esa mirada pícara de quien sabe que ha hecho algo prohibido…

—¿Hay algo prohibido en el amor…?—

Nos partimos de risa y nos besamos con ternura. Vuelvo a notar la suavidad lúbrica de tu piel, desde tus muslos a tu cuello, desde tus senos a tu seno…

Querría estar acariciándote hasta el final de los tiempos…

Y te sigo besando y me pides no sé qué, empujando suavemente mi cabeza hacia tu vientre…

Yo lo adivino y te complazco y te enloquezco y me entretengo donde sé que debo hacerlo y te muerdo despacito en cada pliegue y acaricio cada rincón, cada hueco, cada dulce recoveco…

Ahora me detienes, tomando entre tus manos el cabello de mis sienes que palpitan desbocadas, que no quisieran detenerse pero que saben hacerlo por complacerte…

Entonces te interrogo con una mirada y una pícara sonrisa, tú alargas la mano y recuperas los dos frutos anaranjados que anoche habíamos usado y me los das y, con la boca abierta de deseo, me miras y me dices un sí, señalando con tus ojos el lugar de su destino. Como un niño obediente, realizo mi trabajo con mi boca, con mis manos, con mi lengua, con mis dedos…

Como me pides más, te propongo otro elemento, aquel más verde y grueso al que anoche renunciamos dejándolo en el suelo…

Lo recupero y lo limpio, introduciéndolo en mi boca justo hasta donde puedo… y tú me dices que no con la cabeza, pero me muestras el sendero que debo recorrer muy despacio y con esmero…

Vas conduciendo mi mano y vas gimiendo suave y yo me muero…

Cual su naturaleza requiere, les hace falta riego y yo me ofrezco a bridárselo y los riego. Tú tiemblas en ese preciso momento, con todos los artefactos en el fondo de tu cuerpo, sintiéndote regada en tu piel, en tu boca y en tu pelo, húmeda la almohada y arrugada por la presión de tus manos al hacerlo…

Te relajas y te beso y sonríes y te quiero.


El Perurena


El toque de humor de Manolo Royo.








Viñeta de Manolo Royo















Carta de Hollman Barrero a La Revista de Todos.





Mi estimada Eva:

Aún no olvido aquellas palabras que no sabría porque curiosa razón hizo resonancia en mi corazón. Fue en ese entonces cuando recién haberte conocido te pregunté:

—¿Eres escritora?—

 Y causándome una curiosa fascinación tu elocuente y sabia respuesta no se dejó esperar:

 —Soy una persona a quien le gusta jugar con las palabras—

Jugar con las palabras...jugar con las palabras...jugar con las palabras...resonaron suave y sutilmente estas palabras en mi interior; y más tarde lo harían con más fuerza y de una manera más consciente e incluso más sugerente y sostenida.

También más tarde esta misma resonancia se constituiría en una llave; llave que me permitiría abrir una puerta; una puerta en la que hoy conforma un elemento esencial en mi manera personal no solo de ver las cosas sino de expresarme y, ¿por qué no de Ser? —Ser a través de la escritura—.

Escribir siempre nos debe divertir. Nos debe deleitar. De lo contrario, ¿cómo esperamos que quienes se atrevan a leernos, lo hagan? Premisa elemental pero esencial: Si te deleitas, puedes deleitar.

Aprendí entonces a divertirme y deleitarme desbaratando, descomponiendo y desarmando las palabras en fonemas para luego recomponerlas en nuevas palabras y expresiones; en palabras y expresiones ya existentes y conocidas, pero con un nuevo sentido. Por supuesto teniendo en todo esto siempre una gran coherencia; y vaya con esto si se genera... ¡Tremendo y profundo sentido y coherencia!

Por este motivo cuando hoy en día a alguien se le ocurre preguntarme:

—¿Eres escritor? ¿Eres poeta?—

Mi respuesta no se hace esperar. Como bien dice una amiga escritora española:
—Tan sólo soy una persona a quien le gusta jugar con las palabras—.

Pero toda esta manera de ver y de expresar las cosas no hubieran tenido la misma resonancia ni trascendencia de no ser por un espacio adecuado y diseñado para esto: La Revista de Todos.

Hoy cuando siete lunas iluminan la senda de “tu hija” no puedo más que agradecerte me hayas permitido compartir, crecer y haber hecho parte de este bello y acogedor espacio a lo largo de gran parte de este tiempo. 

La Revista de Todos es un espacio que entre Relatos, cartas, poemas y viñetas nos permite movernos con entera libertad de expresión dentro de un marco de respeto mutuo no solo hacia nosotros, sino hacia las letras mismas.

 En pocas palabras y por, sobre todo, nos permite... ¡Ser!, ser a través de las letras.
Felicidades, Eva por tu acertada... estratégica y diligente dirección.


Con todo mi cariño,
¡Feliz aniversario!



Hollman Barrero

Cantos y susurros







Entonces el silencio se hizo susurro
y el susurro se hizo canto;
buscaba y buscaba tu encanto...
hallaba y hallaba sin apuro.

Primero ocurre un sentimiento
desprendido del corazón;
y luego con razón o sin razón
va apareciendo el pensamiento.

Mientras en los confines de un papel
mi pluma suave se deslizaba;
entonces las palabras asomaban
una a una cual agradable vergel.

Cuando unas así germinaban
las otras así ya florecían;
y una a una y poco a poco yo veía
como a su manera se expresaban.

Y cada palabra en gestación
va aportando precisa tonada
cual magia aparece de la nada
bella y expresiva canción.

Luego se van sugiriendo versos
algunos de ellos muy dispares;
y los otros formando sus pares,
pero todos surgiendo inmensos.

Tan solo queda por armar
cual rompecabezas gramatical
signo y palabra apropiada
y cada verso en su lugar.

Cuando se trata así de componer,
cierto es: hay algo de inspiración;
como cierto también: de transpiración;
ésta es pues, mi manera de proceder.



Hollman Barrero



Carta de Carlos Molina para la Revista de Todos

San José, Costa Rica

Querida Eva:

¿Qué puedo decir sobre la oportunidad brindada además de un sincero agradecimiento y un enorme abrazo? No creo que más, pero sigo intentando. Cuando nos conocimos por primera vez hace siete años, yo trataba de colocar mis textos en Amazon (proyecto que se deberá transformar en otra cosa) y te aproximaste a mi con la idea de participar en la revista. A pesar de que mi estilo no concuerda con los objetivos de la revista, has aceptado lo que he escrito sin muchos contratiempos y por eso estoy agradecido.

La Revista de Todos es de cada uno de los que realiza aportes en ella, esto es lo que la hace especial. Sin embargo, conforme la tecnología se mueve de nuevo hacia una percepción más gráfica de las cosas, leer se vuelve un reto para las nuevas generaciones. Así que, si no es molestia hacer la sugerencia, dada la enorme habilidad que posees para llevar a cabo presentaciones de video se podría añadir un par de vídeos estilo "audible" para un par de historias, con una animación menor; para aumentar la cantidad de público curioso e invitarlos a leer el contenido.

Bueno, al menos voy a hacerte caso. A partir de esta entrega voy a entregar algo más relacionado a tiempos modernos. A diferencia de los extractos de la Guerra del Borde Interno y de la Familia Helviana (el cual espero retomar en algún momento) no poseerá elementos fantásticos excesivos, pero que se puede decir, todos nuestros trabajos son de ficción.

Sinceramente espero que la Revista de Todos corra su turno por muchos años más, así como pueda servir de plataforma para los proyectos de todos. Y de nuevo gracias.

Se despide:




















Carlos A. Molina Velázquez


WolfWE. Aldus I. El reencuentro en Islands Restaurant.

Islands Restaurant, La Jolla.
San Diego, California.
EE. UU.
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Ella dijo que venía a las ocho de la noche. ¿Por qué todavía no ha llegado?
En una esquina del restaurante, en una mesa para dos personas, un hombre esperaba con impaciencia mientras quebraba las tiras de pan que le dieron una por una. El televisor frente a él daba la hora, eran veinte minutos por encima de las ocho. Él trataba de mantener la calma, pero la impaciencia lo consumía. Siempre se ponía nervioso en estas situaciones.
-¿Desea ordenar, señor?
-No. En cuanto llegue mi cita ordenaremos.
-Muy bien, señor. Sin embargo le recuerdo que cerramos la cocina en una hora, señor.
Él se sorprendió, volvió a ver el televisor y confirmó que eran las ocho treinta.
-Esta bien. Quiero una hamburguesa Hula y unas papas fritas con queso cheddar.
-Y para mi una ensalada de pollo a la plancha y un fresco de limonada con yerbabuena.
-Muy bien, traeré sus órdenes cuanto antes. Buenas noches, señores.
-Gracias a usted, señorita.
Su cita no le dio tiempo siquiera de pararse para recibirla, tomó asiento frente a él y calmó su respiración.
-Casi no llegas, Berly.
-El estúpido que me trajo se perdió. ¿Cómo es que en esta era de teléfonos inteligentes, localización por satélite y servicio en línea, alguien se pueda perder?
-Puede pasar.
-Estamos en una esquina, Aldus. Dio vueltas por la esquina equivocada cinco minutos.
-Cálmate, Berly. Ya llegaste. No pasa nada.
Ella le hizo caso, tomó un largo respiro y lo terminó con una sonrisa.
-¿Desde hace cuanto no nos vemos, Aldus?
-Tenemos tres años de no vernos. Desde esa Navidad hace tres años.
-Serían tres años y medio, más o menos. ¿Dime Aldus, qué has hecho en estos años?
-Bueno, después de que nos despedimos me llamaron de NOAH (Pro Wrestling NOAH). Así que como lo había perdido todo, pensé que lo mejor era cambiar de ambiente y pasé dos años en Japón.
-¿Y qué pasó con la RoC (Ring of Champions Wrestling Entertainment)?
-Me ofrecieron una suma ridícula para volver, lo han hecho desde que me fui, pero no voy a volver.
-¿Por qué no? Pensé que te gustaba trabajar con esa empresa.
-Volvieron a contratar a Zek ese enero.

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La sonrisa de la mujer desapareció al escuchar ese nombre. Como en ese momento llegaron las papas fritas, ella tomó el tenedor de su puesto y comenzó a devorarlas con evidentes nervios.
-Berly, son mis papas.
-¡Perdón!
-Es broma, toma las que quieras.
Ambos guardaron silencio. Pero cuando terminaron sus diferentes platos, Aldus consideró que era hora de que ambos enfrentaran ese asunto.
-Todavía te pone los nervios de punta su nombre.
-Ese maldito se puede ir al infierno. Que lo perdone Dios, porque no lo voy a perdonar, nunca.
-Zek tiene muchas cosas malas, Berly. Pero la verdad, creo que le estás dando demasiada importancia.
-Sólo una cosa buena salió de mi maldita relación con ese estúpido. ¡Tú!
De nuevo ambos guardaron silencio y evitaron mirarse. Estaban visiblemente apenados por la confesión de la muchacha. Pero de nuevo la camarera interrumpió el incómodo momento al hacer su trabajo.
-Puedo retirar los platos. ¿Van a pedir postres?
-Claro. ¿Cuáles son los postres en el menú?
-Sólo nos queda pastel de queso con frambuesas, flan de coco, helado de vainilla y tiramizú
-¿Quiero un tiramizu?
-¿Me puede dar el pastel de queso con frambuesas caliente con helados encima?
-Claro, señor.
-¿Siempre te ha gustado comer, no es así Aldus?
-No puedo evitarlo. Conoces muy bien mi empleo. No te preocupes, hago pesas una hora y aeróbicos otra para mantenerme en forma, así que no me pasará nada. Pero no me has dicho aún que has hecho todo este tiempo.
-Bueno... -exclamó ella con mucha pena. -La gira mundial del Gran Samarkand fue un éxito, estuve un año con el equipo y fue maravilloso. Pero, lamentablemente las cosas buenas llegan a su fin. Cuando nos preparábamos para la segunda temporada él decidió retirarse del escenario y todos nos quedamos sin trabajo. Pasé una temporada en Europa, hasta que uno de los productores de la gira me trajo de regreso a California. He tenido dos papeles menores en películas de bajo presupuesto y acabo de terminar el rodaje de la primera temporada de una serie de ciencia ficción.
-¡En serio! Es fantástico. Te ha ido muy bien.
-No tanto. Sólo aparezco como en dos capítulos de la serie. Ni siquiera soy un personaje importante. Sólo me contrataron porque era alta.
-Eso es mejor que nada. Mucha gente daría lo que fuera por ser parte de Hollywood. Es un gran primer paso.
-¡Espero! La serie va a salir al aire en el último cuarto. Son trece episodios.
-¿Y cómo se llama para verla?
-No estoy segura...
-¿Trabajas en una serie de televisión y no sabes su nombre?
-Te dije que era un papel pequeño. Era tan pequeño que no lo recuerdo, pero si recuerdo el pago.
Conforme llegaron los postres, ambos comieron mientras continuaban su conversación.
-¿Y continúas luchando en Japón?
-No. Cuando expiró mi contrato de dos años, me pasé a la CLAA (Consejo de Lucha, Asistencia y Asesoría).
-Un momento. ¿Eso es en México, verdad?
-Si, esa promoción de lucha es mexicana.
-¿Eso quiere decir que te están dejando ver a tu hija?
-¡Correcto!
-Me encantaría verla. Debe estar enorme.
-Ya tiene cinco años. Por cierto, tengo la custodia por esta semana. Está en el apartamento.
-En serio. ¿Puedo verla?
-Claro. Estamos a veinte minutos caminando. Debe estar jugando.
-¿No la dejaste sola, verdad?
-¡No! La está cuidando una amiga en el apartamento contiguo.
-¿Quién? ¿La conozco?
-Claro que si. Keiko la está cuidando.
Berly respiró tranquila al escuchar el nombre. Aldus aprovechó la pausa para pedir la cuenta.
-¿Cómo estuvo todo, señores?
-Estuvo delicioso, señorita.
-¿Todo en una misma cuenta?
-¡Cuentas separadas!
-Entonces, pueden pagar en la caja. Pasen una feliz noche.
Ambos pagaron por separado y dejaron una generosa propina a la camarera por sus servicios. Como la noche era fresca y seca, Aldus tomó de la mano a Berly y ella se dejó guiar por él.
-Cinco años. Ya tiene cinco años. ¿Y pudieron decidir el nombre?
-Si. Ahora se llama Sirena Espinela Rodríguez de la Piedra en México, y Sirene Sunden en EE. UU.
-Me alegra. Sirene es muy bonito nombre. ¿Y cómo te ha ido a ti? ¿Tienes pareja?
-No, nada formal. Sigo soltero.
Ella se alegró al escuchar esa noticia, sujetó su mano con firmeza y la acarició con su dedo pulgar .
-Yo tampoco he tenido nada formal en estos años. ¿Todavía recuerdas la noche de Navidad en que nos despedimos?
-Todas los días...
A Berly se le subieron los colores al rostro, eso le provocó a Aldus una leve carcajada. Ambos guardaron un incómodo silencio por el resto de su caminata. Pero tal como lo dijo, en veinte minutos llegaron a la Villa La Joya Palms, un conjunto de edificios de apartamentos que también funcionaban como casas. Ellos entraron a uno de los edificios, él sacó la tarjeta, activó el elevador y ambos ingresaron. Cuando se confirmó que era el último piso, él la tomó de las manos y la acorraló contra la pared del elevador.

Berly: ¿Todavía recuerdas la noche de Navidad que nos despedimos?
Aldus: Todos los días... y todas las noches.
-... y todas las noches.
Aldus se atrevió a besarla, ella no lo rechazó. Tres años de sentimientos reprimdos, tres años de deseo se liberaron todos en ese beso. Ambos se abrazaron, sus brazos no se detuvieron y exploraron cada uno de sus cuerpos. Conforme intentaban con torpeza de liberarse de la ropa que los separaba, ellos exploraron a profundidad cada parte que podían liberar. Ella acarició su pecho bien formado, él mordió su cuello levemente, ella deslizó sus manos hacia su cinturón, él liberó el seguro de su sostén y acarició sus senos.
En cuanto se abrió la puerta del elevador, ambos agradecieron no ver a nadie a la vista. Conforme ella deslizaba sus manos hacia su trasero, él pellizcó uno de sus pezones, ella liberó un delicioso gemido que lo excitó. Conforme ella perdía sus manos entre sus piernas, él sacó la tarjeta de su apartamento y a duras penas abrió la puerta. Pero en el instante en que sus pantalones cayeron al suelo, una voz femenina e infantil lo recibió desde el interior.
-Buenas noches, Aldus. No pensé que estarías ocupado, pillín.
La piel se le erizó a Aldus. Ambos se detuvieron, volvieron la vista y notaron a la chiquilla vestida de lolita gótica, que con su pesado maquillaje sonrió maliciosa por el efecto esperado que su voz produjo en los amantes.


Carlos A. Molina Velázquez

Carta de Carmen Andújar Zorrilla para La Revista de Todos.


Para mí, la verdad es que encuentro que cualquier persona que realice un trabajo como el de sacar una revista digital, y más de literatura, merece mi homenaje. Es muy difícil y sobre todo hacer que esta dure ya siete años. Es una oportunidad para muchos escritores que quieren expresarse y presentar sus escritos, sean de poesía o relatos al público. Creo que es un trabajo titánico en especial para los que lleváis el peso de la misma, la directora, el padrino y la madrina. Cuesta de montar una revista como esta y más hacerla durar en el tiempo.

A parte de los relatos, lo que más me gusta de ella son las entrevistas, que están muy bien diseñadas y son muy interesantes, ante todo por el trabajo de búsqueda para encontrar a buenos escritores que se presten a ello. Me encantó la entrevista a Teresa Viejo.

Una de las cosas que al principio me llamaron la atención fueron las viñetas de Manolo Royo, las veía como algo fuera de lugar; pero al final pensé que tanto el cómic, o las tiras cómicas son tan literarias como todo lo demás, y ahora casi es lo primero que busco para hacer mis comentarios.

También me sorprende la cantidad de estilos que encontramos en los relatos, eso hace enriquecer la revista, no la convierte en monótona y siempre es un aprendizaje para todos. Relatos, poesías y por supuesto los episodios de una novela como Giselle —que espero siempre con ganas el siguiente capítulo en cada revista—, son un cóctel que va dando calidad a este proyecto.
 
Así que Eva, te doy la enhorabuena por estos siete años de revista, y espero que dure otros siete más..










Carmen Andújar



Amor inter espacial


Año 2122, los viajes a las colonias de Marte se han incrementado en los últimos años, desde el 2050 que llegó la primera colonia, las cosas mejoraron mucho. Hay verdaderas ciudades donde se puede respirar como en la tierra, y todos los recorridos de una ciudad a otra se realizan por unos tubos que se conectan, así que el peligro es mínimo. También es reconocible que viven habitantes de otros planetas fuera de nuestra galaxia, detectados en las primeras décadas del siglo veintiuno; aunque hasta el 2080 no se tuvieron datos certeros al menos de dos de ellos, el planeta G-127 y el planeta Y-222. Precisamente se descubrió vida en el primero, seres algo parecidos a nosotros, muy buena gente, la única diferencia es que no tenían pelo en ninguna parte y que los órganos sexuales se situaban en la espalda, curioso; pero era así, por lo demás decían que eran muy atractivos, sobre todo porque sus enormes ojos, casi todos de color azul y verde. Después de las primeras comunicaciones, decidieron acercarse primero a las colonias de Marte y allí las cosas fueron tan bien que algunos se quedaron. Podían respirar tanto dentro como fuera de las ciudades, lo que facilitaba los arreglos de cualquier rotura o fuga fuera de la colonia.

A mí la verdad es que nunca me atrajo irme a esas colonias, me encontraba bien en la tierra; pero desde que murió Cris, nada me importaba, ni nadie me retenía aquí. Así que decidí apuntarme a uno de esos viajes ínter espaciales con un trabajo de informático, muy cotizados en ese lejano lugar...

El viaje fue alucinante, sobre todo cuando vi la tierra tan redonda y pequeña desde el espacio. Ahora los viajes se hacían en un día no como al principio que se tardaba un mes. Cuando llegué, nos recogieron y llevaron a nuestras nuevas viviendas. No se parecía nada a las de la tierra, el metal y la curva ganaba a la recta.

Cada vivienda disponía de lo necesario, cocina, un pequeño comedor, una habitación y un baño. Me instalé y al día siguiente me dirigí a mi nuevo trabajo. Para el transporte cogí lo que llamaban lanzaderas sobre raíles, en forma de supositorio, muy parecidos a los autobuses terrícolas, levitaban sobre ellos y en cuestión de pocos minutos te llevaban a tu destino, en mi caso un edificio en forma tubular de unos cincuenta pisos, daba un poco de vértigo la verdad, menos mal que yo me quedaba por la mitad, que ya estaba bien. Unos tipos bastante altos se presentaron como mis jefes de zona, y me dieron la bienvenida llevándome a mi mesa, allí me enseñaron mi ordenador que a simple vista no se veía, sin embargo, al mover las manos en diferentes direcciones te aparecía una pantalla holográfica al igual que un teclado para poder escribir. Mi misión consistía en la realización de estadísticas sobre los habitantes de las colonias, sus aficiones, comidas, etc. Todo ello servía para que el gobierno de allí pudiera mejorar la vida en las ciudades.

En uno de los descansos paseé un poco por toda la sala y descubrí también trabajando un ser del planeta G-127, eran tal como me habían dicho, del género femenino, lo sé porque era un poco más bajita que los masculinos, iba con una especie de uniforme azul y plateado que le hacían juego con sus enormes ojos y largas pestañas. No me pude estar, la saludé y me presenté. Si, ya sé que pensaréis, con todos los terrícolas que había; pero la verdad es que llamaba la atención. Se veía buena persona y al cabo de un par de meses ya habíamos congeniado; aunque ella vivía por otra zona, a veces nos quedábamos hablando un poco más o íbamos a algún bar de alrededor, —que no se diferenciaba de los de la tierra mucho, solo en el material que estaba construido— hasta que un día le propuse que viniera a mi apartamento, y la verdad es que me dijo rápidamente que sí.

En el apartamento no disponía de mucha comida ni bebida, ella con mucha sinceridad me sugirió que no le importaba, supongo que ya sabía a lo que venía. Aunque deseaba besarla no sabía si a ella le gustaría; pero fue la primera en lanzarse y llevar la iniciativa, me llevó las manos hacia sus zonas erógenas, la boca, la barriga. Tenía unos pechos muy pequeños y no  le gustaba que se los tocara, hasta que al final se dio la vuelta y  en la zona baja de la espalda, —sin llegar a nuestro culo, ella no tenía la división, solo más abajo se observaba una pequeña abertura donde se dividían las piernas— allí estaba situado un agujero, monté sobre su espalda y introduje mi miembro en él, enseguida noté como se abría y se cerraba una especie de músculo que me hizo vibrar de placer, hasta que los dos llegamos al éxtasis, fue maravilloso y largo, nunca tuve un orgasmo tan prolongado.

Desde entonces nuestros encuentros fueron constantes, hasta que ella decidió venirse a vivir conmigo. Nunca he deseado regresar a la tierra, aquí lo tengo todo, ¡ah! y hemos tenido un hijo, una mezcla preciosa de los dos; pero con un pene igual que el de su padre, en eso si se parecía a mí.




Carmen Andújar Zorrilla.


Carta de Pilar Alonso de Pedro a La Revista de Todos.


Llevó poco tiempo conociendo “La revista de todos “. La conocí a través de Eva Maria Maisanava Trobo, la directora de la revista. He podido comprobar que es una revista llena de humanidad, ilusión, dinamismo y sobre todo con muchas ganas de compartir. Pedí permiso a Eva para poder participar en el VII Aniversario de esa gran revista, quiero poder poner mi pequeño granito de ilusión. Gracias por dejar expresar mi relato.

¿Cómo es Eva?

Nuestra relación surgió por casualidad, ella llevaba unos días siguiendo mi página de Mpili escritora, pero no le había dado mucha importancia, era cierto que daba a me gusta, nunca me hacía ningún comentario, solo se limitaba a observarme. Un buen día yo estaba anunciándome para la feria de Literanía y ella me confirmo ese día que quería conocerme. Desde el minuto uno que la vi hubo entre nosotras mucha química y un respeto mutuo por nuestras letras.
Me encantó lo dicharachera que es, lo fresca en palabras. Lo fácil de entendimiento. Es directa sin tapujos, luchadora, merece que todos sus sueños se logren, me pidió participar en su gran aventura y por supuesto que lo haré, siempre que ella esté de acuerdo con mis letras.
Eva todo lo que esté en mi mano para poder ayudarte cuenta conmigo. Gracias por empezar a estar en mi vida.


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Pilar Alonso de Pedro

El susto


Al llegar a mí casa y precisamente en el momento de abrir la puerta, me vi salir. Intrigado, decidí seguirme.

Era raro la forma que baje aquellos cuatro escalones, mis pies parecían que flotaban en lugar de caminar.

Nunca quise bajar en aquel maldito ascensor que la mitad de las veces no funcionaba, siempre pensé hacer un poco de ejercicio bajando las escaleras, decían que eso alargaba la vida.

Luego ya una vez que me encontré en el umbral del portal quise observarme en aquel inmenso espejo que los vecinos habíamos colocado hace ya unos años.

Me resultó extraño, mi cuerpo no aparecía reflejado en aquel cristal, empecé a saltar, a gesticular con las manos, a sacar la lengua. Como siempre haciendo las payasadas habituales en mí y todo esto me alarmó mucho más, seguía sin verme. De repente observe que alguien bajaba por el ascensor y al girarme contemplé que allí enfrente de mí estaba mi vecino Andrés, eso me agradó, él me sacaría de aquella duda existencial que estaba teniendo en ese mismo momento.

Quise chocar las manos en forma de saludo, como era costumbre entre nosotros cada vez que nos veíamos. Fue imposible, ni siquiera hizo el gesto de saludarme, parecía ir embelesado.

Mira que le grite, pero él abrió la puerta de la calle y desapareció. 


Entonces decidí volver de nuevo al punto de partida, mi hogar. Ella, mi mujer me diría que estaba ocurriendo.

Ahora me encontraba acostado al otro lado de la habitación escuché como alguien me sacudía el hombro diciéndome:

—¡Cariño, cariño! ¿Qué te pasa?

Abrí los ojos y mire, mi cara estaba llena de lágrimas, ella me agarro muy fuerte.

—¿Estás bien?

Yo entonces no quise despegarme de su lado, de mis labios escuché un hilo de voz:

—¡Estoy vivo!—



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