Año
2122, los viajes a las colonias de Marte se han incrementado en los últimos
años, desde el 2050 que llegó la primera colonia, las cosas mejoraron mucho.
Hay verdaderas ciudades donde se puede respirar como en la tierra, y todos los
recorridos de una ciudad a otra se realizan por unos tubos que se conectan, así
que el peligro es mínimo. También es reconocible que viven habitantes de otros
planetas fuera de nuestra galaxia, detectados en las primeras décadas del siglo
veintiuno; aunque hasta el 2080 no se tuvieron datos certeros al menos de dos
de ellos, el planeta G-127 y el planeta Y-222. Precisamente se descubrió vida
en el primero, seres algo parecidos a nosotros, muy buena gente, la única
diferencia es que no tenían pelo en ninguna parte y que los órganos sexuales se
situaban en la espalda, curioso; pero era así, por lo demás decían que eran muy
atractivos, sobre todo porque sus enormes ojos, casi todos de color azul y
verde. Después de las primeras comunicaciones, decidieron acercarse primero a
las colonias de Marte y allí las cosas fueron tan bien que algunos se quedaron.
Podían respirar tanto dentro como fuera de las ciudades, lo que facilitaba los
arreglos de cualquier rotura o fuga fuera de la colonia.
A
mí la verdad es que nunca me atrajo irme a esas colonias, me encontraba bien en
la tierra; pero desde que murió Cris, nada me importaba, ni nadie me retenía
aquí. Así que decidí apuntarme a uno de esos viajes ínter espaciales con un
trabajo de informático, muy cotizados en ese lejano lugar...
El
viaje fue alucinante, sobre todo cuando vi la tierra tan redonda y pequeña
desde el espacio. Ahora los viajes se hacían en un día no como al principio que
se tardaba un mes. Cuando llegué, nos recogieron y llevaron a nuestras nuevas
viviendas. No se parecía nada a las de la tierra, el metal y la curva ganaba a
la recta.
Cada
vivienda disponía de lo necesario, cocina, un pequeño comedor, una habitación y
un baño. Me instalé y al día siguiente me dirigí a mi nuevo trabajo. Para el transporte
cogí lo que llamaban lanzaderas sobre raíles, en forma de supositorio, muy
parecidos a los autobuses terrícolas, levitaban sobre ellos y en cuestión de
pocos minutos te llevaban a tu destino, en mi caso un edificio en forma tubular
de unos cincuenta pisos, daba un poco de vértigo la verdad, menos mal que yo me
quedaba por la mitad, que ya estaba bien. Unos tipos bastante altos se
presentaron como mis jefes de zona, y me dieron la bienvenida llevándome a mi
mesa, allí me enseñaron mi ordenador que a simple vista no se veía, sin embargo,
al mover las manos en diferentes direcciones te aparecía una pantalla
holográfica al igual que un teclado para poder escribir. Mi misión consistía en
la realización de estadísticas sobre los habitantes de las colonias, sus
aficiones, comidas, etc. Todo ello servía para que el gobierno de allí pudiera
mejorar la vida en las ciudades.
En
uno de los descansos paseé un poco por toda la sala y descubrí también
trabajando un ser del planeta G-127, eran tal como me habían dicho, del género
femenino, lo sé porque era un poco más bajita que los masculinos, iba con una
especie de uniforme azul y plateado que le hacían juego con sus enormes ojos y
largas pestañas. No me pude estar, la saludé y me presenté. Si, ya sé que
pensaréis, con todos los terrícolas que había; pero la verdad es que llamaba la
atención. Se veía buena persona y al cabo de un par de meses ya habíamos
congeniado; aunque ella vivía por otra zona, a veces nos quedábamos hablando un
poco más o íbamos a algún bar de alrededor, —que no se diferenciaba de los de
la tierra mucho, solo en el material que estaba construido— hasta que un día le
propuse que viniera a mi apartamento, y la verdad es que me dijo rápidamente
que sí.
En
el apartamento no disponía de mucha comida ni bebida, ella con mucha sinceridad
me sugirió que no le importaba, supongo que ya sabía a lo que venía. Aunque
deseaba besarla no sabía si a ella le gustaría; pero fue la primera en lanzarse
y llevar la iniciativa, me llevó las manos hacia sus zonas erógenas, la boca,
la barriga. Tenía unos pechos muy pequeños y no
le gustaba que se los tocara, hasta que al final se dio la vuelta y en la zona baja de la espalda, —sin llegar a
nuestro culo, ella no tenía la división, solo más abajo se observaba una
pequeña abertura donde se dividían las piernas— allí estaba situado un agujero,
monté sobre su espalda y introduje mi miembro en él, enseguida noté como se
abría y se cerraba una especie de músculo que me hizo vibrar de placer, hasta
que los dos llegamos al éxtasis, fue maravilloso y largo, nunca tuve un orgasmo
tan prolongado.
Desde
entonces nuestros encuentros fueron constantes, hasta que ella decidió venirse
a vivir conmigo. Nunca he deseado regresar a la tierra, aquí lo tengo todo,
¡ah! y hemos tenido un hijo, una mezcla preciosa de los dos; pero con un pene
igual que el de su padre, en eso si se parecía a mí.
Carmen Andújar Zorrilla.
Enhorabuena Carmen Andújar, me has hecho alucinar con ese ser inter espacial. Te confieso que yo no soy guerrera del espacio, pero tengo a mi lado a un fanático de galaxias y he disfrutado con este relato tuyo.Excelente.Un abrazo
ResponderEliminarMe gustó. El Amor gana en cualquier lugar.
ResponderEliminarUn besito grande.
Lolotónico
Manuel Barranco Roda
Muchas gracias Mpiliescritora, quién sabe si hay otros seres por ahí que nos observan y son más atractivos. que nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre es interesante dejar volar la imaginación para llevarla a otros sitios, conocer otras razas y bueno, aumentar el linaje genético. Después de todo, venimos del mismo sitio. Muy bueno Carmen.
ResponderEliminarEres muy valiente al cambiar de tema y estilo en tu escritura.
ResponderEliminarEsta vez me has sorprendido por lo arriesgado y fantasioso. Debo admitir, que me gustan más tus anteriores relatos, pues con este no te identifico, pero de todas formas te felicito porque has conseguido sabiamente salir de tu zona de confort atreviendote a escribir algo tan diferente.
Enhorabuena!
Espero que la revista continue, después de la pausa, para seguir disfrutando con tus escritos.
Un abrazo
Rocío
Gracias Somet, desde luego la imaginación es imprescindible para escribir, y aquí la he dejado volar bastante.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Rocio, bueno como dices tú siempre es bueno arriesgarse. Ya he escrito con este estilo, de hecho tengo un libro tipo fantástico.
ResponderEliminarUn abrazo