miércoles, 22 de enero de 2014

La última tarde



Eran los últimos  caracoles que comería en su vida. Estaba atrapado en los silencios de la vida y sentía una felicidad extraña, la de la última voluntad.

Ese excelente olor no casaba con esa habitación, llena de silencio, de almas derrotadas a su alrededor.

Temblaba el cielo, las lágrimas saltaban hacia dentro y el murmullo de un adiós silbaba en la ventana. 
Se moría el Sol.

Comió, comió hasta hartarse, mientras el dolor  se hacía intenso y fuerte, su  alma se descosía poco a poco de su piel, se desgarraban los recuerdos  y los sueños se quedaban tumbados en su estómago.

Pasó la tarde, lloró, casi hasta vaciar su alma. La luna empezaba a nacer.
Silbó el viento y  su cuerpo se quedó vacío, subieron las nubes por su cama y el cielo vino a buscarlo.

©Jose González

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermoso relato!, lo disfrutè, se identifica mucho con mi forma de redactar. Corto, preciso, conciso, con ideas secuenciales y a pesar de ser de contenido triste y tràgico como todo lo que deja la muerte, se expresa con una sutil elegancia. Felicitaciones.

Trina Leè de Hidalgo

Somet dijo...

Bueno. La muerte por caracoles no viene por la intoxicación propiamente, pero siempre ha sido el deseo del ser humano saber que pasa después, al dar el paso. Gracias Jose por tus palabras..

Faustino Cuadrado dijo...

Es el último momento del último suspiro. Intenso final el que nos propones. Un saludo

Unknown dijo...

Si yo muriese ahora pediría unos caracoles y una copa de vino. Sentiría ascender la noche por los resquicios de la estancia y, dormiría, con la idea fija de lo que quiero soñar… si pudiese claro decidir conforme a mis últimos momentos… gracias por compartir…

Juan M Flores dijo...

La muerte es siempre un misterio, a veces da tiempo de despedirse otras, simplemente llega y se lleva a la persona, la he visito en esos dos momentos, por desgracia no he visto que sea en completa calma, buen relato, definitivamente me deja pensando como quisiera que me llevara, saludos!

Juanje Gonzalez Malmierca dijo...

Simplemente, buenísimo!!!!

Efrain dijo...

Profundo relato sobre esos últimos momentos de nuestras vidas, disfrutando su ultima voluntad, esperando entre lagrimas la llegada inevitable de la muerte. Es excelente.

María José Cabuchola dijo...

Me ha dado hambre.

Que el cielo nos pille saciados.

Amén.


María José Cabuchola Macario

P.D. Estoy de broma. Je, je, je. Es que me ha gustado mucho, ¡caracoles!

Anónimo dijo...

Genial.
Cristian.

Jose-divi dijo...

Muchas gracias Trina me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo

Jose-divi dijo...

Gracias Carlos por tu comentario

Jose-divi dijo...

Toda la vida es una intensidad, Gracias Faustino. Un abrazo

Jose-divi dijo...

Me gustó mucho tu comentario Antonio. Un abrazo

Jose-divi dijo...

Muchas gracias Juan, la vida es así, efímera y pasajera. Un abrazo

Jose-divi dijo...

Muchas gracias brother. TQ

Jose-divi dijo...

Me alegro que te gustara Efrain, está basado en un hecho real que se me quedó grabado. Un abrazo

Jose-divi dijo...

Jeje Gracias María.

Jose-divi dijo...

gracias Cristian.

Juan dijo...

Triste pero muy bello. Te felicito por tu texto, compañero. Un abrazo.

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