San Diego,
California.
EE. UU.
Ella dijo que
venía a las ocho de la noche. ¿Por qué todavía no ha llegado?
En una esquina del
restaurante, en una mesa para dos personas, un hombre esperaba con
impaciencia mientras quebraba las tiras de pan que le dieron una por
una. El televisor frente a él daba la hora, eran veinte minutos por
encima de las ocho. Él trataba de mantener la calma, pero la
impaciencia lo consumía. Siempre se ponía nervioso en estas
situaciones.
-¿Desea ordenar,
señor?
-No. En cuanto
llegue mi cita ordenaremos.
-Muy bien, señor.
Sin embargo le recuerdo que cerramos la cocina en una hora, señor.
Él se sorprendió,
volvió a ver el televisor y confirmó que eran las ocho treinta.
-Esta bien. Quiero
una hamburguesa Hula y unas papas fritas con queso cheddar.
-Y para mi una
ensalada de pollo a la plancha y un fresco de limonada con
yerbabuena.
-Muy bien, traeré
sus órdenes cuanto antes. Buenas noches, señores.
-Gracias a usted,
señorita.
Su cita no le dio
tiempo siquiera de pararse para recibirla, tomó asiento frente a él
y calmó su respiración.
-Casi no llegas,
Berly.
-El estúpido que me
trajo se perdió. ¿Cómo es que en esta era de teléfonos
inteligentes, localización por satélite y servicio en línea,
alguien se pueda perder?
-Puede pasar.
-Estamos en una
esquina, Aldus. Dio vueltas por la esquina equivocada cinco minutos.
-Cálmate, Berly. Ya
llegaste. No pasa nada.
Ella le hizo caso,
tomó un largo respiro y lo terminó con una sonrisa.
-¿Desde hace cuanto
no nos vemos, Aldus?
-Tenemos tres años
de no vernos. Desde esa Navidad hace tres años.
-Serían tres años
y medio, más o menos. ¿Dime Aldus, qué has hecho en estos años?
-Bueno, después de
que nos despedimos me llamaron de NOAH (Pro Wrestling NOAH). Así que como lo había
perdido todo, pensé que lo mejor era cambiar de ambiente y pasé dos
años en Japón.
-¿Y qué pasó con
la RoC (Ring of Champions Wrestling Entertainment)?
-Me ofrecieron una
suma ridícula para volver, lo han hecho desde que me fui, pero no
voy a volver.
-¿Por qué no?
Pensé que te gustaba trabajar con esa empresa.
-Volvieron a
contratar a Zek ese enero.
La sonrisa de la
mujer desapareció al escuchar ese nombre. Como en ese momento
llegaron las papas fritas, ella tomó el tenedor de su puesto y
comenzó a devorarlas con evidentes nervios.
-Berly, son mis
papas.
-¡Perdón!
-Es broma, toma las
que quieras.
Ambos guardaron
silencio. Pero cuando terminaron sus diferentes platos, Aldus
consideró que era hora de que ambos enfrentaran ese asunto.
-Todavía te pone
los nervios de punta su nombre.
-Ese maldito se
puede ir al infierno. Que lo perdone Dios, porque no lo
voy a perdonar, nunca.
-Zek tiene muchas
cosas malas, Berly. Pero la verdad, creo que le estás dando
demasiada importancia.
-Sólo una cosa
buena salió de mi maldita relación con ese estúpido. ¡Tú!
De nuevo ambos
guardaron silencio y evitaron mirarse. Estaban visiblemente apenados
por la confesión de la muchacha. Pero de nuevo la camarera
interrumpió el incómodo momento al hacer su trabajo.
-Puedo retirar los
platos. ¿Van a pedir postres?
-Claro. ¿Cuáles son los
postres en el menú?
-Sólo nos queda
pastel de queso con frambuesas, flan de coco, helado de vainilla y
tiramizú
-¿Quiero un
tiramizu?
-¿Me puede dar el
pastel de queso con frambuesas caliente con helados encima?
-Claro, señor.
-¿Siempre te ha
gustado comer, no es así Aldus?
-No puedo evitarlo.
Conoces muy bien mi empleo. No te preocupes, hago pesas una hora y
aeróbicos otra para mantenerme en forma, así que no me pasará
nada. Pero no me has dicho aún que has hecho todo este tiempo.
-Bueno... -exclamó
ella con mucha pena. -La gira mundial del Gran Samarkand fue
un éxito, estuve un año con el equipo y fue maravilloso. Pero,
lamentablemente las cosas buenas llegan a su fin. Cuando nos
preparábamos para la segunda temporada él decidió retirarse del
escenario y todos nos quedamos sin trabajo. Pasé una temporada en
Europa, hasta que uno de los productores de la gira me trajo de
regreso a California. He tenido dos papeles menores en películas de
bajo presupuesto y acabo de terminar el rodaje de la primera
temporada de una serie de ciencia ficción.
-¡En serio! Es
fantástico. Te ha ido muy bien.
-No tanto. Sólo
aparezco como en dos capítulos de la serie. Ni siquiera soy un
personaje importante. Sólo me contrataron porque era alta.
-Eso es mejor que
nada. Mucha gente daría lo que fuera por ser parte de Hollywood. Es
un gran primer paso.
-¡Espero! La serie
va a salir al aire en el último cuarto. Son trece episodios.
-¿Y cómo se llama
para verla?
-No estoy segura...
-¿Trabajas en
una serie de televisión y no sabes su nombre?
-Te dije que era un
papel pequeño. Era tan pequeño que
no lo recuerdo, pero si recuerdo el pago.
Conforme llegaron
los postres, ambos comieron mientras continuaban su conversación.
-¿Y continúas
luchando en Japón?
-No. Cuando expiró
mi contrato de dos años, me pasé a la CLAA (Consejo de Lucha, Asistencia y Asesoría).
-Un momento. ¿Eso
es en México, verdad?
-Si, esa promoción
de lucha es mexicana.
-¿Eso quiere decir
que te están dejando ver a tu hija?
-¡Correcto!
-Me encantaría
verla. Debe estar enorme.
-Ya tiene cinco
años. Por cierto, tengo la custodia por esta semana. Está en el
apartamento.
-En serio. ¿Puedo
verla?
-Claro. Estamos a
veinte minutos caminando. Debe estar jugando.
-¿No la dejaste sola,
verdad?
-¡No! La está
cuidando una amiga en el apartamento contiguo.
-¿Quién? ¿La
conozco?
-Claro que si. Keiko
la está cuidando.
Berly respiró
tranquila al escuchar el nombre. Aldus aprovechó la pausa para pedir la cuenta.
-¿Cómo estuvo
todo, señores?
-Estuvo delicioso, señorita.
-¿Todo en una misma
cuenta?
-¡Cuentas
separadas!
-Entonces, pueden
pagar en la caja. Pasen una feliz noche.
Ambos pagaron por
separado y dejaron una generosa propina a la camarera por sus
servicios. Como la noche era fresca y seca, Aldus tomó de la mano a
Berly y ella se dejó guiar por él.
-Cinco años. Ya
tiene cinco años. ¿Y pudieron decidir el nombre?
-Si. Ahora se llama
Sirena Espinela Rodríguez de la Piedra en México, y Sirene Sunden
en EE. UU.
-Me alegra. Sirene
es muy bonito nombre. ¿Y cómo te ha ido a ti? ¿Tienes pareja?
-No, nada formal.
Sigo soltero.
Ella se alegró al
escuchar esa noticia, sujetó su mano con firmeza y la acarició con
su dedo pulgar .
-Yo tampoco he
tenido nada formal en estos años. ¿Todavía recuerdas la noche de
Navidad en que nos despedimos?
-Todas los días...
A Berly se le
subieron los colores al rostro, eso le provocó a Aldus una leve
carcajada. Ambos guardaron un incómodo silencio por el resto de su
caminata. Pero tal como lo dijo, en veinte minutos llegaron a la
Villa La Joya Palms, un conjunto de edificios de apartamentos que
también funcionaban como casas. Ellos entraron a uno de los
edificios, él sacó la tarjeta, activó el elevador y ambos
ingresaron. Cuando se confirmó que era el último piso, él la tomó
de las manos y la acorraló contra la pared del elevador.
Berly: ¿Todavía recuerdas la noche de Navidad que nos despedimos? Aldus: Todos los días... y todas las noches. |
-... y todas las
noches.
Aldus se atrevió a
besarla, ella no lo rechazó. Tres años de sentimientos reprimdos,
tres años de deseo se liberaron todos en ese beso. Ambos se
abrazaron, sus brazos no se detuvieron y exploraron cada uno de sus
cuerpos. Conforme intentaban con torpeza de liberarse de la ropa que
los separaba, ellos exploraron a profundidad cada parte que podían
liberar. Ella acarició su pecho bien formado, él mordió su cuello
levemente, ella deslizó sus manos hacia su cinturón, él liberó el
seguro de su sostén y acarició sus senos.
En cuanto se abrió
la puerta del elevador, ambos agradecieron no ver a nadie a la vista.
Conforme ella deslizaba sus manos hacia su trasero, él pellizcó uno
de sus pezones, ella liberó un delicioso gemido que lo excitó.
Conforme ella perdía sus manos entre sus piernas, él sacó la
tarjeta de su apartamento y a duras penas abrió la puerta. Pero en
el instante en que sus pantalones cayeron al suelo, una voz femenina
e infantil lo recibió desde el interior.
-Buenas noches,
Aldus. No pensé que estarías ocupado, pillín.
La piel se le erizó
a Aldus. Ambos se detuvieron, volvieron la vista y notaron a la
chiquilla vestida de lolita gótica, que con su pesado maquillaje sonrió
maliciosa por el efecto esperado que su voz produjo en los amantes.
Carlos A. Molina Velázquez
Bonito relato, me ha encantado el clímax que das a cada momento,galante,educado con ese toque de picardía, muy bueno.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Esto es un relato que recogí de un especial de Navidad, parte de un reto de nuestra guía en la revista. De nuevo muy agradecido de sus palabras y de conocerla.
EliminarGracias Carmen. Esta forma de relato la había practicado con un amigo que me ayudó, controlar el relato más con el dialogo que con las descripciones. Es también parte del cambio para poner un relato más apegado a nuestro mundo. Tus palabras me alegran mucho. (y)
ResponderEliminarUn giro en tu forma de narrar y también en el inesperado desenlace.
ResponderEliminarMe parece diferente, esta aportación última tuya, a lo que nos tienes acostumbrados. Eso es bueno, en el sentido de no dejarse encorchetar en un mismo estilo.
Te has atrevido a hacer algo diferente y eso es de valorar.
Sigue sorprendiéndonos! Felicidades
Un abrazo
Rocío Ruiz
ResponderEliminarMe gustó. Interesante la forma en que desarrollas el relato.Es muy agradable tanto en su contenido como en su forma de expresión. Inicialmente un sostenido diálogo para luego terminar con un texto descriptivo. Y ese final estuvo genial.
Felicidades mi estimado Carlos