Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

viernes, 30 de agosto de 2019

WolfWE. Aldus I. El reencuentro en Islands Restaurant.

Islands Restaurant, La Jolla.
San Diego, California.
EE. UU.
Related image
Ella dijo que venía a las ocho de la noche. ¿Por qué todavía no ha llegado?
En una esquina del restaurante, en una mesa para dos personas, un hombre esperaba con impaciencia mientras quebraba las tiras de pan que le dieron una por una. El televisor frente a él daba la hora, eran veinte minutos por encima de las ocho. Él trataba de mantener la calma, pero la impaciencia lo consumía. Siempre se ponía nervioso en estas situaciones.
-¿Desea ordenar, señor?
-No. En cuanto llegue mi cita ordenaremos.
-Muy bien, señor. Sin embargo le recuerdo que cerramos la cocina en una hora, señor.
Él se sorprendió, volvió a ver el televisor y confirmó que eran las ocho treinta.
-Esta bien. Quiero una hamburguesa Hula y unas papas fritas con queso cheddar.
-Y para mi una ensalada de pollo a la plancha y un fresco de limonada con yerbabuena.
-Muy bien, traeré sus órdenes cuanto antes. Buenas noches, señores.
-Gracias a usted, señorita.
Su cita no le dio tiempo siquiera de pararse para recibirla, tomó asiento frente a él y calmó su respiración.
-Casi no llegas, Berly.
-El estúpido que me trajo se perdió. ¿Cómo es que en esta era de teléfonos inteligentes, localización por satélite y servicio en línea, alguien se pueda perder?
-Puede pasar.
-Estamos en una esquina, Aldus. Dio vueltas por la esquina equivocada cinco minutos.
-Cálmate, Berly. Ya llegaste. No pasa nada.
Ella le hizo caso, tomó un largo respiro y lo terminó con una sonrisa.
-¿Desde hace cuanto no nos vemos, Aldus?
-Tenemos tres años de no vernos. Desde esa Navidad hace tres años.
-Serían tres años y medio, más o menos. ¿Dime Aldus, qué has hecho en estos años?
-Bueno, después de que nos despedimos me llamaron de NOAH (Pro Wrestling NOAH). Así que como lo había perdido todo, pensé que lo mejor era cambiar de ambiente y pasé dos años en Japón.
-¿Y qué pasó con la RoC (Ring of Champions Wrestling Entertainment)?
-Me ofrecieron una suma ridícula para volver, lo han hecho desde que me fui, pero no voy a volver.
-¿Por qué no? Pensé que te gustaba trabajar con esa empresa.
-Volvieron a contratar a Zek ese enero.

Related image
La sonrisa de la mujer desapareció al escuchar ese nombre. Como en ese momento llegaron las papas fritas, ella tomó el tenedor de su puesto y comenzó a devorarlas con evidentes nervios.
-Berly, son mis papas.
-¡Perdón!
-Es broma, toma las que quieras.
Ambos guardaron silencio. Pero cuando terminaron sus diferentes platos, Aldus consideró que era hora de que ambos enfrentaran ese asunto.
-Todavía te pone los nervios de punta su nombre.
-Ese maldito se puede ir al infierno. Que lo perdone Dios, porque no lo voy a perdonar, nunca.
-Zek tiene muchas cosas malas, Berly. Pero la verdad, creo que le estás dando demasiada importancia.
-Sólo una cosa buena salió de mi maldita relación con ese estúpido. ¡Tú!
De nuevo ambos guardaron silencio y evitaron mirarse. Estaban visiblemente apenados por la confesión de la muchacha. Pero de nuevo la camarera interrumpió el incómodo momento al hacer su trabajo.
-Puedo retirar los platos. ¿Van a pedir postres?
-Claro. ¿Cuáles son los postres en el menú?
-Sólo nos queda pastel de queso con frambuesas, flan de coco, helado de vainilla y tiramizú
-¿Quiero un tiramizu?
-¿Me puede dar el pastel de queso con frambuesas caliente con helados encima?
-Claro, señor.
-¿Siempre te ha gustado comer, no es así Aldus?
-No puedo evitarlo. Conoces muy bien mi empleo. No te preocupes, hago pesas una hora y aeróbicos otra para mantenerme en forma, así que no me pasará nada. Pero no me has dicho aún que has hecho todo este tiempo.
-Bueno... -exclamó ella con mucha pena. -La gira mundial del Gran Samarkand fue un éxito, estuve un año con el equipo y fue maravilloso. Pero, lamentablemente las cosas buenas llegan a su fin. Cuando nos preparábamos para la segunda temporada él decidió retirarse del escenario y todos nos quedamos sin trabajo. Pasé una temporada en Europa, hasta que uno de los productores de la gira me trajo de regreso a California. He tenido dos papeles menores en películas de bajo presupuesto y acabo de terminar el rodaje de la primera temporada de una serie de ciencia ficción.
-¡En serio! Es fantástico. Te ha ido muy bien.
-No tanto. Sólo aparezco como en dos capítulos de la serie. Ni siquiera soy un personaje importante. Sólo me contrataron porque era alta.
-Eso es mejor que nada. Mucha gente daría lo que fuera por ser parte de Hollywood. Es un gran primer paso.
-¡Espero! La serie va a salir al aire en el último cuarto. Son trece episodios.
-¿Y cómo se llama para verla?
-No estoy segura...
-¿Trabajas en una serie de televisión y no sabes su nombre?
-Te dije que era un papel pequeño. Era tan pequeño que no lo recuerdo, pero si recuerdo el pago.
Conforme llegaron los postres, ambos comieron mientras continuaban su conversación.
-¿Y continúas luchando en Japón?
-No. Cuando expiró mi contrato de dos años, me pasé a la CLAA (Consejo de Lucha, Asistencia y Asesoría).
-Un momento. ¿Eso es en México, verdad?
-Si, esa promoción de lucha es mexicana.
-¿Eso quiere decir que te están dejando ver a tu hija?
-¡Correcto!
-Me encantaría verla. Debe estar enorme.
-Ya tiene cinco años. Por cierto, tengo la custodia por esta semana. Está en el apartamento.
-En serio. ¿Puedo verla?
-Claro. Estamos a veinte minutos caminando. Debe estar jugando.
-¿No la dejaste sola, verdad?
-¡No! La está cuidando una amiga en el apartamento contiguo.
-¿Quién? ¿La conozco?
-Claro que si. Keiko la está cuidando.
Berly respiró tranquila al escuchar el nombre. Aldus aprovechó la pausa para pedir la cuenta.
-¿Cómo estuvo todo, señores?
-Estuvo delicioso, señorita.
-¿Todo en una misma cuenta?
-¡Cuentas separadas!
-Entonces, pueden pagar en la caja. Pasen una feliz noche.
Ambos pagaron por separado y dejaron una generosa propina a la camarera por sus servicios. Como la noche era fresca y seca, Aldus tomó de la mano a Berly y ella se dejó guiar por él.
-Cinco años. Ya tiene cinco años. ¿Y pudieron decidir el nombre?
-Si. Ahora se llama Sirena Espinela Rodríguez de la Piedra en México, y Sirene Sunden en EE. UU.
-Me alegra. Sirene es muy bonito nombre. ¿Y cómo te ha ido a ti? ¿Tienes pareja?
-No, nada formal. Sigo soltero.
Ella se alegró al escuchar esa noticia, sujetó su mano con firmeza y la acarició con su dedo pulgar .
-Yo tampoco he tenido nada formal en estos años. ¿Todavía recuerdas la noche de Navidad en que nos despedimos?
-Todas los días...
A Berly se le subieron los colores al rostro, eso le provocó a Aldus una leve carcajada. Ambos guardaron un incómodo silencio por el resto de su caminata. Pero tal como lo dijo, en veinte minutos llegaron a la Villa La Joya Palms, un conjunto de edificios de apartamentos que también funcionaban como casas. Ellos entraron a uno de los edificios, él sacó la tarjeta, activó el elevador y ambos ingresaron. Cuando se confirmó que era el último piso, él la tomó de las manos y la acorraló contra la pared del elevador.

Berly: ¿Todavía recuerdas la noche de Navidad que nos despedimos?
Aldus: Todos los días... y todas las noches.
-... y todas las noches.
Aldus se atrevió a besarla, ella no lo rechazó. Tres años de sentimientos reprimdos, tres años de deseo se liberaron todos en ese beso. Ambos se abrazaron, sus brazos no se detuvieron y exploraron cada uno de sus cuerpos. Conforme intentaban con torpeza de liberarse de la ropa que los separaba, ellos exploraron a profundidad cada parte que podían liberar. Ella acarició su pecho bien formado, él mordió su cuello levemente, ella deslizó sus manos hacia su cinturón, él liberó el seguro de su sostén y acarició sus senos.
En cuanto se abrió la puerta del elevador, ambos agradecieron no ver a nadie a la vista. Conforme ella deslizaba sus manos hacia su trasero, él pellizcó uno de sus pezones, ella liberó un delicioso gemido que lo excitó. Conforme ella perdía sus manos entre sus piernas, él sacó la tarjeta de su apartamento y a duras penas abrió la puerta. Pero en el instante en que sus pantalones cayeron al suelo, una voz femenina e infantil lo recibió desde el interior.
-Buenas noches, Aldus. No pensé que estarías ocupado, pillín.
La piel se le erizó a Aldus. Ambos se detuvieron, volvieron la vista y notaron a la chiquilla vestida de lolita gótica, que con su pesado maquillaje sonrió maliciosa por el efecto esperado que su voz produjo en los amantes.


Carlos A. Molina Velázquez

5 comentarios:

  1. Bonito relato, me ha encantado el clímax que das a cada momento,galante,educado con ese toque de picardía, muy bueno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias. Esto es un relato que recogí de un especial de Navidad, parte de un reto de nuestra guía en la revista. De nuevo muy agradecido de sus palabras y de conocerla.

      Eliminar
  2. Gracias Carmen. Esta forma de relato la había practicado con un amigo que me ayudó, controlar el relato más con el dialogo que con las descripciones. Es también parte del cambio para poner un relato más apegado a nuestro mundo. Tus palabras me alegran mucho. (y)

    ResponderEliminar
  3. Un giro en tu forma de narrar y también en el inesperado desenlace.
    Me parece diferente, esta aportación última tuya, a lo que nos tienes acostumbrados. Eso es bueno, en el sentido de no dejarse encorchetar en un mismo estilo.
    Te has atrevido a hacer algo diferente y eso es de valorar.
    Sigue sorprendiéndonos! Felicidades
    Un abrazo
    Rocío Ruiz

    ResponderEliminar

  4. Me gustó. Interesante la forma en que desarrollas el relato.Es muy agradable tanto en su contenido como en su forma de expresión. Inicialmente un sostenido diálogo para luego terminar con un texto descriptivo. Y ese final estuvo genial.

    Felicidades mi estimado Carlos

    ResponderEliminar

Gracias por dejar vuestros comentarios.