La luna llena brilla en un cielo de
noche clara y apacible. Es una gigantesca esfera que se refleja sobre las aguas
del mar. Su brillo crea la ilusión de formar un camino de plata celestial que
se pierde en la distancia. En uno de los numerosos bungalós de la laguna,
Martín esta con su gran amor, la que es su esposa desde hace cinco años. Ellos están
tristemente esperando que el majestuoso Sol vierta sobre el Océano Pacífico los
radiantes rayos de luz que anunciarán la llegada de un nuevo día y el fin de su
estadía.
Mirando con nostalgia las aguas mágica
que rodean Tahití, con el monte Otemanu levantándose
como un mudo testigo de su inmenso amor. Ellos sienten la proximidad de
la amarga espera que pronto volverá a comenzar.
Martín e Iris vienen todos los años
durante el período de luna llena más próximo
al día de San Valentín, el día de su aniversario. Martín siempre alquila el
mismo bungaló, es uno de los que se encuentran más retirados de la orilla y que
está asentado en dirección del centro de la
laguna, el mismo que utilizaron para casarse, el mismo donde se conocieron cuando ella nadaba bajo sus pilares,
retorciendo mágicamente su cuerpo entre las piernas de madera que sostienen la
estructura, mezclándose con los peces que la acompañaban aquella noche de luna
llena. Martín quedo instantáneamente hechizado con su belleza, con su hermoso
color bronceado que comparten muchos de los habitantes de las Polinesias. En aquellos días Martín se encontraba en la
isla realizando un reportaje sobre destinos exóticos.
Sumergido en su trabajo él no esperaba encontrar el amor en ese lugar, un amor
extraño y único.
"Me encanta estar aquí
contigo." La voz de Iris se funde con la melodía de las suaves olas que se
mueven lentamente en la superficie.
"Es un lugar hermoso, deseo que
podamos hacerlo más de una vez al año."
"Yo también lo deseo, pero sabes
que es imposible. Es muy difícil para mí estar fuera del palacio, incluso por
estos pocos días."
"Sí, lo sé. Tienes muchas
responsabilidades. Eres la heredera al trono y tienes una enorme cantidad de
deberes que cumplir. Además, también sabes cómo se pone tu padre cada vez que
vienes a verme. Se enfurece mucho. No le agrada que estés conmigo."
"Eso es cierto, pero de todos
modos él siempre está enojado, es su naturaleza, por lo menos te ha aceptado.
Bueno, más o menos."
"Olvídate de tu padre y vamos a
disfrutar de este último momento. Esta es la última noche con una luna llena resplandeciendo
en el firmamento y pronto tendrás que volver al palacio."
"No me lo recuerdes." Iris
pone su cabeza sobre el hombro de Martín.
Martín toma una copa de vino y se la
pasa a Iris, ella la recibe gustosamente.
Él toma la otra copa y brindan por su felicidad. Beben las últimas gotas
mientras la luz naranja del sol comienza a aparecer en el horizonte.
"Cada año esta vista me parece
increíble, pero también me produce tristeza."
"A mí también, porque es hora de
que partas."
"Ya es hora. Espero que algún día
mi padre te permita vivir en el palacio conmigo."
“Tu padre nunca permitirá que eso
ocurra.”
“Tengo esperanzas de que cambie de
parecer tan pronto vea a su nieto.”
Martín la mira sorprendido.
“Sí mi amor, vamos a tener un hijo.
Puedo sentirlo, es uno de mis dones.”
Se besan. Largo y apasionado. Se
despiden con lágrimas en los ojos. Iris se lanza del bungaló y desaparece en
las aguas cristalinas del profundo mar, siguiendo la ruta trazada por la luz de
la luna, la cual ya comienza a sucumbir ante la llegada del amanecer.
"Hasta el próximo año, mi
amor."
E. N. de Choudens
Las relaciones interraciales siempre son conflictivas. Una historia fantástica con uno de los elementos de nuestra mitología. Muy bueno Choudens, gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias Carlos, como dices, conflicto plasmado por una relación diferente.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarBonito relato. El sol sobre las casas palafitadas....Hermoso
ResponderEliminarCristian
Gracias Cristian, un poco de magia para el amor.
EliminarQue decir... me sentí allí. esa magia que produce la palabra cuando se describe, acertadamente, un escenario...
ResponderEliminarGracias Antonio, tal vez mi descripción se deba al deseo de estar en Tahiti por algunos días. De seguro es un lugar mágico.
ResponderEliminarUn relato mágico en un escenario mágico, felicidades
ResponderEliminarGracias Faustino. La magia de la naturaleza y el amor.
ResponderEliminarUN AMOR SUFRIDO LLENO DE MUCHOS OBSTÀCULOS POR LOS PREJUICIOS SOCIALES pero que no muere, vive aferrado a la espera de cada nuevo encuentro. Gracias por compartir.
ResponderEliminarTRINA
Un giro moderno -y con un paisaje paradisiaco que nos transporta-a la historia de La Sirenita. Muy original.
ResponderEliminarMuy bueno , y las descripciones geniales me ha encantado. Enhorabuena amigo
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