Crucé tan rápido los caminos
que mis pies se ataron al cielo
...te buscaba sin descanso
y te encontré atada en mi destino.
Me encerré con tanta fuerza en tus ojos
que aprendí a ver el mundo de otra manera
se hizo azul la tierra, las nubes... las estrellas
y se quedaron las hadas casi ciegas.
Paseé hasta tan adentro de tu corazón
que decidí no volver jamás
compartir mi mundo... amar al tuyo
hasta dormirme en tu latido...
y juntos hicimos nuestro escudo.
Y abracé tu alma con tanto amor
que dejó de importarnos el reloj...
gravé tu nombre en la música de mi motor.
sssssss... silencio... silencio...
sí... sí... es verdad
...oigo los susurros de la eternidad.
© Jose González
El amor siempre es motor de las grandes decisiones y revoluciones. Mueve y calla sin control. Gracias Jose por tus palabras.
ResponderEliminarGracias Carlos
Eliminarbueno esa metáfora de los ojos azules es muy buena, gracias por compartir...
ResponderEliminargracias Antonio
EliminarHermoso.
ResponderEliminarCristian
Gracias
EliminarUn placer leer este hermoso poema que se convierte en una fuente de espiritualidad, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarTRINA
Muchas Gracias TRINA
Eliminarel amor siempre evoca nobles sentimientos, Saludos!
ResponderEliminarGracias Juan
EliminarJOSÉ: Oajlá yo pueda algún dia conocer a alguien que me despierte todas esas cosas! Muy bueno.
ResponderEliminarCon paciencia todo se encuentra, Un abrazo Gontxu.
Eliminar