No me digas que voy
si ya quiso y quiere el corazón
nos enamoramos cuando soy el sí
de los crepúsculos gentiles
de entero amor y sin paraguas
en plena lluvia de emociones
dentro de un contacto intenso
que sabe a puro dulce de melocotón
no digas que caí cuando estuve de ilusiones
arriba
vestidita entre azucenas te imaginaba
girando
como una feliz sorpresa llenita de palabras
de amor
te quiero te quiero y te di mi aire más
profundo
el que circula veloz en tu interior amante
soy de caricias constantes soy y voy
a depositar en tus manos toda mi luz
afirmativa
ya se me hace tarde el día y se nos ocurre
beberlo
como bebemos todito el amor ansioso
hasta asfixiarnos de ensueños locos
si me atrevo mucho te bajo el cielo azulado
y el delicado romance de las estrellas a
tus pies
me acostumbré a verte caminar toda preciosa
si cuando sales un ratito entras nuevamente
me sorprendes con besos y besos
y pones todos mis pensamientos al revés
© Adán de Maríass
El amor es intoxicante, es un veneno que se toma rápido, pero deja una sensación preciosa y embriagadora (aunque con final amargo). Gracias Adán.
ResponderEliminarGracias Carlos por tu valioso comentario.
ResponderEliminarEl amor, que trasforma vidas, que da sensaciones, y que se convierte en el eje principal, lindo poema!
ResponderEliminarYo siempre digo...El amor tiene TOXINAS...Muy buen relato, Adán. Me gustó mucho el verso del dulce de melocotón, hasta podía saborearlo!
ResponderEliminarel amor como motor del mundo tanto para lo bueno como para lo malo. Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias a todos por sus valiosos comentarios.
Eliminar