Transitemos riveras de tristes maldades
en pecaminosa actitud de amantes.
Arriesguemos los momentos...
Formemos, de sucio amor, pequeñas verdades.
Hagámonos grano a grano de ladrillos
porque, edificadas en el silencio,
rozaremos las nubes.
Podremos ser eternidad de eternidades
una vez inamovibles;
hagamos caso a la vida que conforma sus realidades,
y, ocultándote en cada rima asonante,
formemos un compuesto de silencio eclipse
donde serás el verso aspirante,
la interiorísima amada que se esconde en el verso
y que, al irse, deja un llanto errante
como aquel que acciona el canto de un arrancado lirio
que coge lo que no es suyo; el amor es el peligro.
Escondámonos del arte, de los ansiosos lirios.
Seamos delirios dominantes del destino
y cuando caiga la noche, encontrándote sola...
Ven a visitarme por esas tristes riveras.
Te esperaré dispuesta en lo inimaginable,
como loco distraído que de corazón se entrega,
como suerte tentada disfruta... Anhelante.
María José Cabuchola Macario
Una súplica amorosa disfrazada de la ansiedad de la espera del amor por corresponder. Gracias María José por tus palabras.
ResponderEliminarTocar lo prohibido… tentar la suerte. Y eternizarse quietas en la cumbre, en la cima de lo consumado… gracias me gustó mucho
ResponderEliminarEncantador....
ResponderEliminarCristian
Sensual y complejo, pero ¿el amor no es complejo en sí mismo? Felicidades, muy bueno
ResponderEliminarHERMOSO POEMA, GRACIAS POR SUBIRLO Y COMPARTIRLO, UN PLACER LEERTE, ABRAZOS DESDE MI QUERIDA VENEZUELA.
ResponderEliminarTRINA
Todo el poema me suena a amores prohibidos y lo prohibido me encanta. Muy bueno, María José.
ResponderEliminarTodo el poema me suena a amores prohibidos y lo prohibido me encanta. Muy bueno, María José.
ResponderEliminarMuy bueno, el amor siempre gran fuente de inspiración. Un abrazo
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