IV
Mi querido amigo, de nuevo estoy aquí
escribiéndote unas líneas, esta carta inconfesa que nunca acaba, la necesidad
de expresarme como hablando en voz alta, declamando a los cuatro vientos, para
que mis palabras vuelen hasta tus oídos, me perdonaras este atrevimiento mío,
querido amigo.
A veces me miro al espejo y no me
reconozco, me pregunto ¿Quién es esa personita que asoma al espejo?, espejo que
vas quemando las horas y los días, consumiendo mi tiempo, tiempo infame, cruel
y despiadado que vas borrando las huellas de mi pasado, ¿Dónde se ha quedado mi
aflorada juventud? Quien volviera a tenerla entre mis manos y jugar con ella
para luego devolverla a su tiempo y a su lugar, espejito que no sabes perdonar
ni una vuelta al reloj.
Ya nadie me espera ni en la esquina de
mi casa, ni en mi calle nadie ronda por mi ventana, ¿Dónde quedó aquella niña
flacucha y renegrida por el sol?
Solo sombras de un ayer, esa prisa que
tenía por vivir ya se me ha aflojado, ahora quiero que el tiempo pase muy
lentamente, tan despacio que ni tan siquiera aprecie que las agujas del reloj
se mueven, para ir saboreando poco a poco los pasos que voy dando, ya el
trayecto es corto, queda menos camino, este camino que nunca nos da la segunda
oportunidad de volver a recorrer, tan despacito que voy contando las piedras
del mismo. Avanza el tiempo implacable y sin detener su marcha, trato de retrasar
las horas que el reloj marca y hago trampas a la vida pero es la vida quien
gana, en este caminar, nunca sola siempre acompañada, trato de analizar cada
momento vivido y de llevarme lo mejor de cada amigo.
Y te preguntaras porque te cuento todo
esto, ahora lo averiguaras, es sencillo, mi pregunta ¿Tú me acompañas en este
último tramo? Dame tu mano y tu presencia en mi camino dará aliento a mi vida y
para que el amor perdure nuestras manos siempre unidas.
Viento del norte que soplas sin piedad,
llévate esta carta y a mi amor se las ha de dar, esta que te quiere siempre
Vera.
Escrito por:
Manuela Carrión
Bella carta llena de sentimientos, de nostalgias por el ayer que se fue, por el amor ya que no está, y ese tiempo, ese tiempo que pasa inexorable!!!!!
ResponderEliminarEnhorabuena, me contagia tu carta. Un saludo.
Muchas gracias Angustias por tus palabras, un saludo.
Eliminarcada vez utilizamos menos las cartas para expresar nuestros sentimientos. No lo dejes, Manuela.
ResponderEliminarGracias Nuria, se de sobra que es un género literario casi perdido, por eso he querido recuperarlo aqui en nuestra revistas, en honor aquellas cartas tan hermosas que se escribian en otros tiempos. Un saludo.
EliminarMe conmueve la sinceridad que se palpa, incluso incita a tomar esa mano y acompañarte durante el camino.
ResponderEliminarMuchas gracias Caliope, de eso se trata, de incentivar la sensibilidad del lector. Un saludo
EliminarBellisima carta que demuestra el gran amor que siente...
ResponderEliminarGracias por tu comentario Alicia, se agradece mucho, saludos.
EliminarMe ha gustado mucho el ritmo, que te da la necesidad de continuar leyendo buscando el sentido final. Me ha trasportado a otra época. Muy bonita Manuela.
ResponderEliminarGracias Jorge, la situación de Vera es actual, pero ella es una enamoradiza de otras épocas de ahí su actitud, si sigues la saga te daras cuenta como y el por qué de su comportamiento, es interesante, a medidas que vayamos a más capitulos iran surgiendo personajes y aflorando la vida de Vera. Gracias de nuevo y un saludo.
Eliminarlo haré Manuela. gracias
EliminarMuy sentida carta, el final estupendo! Saludos
ResponderEliminarGracias Juan, pero no es el final, solo el principio de la vida de Vera y sus entresijos, si sigues la saga iras descubriendo poco a poco la vida de una hermosa y tierna mujer. Saludos.
EliminarUf! Justo me llega en un momento en que estoy planteandome eso del tiempo, de los años, de ser joven pero ya no tanto, de peinar canas, de angustias por la belleza que se escapa....
ResponderEliminarMuy bueno.Me llegó mucho.
Muchas gracias Gontxu por tus palabras, me alegra que te guste, un saludo.
EliminarBonita de verdad, me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Juan Carlos por tu opinión, un saludo.
EliminarCuando no se pueden decir las cosas, hay que escribirlas. Los matices que surgen al hacerlo, no tienen a menudo nada que ver con lo que hubiésemos dicho, ni casi nunca resultan tan intensos. Buen trabajo
ResponderEliminarGracias Faustino, llevas toda la razón, así es, la palabra escrita esconde tantos matices que supera con creces a lo que se pueda hablar. Gracias y un saludo.
EliminarManuela, es un excelente manejo del discurso epistolar. También es una reflexión para los que estamos pasando por la etapa de la vida en que vernos en el espejo es un ejercicio de paciencia. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos pur tu apreciación, pues si, mirarnos al espejo es un acto de valentia, el cual nos ayuda a reflexionar sobre nosotros mismos. Un saludo.
EliminarQué vértigo da a veces el paso del tiempo. Como decía el bolero: "Oh señor detén el tiempo te pido porque tú sabes hacerlo, porque en verdad yo no entiendo Dios mío por qué se nos va lo bueno". Un abrazo.
ResponderEliminar¡Ahí etá! Efectivamente es como el bolero, si pudieramos detener el tiempo en los momentos felicides y acelerarlo en los momentos difíciles, eso sería todo un hallazgo. Gracias por tu opinión, un saludo.
EliminarExcelente carta creada en un momento de reflexión interna. A veces las palabras se quedan cortas cuando queremos expresar todo cuanto albergamos, al escribirla podremos no solo decir lo que pensamos, sino que también, lo que sentimos queda impreso para siempre. Excelente frase final, me ha emocionado muchísimo.
ResponderEliminarLa palabras habladas se las lleva el viento,la escrita perduran en el tiempo. Me agrada que te haya llegado, en eso consiste. Puedes seguir con el siguiente capitulo, de forma que vayamos avanzando se irá poniendo más interesante y más conoceremos a Vera y su mundo. Muchas gracias y un saludo.
EliminarMe gustado Mucho Manuela.
ResponderEliminarA mi también me gusta más otras épocas pasadas, como a Vera...
Besos
Manuel Barranco Roda
Hola Manuel, mirar atras no es bueno, de hecho Vera lo evita. Ella vive su mundo desde que se mudo a esa casa, algo de la casa la impregnado y le ha transmitido otro tiempo vivido en esa casa sin ella saberlo. Continua la saga y lo averiguarás. Me alegro de que te guste. Besos.
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