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miércoles, 24 de octubre de 2012

Prólogo de la novela "En busca del hogar"


Juan Martín Salamanca viene pisando fuerte y quiere dejarnos un buen sabor de boca, aquí tenemos el prólogo de su novela "En busca del hogar". Ya cuando hice el vídeo me conquistó, pero ahora después de transcribir el texto, no que cabe la menor duda, de que también os conquistará a vosotros.
 
           Estoy segura que dará mucho que hablar y tendremos el privilegio de poder seguir leyendo sus obras. ¡Gracias Juan!
 
En busca del Hogar

 

Prólogo 

Hacienda Mercader (Santo Domingo), 7 de octubre de 1671. 

Resulta complicado vivir en estos tiempos en el Caribe y no contagiarse del miedo a los piratas. Por todas las ciudades se escuchan las historias de ese inglés llamado Morgan que lleva años arrasando las costas españolas y que, hace menos de diez meses, ha logrado su gesta más temeraria al saquear y destruir Panamá, cuyas ruinas aún se duelen en la costa del Pacífico y siguen siendo un insulto al poderío del Rey Católico. 

Sin embargo, en lugar de causarme el mismo temor que a mis paisanos, estos acontecimientos no dejan de traer a mi memoria aquellas historias que mi madre y mi hermana me contaban acerca de otro famoso pirata que merodeó por estas costas y por otras más lejanas allende los mares. 

Cae el sol sobre la playa, la marea comienza a revolverse y no está de más echarse un capote sobre los hombros a fin de evitar que la brisa vespertina resfríe mi viejo cuerpo. No en balde, son ya 63 primaveras las que dejo a mis espaldas y hasta la más suave de las brisas caribeñas puede trastocar un anciano y caduco cuerpo. 

El día se ha desarrollado sin mayor novedad. Como cada jornada, he abierto los ojos al son de las gaviotas y, tras mi frugal desayuno, me he acercado hacia las rocas para aliviar, en las cálidas aguas que mansean en su seno, la resaca que el ron ha dejado una vez más en mi interior. 

Y ahora que la tarde se cierne sobre la bahía, he decidido recogerme en el interior de mi hacienda y negarle por una vez al alcohol el dominio de la noche. Esta vez será el café quien perturbe mi paz y dejaré que su aroma impregne las paredes, muebles y cortinas de esta casa, mientras deleito mi mente con el recuerdo de aquellas historias casi olvidadas sobre aquel temido pirata cuya memoria pretende borrar el insaciable Henry Morgan, pero cuya leyenda todavía estremece las costas desde Estambul hasta Malaca y desde Bahamas hasta Buena Esperanza. 

Pocos delitos hay que no hubiera cometido aquel canalla, pues en su haber figuran tanto el asesinato como el robo, el secuestro y el embuste, todos ellos pecados contra los mandamientos de la Ley de Dios.  

Y líbreme el cielo de querer ofender a Nuestro Señor alabando tales bajezas. Mas dice el cuarto mandamiento, “honrarás a tu padre y a tu madre”, y no me gustaría dejar este mundo sin haber cumplido ese deber. Es por ello que quiero aprovechar esta noche a la luz de las velas y con la brisa marinera que entra por las ventanas, para dejar testimonio escrito de quien fue mi padre, el capitán Turk.
 
            Pido perdón de antemano por las licencias que me haya tomado en mi narración pues, no teniendo certeza de los hechos, he creado mi propia visión de cómo transcurrió la vida de Turk a fin de hacerlo más soportable al lector. Sin más, he aquí mi relato, que comenzaré tal día como hoy, hace cien años.
 
 













Juan Martín Salamanca

2 comentarios:

  1. Estará disponible en línea o por demanda para los que vivimos del otro lado del charquito Atlántico? Lol!

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  2. Pues creo que aún no está disponible por un tema editorial más que mío. En estos casos coincido contigo en que el papel es un freno para poder estar al otro lado del océano, donde además se concentra el mayor número de hispanohablantes, lo cual no deja de ser una rémora. Espero poder tener pronto noticias distintas y que tantos amigos americanos puedan disfrutar de ella. Un abrazo.

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