“Soy un micrófono y soy el símbolo del éxito
de los cantantes”
Como
poseído por un frenesí, Damián agarró el micrófono y empezó a hablar, casi
superponiéndose a las últimas palabras de Fausto. En realidad, el cantante en
declive había hecho trampa ya que la consigna del ejercicio era tomar el primer
objeto de la bolsa que percibieran con el tacto, pero Damián había revuelto y
revuelto dentro hasta reconocer la forma fálica de ese objeto que le era tan
familiar. El cantante parecía saltarse todas las consignas y ya desde el
principio había tenido roces con sus compañeros de terapia grupal.
“No
registra a los otros” anotó Guillermo en su cuaderno “O los registra, pero
siempre alrededor de él, como satélites de su yo”.
Damián
prosiguió con su presentación.
“Soy
poderoso y tengo el poder —como una varita mágica— de convertir a quien lo toma
en una persona brillante, amada por la gente, un elegido”.
Damián
sintió como ese micrófono y él se pertenecían —y se merecían—el uno al otro.
Después de todo, la música había sido su vida y los micrófonos eran como un
apéndice más de su cuerpo. Y de repente, mientras iba hablando, Damián
Lipnitzky—alguna vez famosamente conocido como Damián Glaij—revivió en su piel
el vibrar de la fama, el éxito y los gritos de las fans, que ya le eran tan
esquivos…
BIOGRAFIA NO AUTORIZADA DE
DAMIAN GLAIJ
1. Niñez y Comienzos Artísticos
.Su madre Doris Glaij
Todo
había comenzado en aquel marzo de 1992 cuando Dorita Glaijer de Lipnitzky
estaba como todos los sábados tirada en el sillón de su living mirando su
programa favorito “Sábados Musicales”. Todos en la casa sabían que ese era “el
momento” de Dorita donde nadie la podía molestar; una vez a la semana, los
sábados a la hora de la siesta, el tiempo mágicamente la transportaba al
pasado, a una época casi remota en donde Dorita había sido Doris Glaij y solía
cantar canciones en Idish[1] en los
Café-Concert citadinos de fines de los años sesenta. Dorita siempre había
soñado con ser una estrella—como Barbara Streisand— pero al poco tiempo de dar
sus primeros pasos, conoció a Saúl Lipnitzky, un violinista de la orquesta que
la acompañaba en sus shows, ambos se involucraron afectivamente y así
Doris/Dorita terminó embarazada de Judith —la primogénita— teniendo que dejar
su incipiente carrera como cantante para dedicarse a la cotidianeidad de la
vida del ama de casa. Dorita y Saúl decidieron de mutuo acuerdo abandonar la
música (“solo por un tiempito, hasta que la nena crezca” se habían dicho) con
el objeto de formar una familia. Saúl—“heredero” de la sedería de su padre en
el Once[i]—fue a trabajar
con su familia, mientras Doris se encargaba del departamento que los padres de
Saúl les habían regalado para el casamiento y de la crianza de Judith, mientras
preparaba su reingreso triunfante al mundo de la música. Pero claro, luego de
Judith vino Ruth, la segunda y con dos niños el regreso de Dorita a la música
se veía cada vez más lejano. Por otra parte, luego de dos mujeres, ambos
ansiaban el varón. Pero luego del nacimiento de Ruth, las cosas se complicaron
para Dorita. Había perdido un embarazo y su médico le había dicho que ya no iba
a poder tener más hijos. Pero cuando ya todo parecía perdido y contra toda
probabilidad…nació Damián, quien desde el momento de su nacimiento fue algo así
como el “salvador” de la familia. Lo criaron como a un príncipe y siempre era
privilegiado por encima de sus hermanas mayores. Damián era un niño encantador
y cariñoso aunque algo caprichoso y propenso a las rabietas cuando no se
satisfacían sus deseos, una rara especie de ángel mezclado con diablillo.
Pese
a su vida como ama de casa y madre de familia, el “duende” de la música seguía
imbuyendo a Dorita como un fuego vehemente que la quemaba por dentro y trataba
de transmitirlo a sus hijos. Y si ella no iba a triunfar, estaba dispuesta a
que alguno de sus hijos sí lo hiciera. Por eso no era nada extraño que Dorita
amara “Sábados Musicales” donde famosas estrellas de la canción alternaban con
novatos de dudoso talento que ansiaban la fama. Ya había intentado, primero con
Ruth, luego con Judith y luego con las dos juntas haciéndolas pasar por
mellizas, presentándolas a cuanto karting había, pero con resultados que no
dieron los frutos esperados. Dorita muy en el fondo, se decía que sus hijas no
tenían “el duende”. Pero con su hijo varón, la cosa seria totalmente diferente.
Damián había demostrado ya desde su más tierna infancia, grandes habilidades
para el “show-business” como le gustaba llamarlo a Dorita. Por eso el programa de
esa tarde, cambiaría la vida de los Lipnitzky—o al menos la de Damián— para
siempre.
2. El Auge de Las “Boys Band”[ii]
: “Eléctricos”
A
través de la pantalla del televisor, Leo Mathensen, el blondo conductor con
sonrisa de pasta dentífrica, estaba anunciando que habría un casting abierto
para formar una banda pop de varones adolescentes. Para que pudiera dar más
detalles, llamó a acercarse a Cucho Polín, uno de los ejecutivos del canal,
conocido hombre de la noche y futuro Manager de la banda pop—a quien años más
tarde los miembros demandarían por incumplimiento de contrato, trato cruel y
maltrato emocional—el cual comentó su idea de su idea era formar un grupo
juvenil cuyos miembros se rotaran a medida que crecieran para que el grupo
siempre estuviera integrado por adolescentes. Era el auge de las “Boys Band”,
bandas integradas por muchachos menores de veinte años que luego del vendaval
puertorriqueño de “Menudo” habían surgido como hongos: New Kids On The Block,
Backstreet Boys y Take That, entre otras, arrasaban recitales y vendían
millones de discos en el mundo entero. Y Cucho Polín, en su ambición, esperaba
el mismo nivel de éxito para su banda.
Así
fue como Dorita puso manos a la obra y la noche anterior al casting, acamparon
junto con Damián en las puertas del teatro donde se hacían las audiciones y
lograron el tan ansiado número 1 en fila para las pruebas a la cual se
presentaron más de 800 participantes. Damián con su cara angelical, su voz
especial y sus movimientos que se tenía aprendidos desde pequeño, pasó el
primero, el segundo y el tercer casting quedando como miembro integrante del
grupo ELECTRICOS.
El
quinteto ganador estaba formado, además de Damián —quien había decidido usar
como nombre artístico el apellido de su madre “Glaij”— por Pablo, un rubio
pelilargo que tocaba el bajo como un rockero inglés; Willy, un brasilero de
raza negra que le daba el toque étnico al grupo; Lucho, un peón de albañil que
solía cantar en el metro y Xavier, el mayor y más experimentado, venido del
mundo de las comedias musicales.
Siendo
los dos con más experiencia de los cinco (y con sus egos bastante más grandes
que el resto) era de esperar que Xavier y Damián compitieran por el liderazgo
de la banda, sobre todo siendo los dos vocalistas principales, los dos
carilindos (aunque Damián con un look más aniñado y Xavier con un look más
viril y agresivo), aclamados por las fans y vivían compitiendo, lo cual traía
no pocos roces en el grupo.
Pese
a su talento natural, y si bien la mayoría del tiempo se mostraba encantador, a
Damián siempre le llamaban la atención por su falta de concentración y
disciplina. Solía llegar tarde a los ensayos sin siquiera disculparse; no
lograba aprenderse las letras de las canciones de memoria e incluso improvisaba
en el medio de los temas con algún alto, como si su maravillosa voz y su linda
cara de niño bonito lo habilitaran para salir airoso de cualquier cosa. Sus
compañeros de grupo lo habían apodado “El Principito” y no precisamente por sus
bucles dorados. Tampoco ayudaba mucho que Doris estuviera en todos los ensayos
y decisiones, como si fuera ella la manager de la banda y más de una vez se
habían enredado con Cucho en peleas y discusiones. Era evidente que si Damián
se creía un príncipe, era porque su madre se lo había hecho creer.
El
primer álbum del grupo, "Amores Adolescentes", se convirtió en todo
un éxito, realizando así, el preámbulo de una cadena de triunfos y más
triunfos. A partir de este hit, el grupo se volvió muy popular en toda América
Latina, desde México hasta Argentina, incluyendo Brasil, un lugar difícil para
el pop en español. Grabaron canciones en portugués, inglés, italiano y hasta
tradujeron un par de sus temas al guaraní para entrar en el mercado paraguayo.
Participaron en infinidad de programas televisivos, comerciales, presentaciones
e incluso talk shows, cuyos estudios se abarrotaban de adolescentes cachondas
que, ansiosas de ver a sus ídolos, no les molestaba hacinarse como ganado en un
estudio de televisión. Para Damián y sus compañeros comenzó una nueva vida:
hoteles de lujo, viajes, sexo fácil al alcance de la mano, y también de a poco,
metiéndose como gotas de agua por un orificio pero terminando por inundar todo,
alcohol y droga. Damián debutó sexualmente con una vedette en ascenso seis años
mayor que él (y con su mejor amiga) en la Suite de un hotel lujoso durante una
gira por Córdoba.
Luego
de varios años de éxitos ininterrumpidos y de estar en el candelero de la fama,
la muerte de Xavier a causa de una sobredosis de cocaína marcaría el principio
del fin de la banda. Paradójicamente, decidieron hacer en Navidad un concierto
homenaje grabado en vivo llamado “Réquiem” que se convirtió en el álbum más
vendido en la historia de Eléctricos. Sin embargo, la debacle comenzó cuando
los trapitos al sol de lo que pasaba puertas adentro del grupo salieron a la
luz: Cucho Polín era no solo un explotador que realizaba negocios ilícitos,
quedándose con el 50% de las ganancias del grupo cuando solo le correspondía un
sexto de los beneficios sino que muy a pesar de su fama de mujeriego y “gatero
viejo”[iii]-sentía
debilidad por los jóvenes efebos. Muy pronto salieron a la luz las supuestas
orgías de los “eléctricos” con Cucho, transformándolo en un escándalo
mediático, del cual la prensa amarillista se alimentó por bastante tiempo,
destruyendo a la vez la imagen del grupo. Los “eléctricos” estaban acabados.
3. Carrera como Solista.
Declive.
Con
Eléctricos desbandado, sus integrantes ensuciados por la prensa, y aconsejado
por su ambiciosa madre, Damián decidió seguir su carrera profesional como
solista. Pero luego del escándalo del grupo, ninguna productora estaba
dispuesta a contratarlo, por lo que Dorita —con el dinero que Damián había
ganado a lo largo de sus años como parte de “Eléctricos”, montó su propia
productora— Shalom Records-para que su hijo siguiera en el camino de la música.
No sin poco esfuerzo su primer álbum salió a la luz pero claro, el timing no
había sido el ideal ya que —con el camino abierto por las Spice Girls,
Destiny’s Child, All Saints y Pussycat Dolls— ahora era el momento del “Girl
Power” al poder con bandas solo de chicas, lo cual no dejaba espacio para un
solista ex galancito que quería volver al ruedo.
Sin
embargo, logró pegarla con un solo tema—“La Lluvia Sobre Tu Pecho”—que se
convirtió en el Hit de ese verano y se escuchó repetida y hartamente en cuanta
disco, club o fiesta hubo en la costa por ese entonces. Pero el Verano llegó a
su fin y con él, la efímera carrera como solista de Damián Glaij, quien luego
de gastarse las regalías de su éxito terminó cantando covers en cumpleaños de
quinceañeras y en casamientos de novias cholulas para sobrevivir.
4. Su fugaz paso por “La
Mansión de Los Famosos”
Y
así como las situaciones desesperantes exigen medidas desesperadas, Dorita —ahora
convertida en su representante—consiguió que Damián entrara en la versión
“Famosos” de un popular Reality-Show donde encerraban a los catorce
participantes—famosos novatos o de poca monta— en una casa durante tres meses y
eran observados las 24 horas del día por una infinidad de cámaras y por la
teleaudiencia, quien votaba quien se quedaba y quien abandonaba el juego. Pero
aquí tampoco la suerte acompañó a Damián: su carácter infantil y caprichoso
hizo que saliera de la casa en la tercera nominación—solo porque en las dos
anteriores había gente más insoportable que él— con el 83% de los votos. Lo
único que había dejado de bueno en el programa era su escena hot en el jacuzzi
de la casa con otra de las participantes, Bárbara, una bailarina de 23 años que
formaba parte del cuerpo de baile de uno de los programas más populares de la
televisión y que se había hecho famosa porque una diva le había pegado una
cachetada cuando ella bailaba en una obra de teatro protagonizada por dicha
diva. Damián deambuló varios meses por todos los programas de chimentos como
personaje mediático y le pagaban para ir a los boliches de moda, pero luego de
algunos meses, otra vez vino el ocaso. Al mismo tiempo, la droga y el alcohol
se habían convertido en sus mejores amigos ya empezaban a hacer estragos en él.
Su carácter se iba volviendo cada vez más caprichoso y ciclotímico; el chico
dulce y encantador de “Eléctricos” había dejado paso a una especie de Divo
insoportable, que vivía todo el tiempo eufórico.
Aprovechando
este coletazo de exposición que le dio el Reality, re lanzó su antiguo hit del
verano La Lluvia Sobre Tu Pecho en versión remixada y por un par de meses logró
otra vez estar en el ojo público.
Pero
otra vez las puertas grandes se cerraron, por más que Damián y Dorita las
golpearon. Solo quedaban las puertas chicas con dinero escaso, pero Damián
seguía su ritmo de vida como si aún fuera famoso. Todo para impresionar a
Bárbara.
5. El Caso de La Bailarina
Mientras
deambulaba por los programas de la tarde, Damián seguía su romance intermitente
con Bárbara, su compañera de Reality-Show con la que había tenido la famosa
escena del jacuzzi, con quien habían empezado a salir dentro de la casa y con
quien había retomado la relación cuando la bailarina salió de la casa de los
famosos, donde llegó a ser la tercer finalista y alzarse con algo del dinero
del premio, un auto cero kilómetro y un contrato con una agencia de modelos muy
importante que si bien no figuraba entre los premios, pero que había resultado
un efecto colateral de su exposición en el programa. Además, un grupo de
productores la convocaron para hacer el papel de Roxie Hart en la nueva puesta
del musical “Chicago”, con la esperanza de que la mediática modelo y bailarina
atrajera más gente joven al teatro que la diva cincuentona que había dejado el
papel (curiosamente, la que le había pegado el bofetazo que la había llevado a
las puertas de la fama).
Fue por eso que Damián decidió festejar una
Navidad diferente, gastándose lo poco que tenía alquilando una suite de un
hotel cinco estrellas, para agasajar a su novia. Organizó una pequeña fiesta
con una fauna de asistentes diversos: modelos de dudosa reputación, bailarines
sedientos de sexo, travestís que insistían en que eran mujeres hechas y
derechas, y personajes mediáticos que habían tenido sus cinco minutos de fama y
vivían —al igual que Damián— de deambular por los programas televisivos. A
última hora se sumó la tripulación de una compañía aérea norteamericana que
solía recalar en el hotel, para completar ese elenco afiatado y variopinto,
para quienes la noche—y el libertinaje— parecía no tener fin. Todos contra
todos parecía la consigna.
Cuando
Damián se despertó, la lujosa habitación del hotel—transformada ahora en una
especie de chiquero por los excesos de la noche anterior—le daba vueltas como
si estuviera montado en un carrusel que no se detenía nunca. A su lado, Bárbara
parecía dormir plácidamente, aunque en una segunda mirada, a Damián le pareció
más pálida que de costumbre. Aún con la cabeza a punto de explotar, se levantó
como pudo para ir al baño, esquivando a su paso botellas, jeringas y
preservativos usados que oficiaban de nueva decoración de la Suite. Vació su
vejiga y el olor fuertísimo de su orín de alcohol y drogas casi lo hace
descomponer. Antes de apretar el botón de la descarga, se quedó jugando un rato
con su pene, pero esta parecía no responder a ningún estimulo.
Volvió
a la habitación y vio que Bárbara seguía dormida. Se quedó unos minutos
contemplando su belleza y cuando se acercó a besarla, se dio cuenta de que algo
estaba mal. La cara de la bailarina estaba tan blanca y fría como el mármol. La
sacudió un poco, pero en vano, ya que su cuerpo lánguido no reaccionaba. La
desesperación lo invadió por completo. Trató de tomarle el pulso y de
escucharle los latidos, pero se dio cuenta que no sabía cómo hacerlo.
—¡Despertate!—le
gritaba entre sollozos, mientras sacudía su cuerpo.
Pero
Bárbara ya no podía escucharlo. La autopsia estableció que había sido muerte
por sobredosis y qué se había producido alrededor de las seis de la mañana; en
los medios el episodio se conoció como “El Caso De La Bailarina”. Para Damián
fueran semanas y semanas de declarar ante la policía y ante los medios. Un
Psiquiatra lo medicó con anti-depresivos, los cuales Damián empezó a mezclar
con alcohol —y los ocasionales porros que se fumaba— y empezó a vivir en una
especie de nebulosa. Hasta que una noche de viernes, salió a la puerta de su
edificio totalmente desnudo a repartir sus CDs a la gente que pasaba.
—¿Se
acuerdan de mi? Soy Damián Glaij, de “Eléctricos”—gritaba y acto seguido
comenzaba a cantar alguno de sus lejanos hits. La Policía no tardó en llegar.
“Soy
poderoso y tengo el poder —como una varita mágica—de convertir a quien lo toma
en una persona brillante, amada por la gente, un elegido”.
Damián
siguió hablando más allá de su presentación y Guillermo tuvo que cortarlo con
un cortante “Gracias”. Mientras los miraba a los ojos, el terapeuta notó como
estos le brillaban mientras terminaba de hablar, como si en algún recóndito
lugar de su alma, volviera a ser ese adolescente que cantaba en una banda pop
ante el fervor de miles de fans.
Continuará…
Jaja! Bueno, el cantante tiene sus uñas bien puestas. Al mejor estilo de Sid Vicous y Nancy Sprungen, Damian (tamaño nombre) parece que va a dejar una huella en la música, pero no por lo positivo. La terapia de machos sigue por buen flujo, tendríamos que ver como continúa. Jaja! Felicidades Gonzalo.
ResponderEliminarHola Carlos! Gracias x tu comment , como siempre. Pobrecito Damián, jajja, se fue para el otro lado de la música...Y todavia falta la historia de Alejandro, el último de "los machos" y creo que quizás, la historia más fuerte...
ResponderEliminarAbrazo.
Es muy difícil ser valioso al ritmo que tú escribes, pero, en cambio, tu lo consigues. Felicidades. Por cierto no he sabido descubrir que significan las palabras: afiatado, chiquero, citadinos, cholulas... Sauldos
ResponderEliminarCristian
Muy bueno, como siempre. Felicidades
ResponderEliminarCristian: gracias por tu feedback. Perdón por las palabras que se me han "escapado" del Glosario, siempre suelo ser bastante minucioso con el glosario al pie de página, ya que suelo escribir en castellano de Argentina, que a su vez tiene muchos modismos de otros idiomas. Y como la mayoría de los lectores de la Revista son españoles, de ahí el Glosario.
ResponderEliminarAFIATADO: variado, variopinto.
CHIQUERO: metafóricamente, se refiere a un lugar muy sucio y caótico, el "chiquero" es el lugar donde se crían los chanchos. (cerdos) en el campo.
CITADINO: de la ciudad. Se refiere a alguien con aire urbano.
CHOLULA: como se me pudo escapar! Esto es bien argentino. "Cholula/o" es una persona que le apasiona-casi obsesivamente- seguir la vida de los famosos, verlos, frecuentar lugares que ellos frecuenten pedirles autógrafos, etc.y que por lo general suelen estar al tanto de todo el chisme del ambiente artístico.
Gracias Gontxu por tu aclaración.
EliminarCristian
TINO: Gracias por tu comentario. Hoy he leído tu relato y me ha hecho recordar algunos "amores perros" que he tenido. Saludos y buen año!
ResponderEliminarUn placer leerte, admiro tu imginaciòn, creatividad, secuencia e hilaridad en las ideas, asì como tu constancia de colaborador con capìtulos interesantes que seguramente conforman una novela donde los personajes se van identificando con sus sentimientos y emociones, e incluso se viven situaciones embarazosas como el caso de la bailarina que proporcionò Bàrbara complicaciòn, jajaja.
ResponderEliminarTRINA
Trina querida! Era una de mis lectoras más fervientes. Muchas gracias por tu feedback! Y ni te imaginas el capitulo que se viene en la próxima...Alejandro, el último "macho" que nos falta por conocer, oculta un gran secreto...
EliminarMe ha gustado mucho, Reconozco que al principio de la biografía he pensado que se me iba hacer pesado, pero consigues llevar un ritmo ligero y vivo que me atrapa. Enhorabuena amigo.
ResponderEliminar