sábado, 21 de diciembre de 2013

¡Soy la amante de la nieve!


 
No soy la amante del sol, ni de su energía,

ni de sus playas calientes, ni de su arena que arrasa,

ni de las olas en calma,

ni de su marejadilla.

No le rindo a ese astro pleitesía,

¡porque soy la amante de la nieve!,

de la lluvia, del frío, de la tormenta,

de la llovizna.

De un lugar donde esté instaurado el otoño,

de donde el invierno sea el patrono,

de los paisajes bucólicos, de sus páramos,

de sus acantilados,

del misterio de la niebla, del secreto de la bruma.

¡Melancólica!, me llaman,

-¡Imposible que te guste el invierno, o que te guste el otoño!

Y yo ni respondo siquiera,

¡tanta vida aguzando el oído!

¡tantos turnos explicándome!

-¡Eso es la edad, la menopausia!

Y mis adentros sonríen,

¡qué sabrán de los entresijos, ni de las apetencias de mi alma!

¡Qué sabrán de esos fríos caldeados de picón y alhucema!,

¡qué sabrán, de esos cristales mágicos,

que dividían en dos la vida!,

de un lado la lluvia, el frio,

del otro, los dedos de un infante, dibujando con sus dedos,

siluetas de fantasía

¡Y ese vaho, que se alía, apoyando a esos cristales mágicos!,

ésos que comparten dos vidas,

por un lado la lluvia, el temporal,

el gélido viento,

la tormenta, el frío,

por el otro, la estancia caldeada,

la reconfortante estancia del hogar confortable,

placentero, esperando la llegada de la Navidad gozosa.
 

¡Qué sabrán de su encubierto trasfondo, ese que nadie conoce!,

porque solo el Invierno se muestra a su fiel amante,

al que se entrega sin estipulaciones, sin condiciones,

sin cortapisas,

solo a esos que saben contemplar su belleza,

descubriendo la exquisita calidez en el interior de su envoltorio.

 
¡Porque no soy melancólica, ni de la vejez, ni de la menopausia!,

¡qué se tratan de mis adentros, los que conformaron mi alma!,

desde que me parieron,

desde que la luz me dolió en los ojos,

desde antes de ser germinada,

desde mi principio en el tiempo,

desde entonces ya amaba la nieve, el frío, la lluvia

y el invierno.

-¡Eso que estás deprimida, la edad qué no perdona!

¡No entienden!, ¡no comprenden!,

¡no me conocen siquiera!

¡Que soy feliz,

que soy dichosa!,

siendo la amante fiel,

la del gélido invierno,

¡hasta de la escarcha por congelada!
 

No entienden, que de nostalgia es lo que padezco,

porque no puedo estar cerca,

porque lejos de mi amante me hallo,

porque son otros los brazos que me atrapan,

que son los del caluroso verano.

 
Pero aún sueño, aún me ilusiona soñar

con un día no muy lejano,

ese en que me convierta en nieve,

en copo de nieve blanca,

para fundirme luego,

en la cristalina gélida agua,

esa que recorrerá los páramos, calmando su sed de lágrimas.

Para renacer en la yerba,

para penetrar hasta el fondo,

para formar parte de mí amante,

para derretirme en su esencia,

para recuperar mí sustancia,

para recuperar mi vida,

esa que me arrebataron sin yo saber que existía,

desde que me parieron,

desde que la luz me dolió en los ojos,

¡justo,

justo, desde aquel día!

  

Reservados los derechos de autor

Angustias de las Cuevas

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también lo siento así...Encantador.

Cristian A.

Somet dijo...

Un relato bastante intenso de una amante que prefiere los pasajes invernales, aunque en un momento pensé que era la Señora de la Nieve. Muy interesante, gracias por compartir Angustias. PD. ¿No has pensado en hacerle copyright desde SafeCreative para ponerle logo y codigo de barras a los derechos?

Hollman dijo...

Busqueda constante de tu propia esencia...energia que pugna por salir..rayas la brisa...rayas el espacio...con cada palabra...con cada aliento...con cada signo

Efrain dijo...

Me encanta la analogia de tus palabras, puedo ver tu amor por lo natural, lo salvaje, lo aventurero, lo dinamico, lluvia, el frio, la tormenta y no del calmado mar o del apacible sol del verano. Tus palabras son el reflejo de una vida apasionada siempre en busca de una emoción nueva, no conformandose con la diaria monotonia de nuestras vidas esclavisadas por los estandares de la sociedad.

Juan dijo...

Yo también soy un amante de la nieve, quizá porque en mi ciudad se deja ver poco. Un abrazo fuerte y feliz año nuevo.

Anónimo dijo...

Precioso poema, cautivante, fiel reflejo de tu subjetividad, felicitaciones!

TRINA LEÈ DE HIDALGO

Faustino Cuadrado dijo...

Maravilloso Angustias, qué reclamo más sentido de tu yo interno ¿por qué no puede ser comprendido por los demás ese querer? Me gusta mucho Angustias, muy emocionante.

Gontxu Morán De Mario dijo...

Hermoso poema sobre la nieve y el develarse interno. Yo también amo la nieve y las montañas, me parecen majestuosas. Enhorabuena, Angustias!

Jose-divi dijo...

Genial!!! Un viaje a la naturaleza al fondo de tu alma, se muestra el amor que tienes por esos paisajes, Un abrazo amiga.

Angustias de las Cuevas dijo...

Gracias Cristian.., entonces me comprendes....
Besos!!!

Angustias de las Cuevas dijo...

Carlos Molina, gracias por tu consejo.., todas estas poesías están registradas...
Besos!!!1

Angustias de las Cuevas dijo...

Mil gracias Faustino por tu comentario.., es cierto, en mis entornos, gaditanos para más señas, no se puede entender que me guste más el invierno que el verano..., siempre ha sido así...
Besazos querido amigo!!!!

Angustias de las Cuevas dijo...

Gontxu, mil gracias por tu comentario.., tú eres de los míos...
Besos!!!!

Angustias de las Cuevas dijo...

Gracias Jose González por tu comentario...,muy amable.
Un abrazo!!!

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