Sortearemos, siguiendo al viento, las murallas encontradas a
nuestro paso y junto a él, evitaremos muchos tropiezos.
El viento al igual que la vida es caprichoso, inconstante
y antojadizo ya que nunca se sabe con antelación en qué dirección y a qué
velocidad va a soplar y hacia donde nos guiará.
Impulsivo, ardiente y a veces impetuoso nos confunde sin
saber hacia dónde dirigirnos o qué camino tomar, pero aún sabiendo que lo más
sencillo es seguirle, hay momentos en los que debemos parar y hacerle frente,
“caminar en su contra”, para así, ser conscientes de nuestra fuerza y
resistencia y al igual que las cometas, el choque nos hará elevarnos hasta casi
alcanzar el cielo; será entonces cuando todo nos resulte más sencillo, más
bello, porque tendremos en la vida como aliado a la estela del viento.
- Dijo el viejo profesor, dando por terminada la clase con
una media sonrisa y una mirada franca.
Hasta mañana chicos, y… recordad, que la vida y el viento
van de la mano y que de un modo u otro están siempre de acuerdo.
María del Carmen Aranda es escritora y autora del blog
mariadelcarmenaranda.blogspot.com
Buena lección, profesora Mari Carmen, jeje. Un besazo
ResponderEliminarBueno, no es la primera vez que llaman Profe... jajaja. Un abrazo!!!
EliminarINTERESANTE LECCIÓN Y BONITA NARRACIÓN
ResponderEliminarGracias Nuría, un placer contarte como seguidora de mis relatos. Un abrazo.
EliminarBonita reflexión comparativa...
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Un fuerte abrazo para todos.
ResponderEliminarGracias Guillermo por tu comentario y enhorabuena por tu Blog, muy buenas reflexiones las que en el nos presentas. Un abrazo.
ResponderEliminarMás sabe el diablo por viejo que por diablo dicen, y el relato me recuerda tanto a un profesor de mi adolescencia que creo que has tocado mis recuerdos.
ResponderEliminarEspero que haya sido para bien. Un abrazo y gracias Caliope por tu comentario.
EliminarMuy buena reflexión. Gracias!
ResponderEliminarGracias Jorge!
EliminarEstoy de acuerdo con los compañeros que me preceden en los comentarios, aunque creo que nos dejas un poco con la boca abierta (con ganas)...
ResponderEliminarEl viento si sopla fuerte,
con su brutal resistencia,
puede ser tal la violencia
que te arrastre hasta la muerte.
Otras veces se convierte
en tu favor como aliado
y va soplando a tulado
la vela de tu velero,
mientras haces tu crucero
en un mar de lado a lado.
Me gusta, me gusta...
EliminarEs una bonita reflexión en un momento de adversidad. Gracias María por estas palabras.
ResponderEliminarGracias a ti Carlos por tu comentario.
EliminarPalabras bien ventiladas y aireadas, concluyendo como buenas consejeras. Un buen maestro, siempre ha de ser un buen referente. También se aprende de uno malo a ser lo contrario a él.
ResponderEliminarJuan Martín, muy sabias tus palabras. Un abrazo!
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