-Mamá, ¿cómo se escribe
“crisis”?
-Ahora, no, Samuel, los
mayores estamos hablando de nuestras cosas.
En los últimos meses a
Samuel ya no le prestan la misma atención. Sí, es pequeño, pero no tonto. Sabe
que algo raro está pasando a su alrededor, aunque no consigue saber qué es
aquello que tanto atormenta a sus padres. Papá sale todas las mañanas temprano
de casa, pero el bocadillo envuelto en papel de plata que mamá siempre le
preparaba, ha sido sustituido por una carpeta llena de folios, todos ellos
iguales. A Samuel le hace una gracia tremenda ver la foto de papá impresa en
cada una de esas hojas.
La hora de la comida también
es distinta desde hace algún tiempo. Ahora, en lugar de comer en casa, mamá y
él hacen cola durante un buen rato frente a un comedor lleno de gente en el que
no es posible elegir la clase de comida que a él le gusta. Nada de hamburguesas
ni mucho menos de pizzas. Él intenta averiguar el motivo de tan drástico
cambio, pero no se atreve a preguntar por miedo a entristecer más aún a mamá.
Ya casi no recuerda cómo era el sonido de su risa, hace tanto que no la oye. A
cambio la descubre en cualquier momento llevándose las manos a la cara para
intentar secar las lágrimas que caen por sus mejillas. Samuel ya no pregunta,
simplemente la abraza con sus pequeños bracitos y le lanza besos al aire.
“Cógelos, mamita, son para ti, te harán sentir mejor, seguro”.
Por las noches nada mejora.
Papá llega a casa exhausto “de patear la ciudad”, dice, y entonces empieza una
nueva discusión entre él y mamá. “¡Qué va a ser de nosotros!” o “¡Qué futuro le
espera a nuestro hijo!”, son algunos de los lamentos que Samuel escucha desde
la oscuridad de su cuarto, rota sólo por un pequeño haz de luz proveniente de
una vieja linterna con la que lee sus cuentos bajo las sábanas. Porque en casa
ya no hay luz, sino multitud de velas colocadas por todos los rincones.
Samuel sabe, por el tono
distinto de las voces de sus padres, que al día siguiente algo va a cambiar. No
sabe lo que ocurrirá, pero, por si acaso, decide elegir ya una nueva palabra
para su colección. Es una que últimamente escucha muy a menudo. No le preocupa
su significado, pero desea fervientemente que esta vez mamá sí pueda explicarle
cómo se escribe. Su palabra elegida será “desahucio”, seguro que a mamá le
encantará.
***
Espero que este recién estrenado año nos traiga miles de cosas buenas, especialmente para aquellos que tan mal lo están pasando en estos momentos.
Rakel Ugarriza
Muy crudo, pero muy oportuno
ResponderEliminarSí, Juan, así es, crudo como la vida misma. Pero, ¿quién dijo que la vida fuera fácil?
EliminarRakel: Un tema acuciante que no tiene fronteras, tratado con nobleza a través de los ojos inocentes de un niño que no alcanza a comprender el significado de la palabra que ha elegido.
ResponderEliminarProfundo. Lamentable. Feroz.
Muy bien plasmado.
Ana Noreiko
Me alegra que te haya gustado, Ana, y, sobre todo, que te haya provocado "algo". Lo cierto es que es un tema un tanto espinoso hoy por hoy, por desgracia.
EliminarMagnífico estreno Raquel. No por ser más triste merece menor elogio. Me gusta tu estilo y aquello que dices. Un saludo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Tino. Me emociona que te haya gustado, de verdad.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Tino. Me emociona que te haya gustado, de verdad.
EliminarWow, Rakel, que cruda pero a la vez poetica manera de retratar la crisis mundial que estamos viviendo. Se me hizo un nudo en el estómago!
ResponderEliminarGracias, Gontxu. Es gratificante saber que las palabras son capaces de "remover" por dentro.
EliminarMuy buen texto. Representación de cómo la visión tierna de un niño se va impregnando de la triste realidad del mundo que lo rodea. Muchas gracias.
ResponderEliminarEso mismo he querido plasmar, Jorge, el duro paso de la inocencia hacia la más cruda de las realidades. Muchas gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn relato adecuado para la situación actual en que viven miles de personas. Los ojos inocentes deben procurar evitar ver esto, aunque lamentablemente esta clase de situaciones dura muchos años. Un relato crudo de tiempos actuales.
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