Versos de la profundidad.

 

No decidiste marcharte,
ni siquiera lo imaginabas
y sin embargo te fuiste
dejando mi alma desolada.
No fue tu culpa, ni la mía,
son los designios de la existencia.
La muerte es implacable y a ti te llevó
cuando era nuestra vida una alborada.

¿Dónde estás?, no lo sé.
Tal vez eres la esencia de mi sombra
o el aliento que sale de mi boca
cuando mis labios, sin cesar, te nombran.

Tal vez, moleste a otros
la insistencia
de vivir cantando muchas rimas,
me quiero desprender de tu recuerdo
y la memoria no me deja,
se empecina...

Me siento cual veleta que no gira
como timón trabado en plena mar...
Tu amor hasta en mis poros se respira
porque ni en sueños, te puedo olvidar.

Quererte, que aun te quiera,
ya no importa...
si estás en el silencio sin sentir.
Tu ausencia ofuscó mi primavera
y mis días son invierno,
en pleno abril...

Como una luz incandescente
o un tizón que atiza sin control,
así me lastima tu recuerdo
y acelera la pena al corazón.
Como esa agua desbordada
que todo lo arrastra con su furia,
así me siento hoy,
y me doblego,
pues todo me domina
y sale del calor el alma fría
por culpa de esa estela que te invade
para cuajar la inspiración sublime
y parir del dolor,
la poesía.

 

TRINA, 9: 24, DE LA MAÑANA HORA VENEZOLANA. 15-11-11