Juan siente como sus piernas son
consumidas por el dolor que las recorren, el estar un tiempo prolongado en
cuclillas sobre el duro suelo del cementerio no es una tarea fácil a su edad.
Él está frente a la tumba de Julia, quien fue su esposa por cincuenta y cinco
años hasta que unos meses atrás el llamado de la muerte toco su alma.
Una rosa intensamente roja adorna la
lápida de concreto que encierra el cuerpo de Julia. Juan tiene su cansada vista
fija sobre los pétalos de la flor mientras lágrimas recorren su arrugado
rostro. Las lágrimas caen una a una sobre la sencilla lápida sucumbiendo ante
los rayos del sol quien las evapora para que suban hasta el cielo y se acerquen
a su esposa.
Juan cambia la dirección de su mirada
cuando siente que una sombra lo cubre. Mira a su lado, ve a una joven y alta mujer parada a su izquierda. Su
rostro está sucio reflejando la ausencia de higiene, sus ropas son abundantes
pero completamente viejas y rasgadas. Su pelo es negro intenso, largo y
enredado, el cual le cubre parte de su rostro pero no lo suficiente para
ocultar la mirada afligida que sus ojos muestran. A pesar de todo, la joven
causa en Juan una sensación de paz interior que no había sentido en varios
meses. Sin decir nada, Juan toma la rosa que le había traído a Julia y se la
obsequia a la vagabunda.
—No puedo aceptarla, esa rosa no es
para mí.
—La rosa es símbolo de amor, afecto,
de que alguien se acuerde de ti. Julia no necesita una rosa para saber que ella
siempre está conmigo, Julia sabe muy bien que la amo, que siempre estaré a su
lado y que nunca la olvidare.
Juan se levanta con dificultad, le toma la mano
a la vagabunda y tiernamente coloca la rosa en ella.
—Tú, como cualquier ser humano merece recibir el aprecio y amor
de otra persona.
La vagabunda mira la rosa y con una
leve sonrisa lo mira a él. De entre sus ropas viejas ella saca un pequeño libro
maltratado por el tiempo y se lo obsequia. Juan la mira con cierta
incertidumbre y antes de que el pudiera decir alguna palabra, ella se le
adelanta.
—Me parece que es tradición que le
obsequie un libro.
—No tiene que hacerlo. Posiblemente es
su única posesión. El gesto es suficiente para mí.
—Es mi más atesorada posesión.
—Con más razón debo rechazar tan
generoso obsequio.
—Usted es un hombre noble. Le dejare
el libro para que se adentre en su mundo.
Luego volveré a este lugar por él.
La vagabunda da media vuelta y
continua caminando entre las tumbas del cementerio. Juan la ve alejarse en
silencio mientras sostiene el libro en sus manos. Mirándolo con curiosidad
decide abrirlo. Solamente toma un segundo para que Juan quede maravillado y
atrapado con su contenido. Sin poder explicar lo que estaba leyendo, Juan
comienza a recrear su vida desde que conoció a Julia. Página tras página el
libro resume sus buenos y no tan buenos momentos, sus éxitos y fracasos, sus
sueños y frustraciones. Juan continúa pasando las páginas mientras el día sigue
su curso. Se acerca al final, lee cuando llega al cementerio, lee sobre la
vagabunda y la rosa, lee que está leyendo y lee que una mujer se acerca a él.
Lee como la mujer le tiende la mano para ayudarlo a levantarse y darse cuenta
que esa mujer es Julia. Lee como él coloca el libro sobre la
tumba y comienza a caminar tomado de la mano de Julia hasta desaparecer en la
distancia.
La vagabunda regresa como la había
indicado. Se acerca a la desolada tumba y toma delicadamente el libro que esta
sobre la misma, lo abre en la última página y lee como Juan y Julia caminan
juntos por toda la eternidad. Cierra el libro y lentamente se adentra en una
niebla brillante que se forma delante de ella. Entre sus ropas viejas lleva el
libro que ahora posee dos nuevas almas enamoradas las cuales estarán juntas
hasta el fin de los tiempos expresando su amor y felicidad.
Es un cambio interesante al pervasivo "hasta que la muerte los separe". La verdad siempre uno debe soñar en que hay algo más de esta vida, y que la separación de la muerte es sólo una parada temporal hacia la nueva vida. Buena estuvo esta E.N.
ResponderEliminarGracias Carlos, el amor rompiendo las barreras fisicas.
EliminarUna historia llena de sentimientos.Los dos juntos para siempre.
ResponderEliminarMe gustó
Un saludo
Gracias Carmen. Trate de crear un poco de mistisismo en la historia sin olvidar el sentimiento del amor verdadero. Me alegra que te gustara
EliminarMuy emotivo.
ResponderEliminarCristian
Gracias Cristian, como de costumbre, trato de jugar con las palabras.
EliminarLa emoción del amor y la eternidad. Una pareja perfecta. Un saludo
ResponderEliminarSaludos Faustino. Asi mismo, la emoción del amor y la eternida fundiendose en una sola idea
EliminarHerrmosa idea. El libro vivo, que se va llenando de contendido en el propio acto de leerlo. Una bella metáfora. En realidad es así, pues en el fondo es el lector el que le completa el alma a todo libro. Cada lector reescribe el libro con su propia alma al leer cualquier libro. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias Yoly, estas totalmente en lo cierto, trate de jugar un poco con algo de realismo magico para crear la metafora. Experimentando con las formas.
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