COMO DIJO FREDERICK
SPEAKMAN:
"LOS
CAMINOS QUE TOMAMOS SON MÁS IMPORTANTES QUE LAS METAS QUE
ANUNCIAMOS"
Los
años se sucedieron y las ciudades Toekom se convirtieron en verdaderas joyas
dentro del planeta, ejerciendo un gran poder sobre los gobiernos dirigentes de
las otras ciudades denominadas Temura, quienes les miraban con un cierto
escepticismo y temor ante ese progreso lento pero seguro, basado en el cultivo
de los valores del ser humano y sostenido por los pilares de la razón: la
honestidad, la tolerancia, la sinceridad, el respeto y el compromiso.
El
mundo se había divido en dos, por un lado fueron surgiendo pequeñas ciudades
Toekom y por otro las ciudades Temura, cuyos pensamientos, sistema de vida y
proyección de futuro eran totalmente diferentes; dos civilizaciones viviendo
una misma era y antagónicas por principios.
Los Toekom decidieron la sencillez en sus vidas,
querían vivir, simplemente disfrutar de los cinco sentidos, que en aquel entonces
se conocían, descubriendo no muy tarde el que sería el sexto, el más abstracto
y cósmico: la intuición.
Fueron poco a poco liberando sus mentes,
practicando a diario el shalóm sijlin, la inteligencia de una mente limpia
y libre de perturbaciones, permaneciendo sus pensamientos positivos, eliminando
la negatividad, la rabia, las culpabilidades y la falta de perdón, manteniendo
así una mente ordenada. Utilizaban técnicas que consistían en recordar sucesos
de sus vidas que se habían grabado en el corazón y la memoria, como imborrables
por la felicidad producida, cultivando el entusiasmo y el optimismo. Eso les
hacía fuertes, uniéndoles cada vez más.
Vivían en mundo dirigido por las ciencias de la
vida y habían creado una especie de burbuja aislados de las comunicaciones de
los medios, aislados de ciudades destruidas, creando así sus propios y pequeños
paraísos.
Tenían un principio, el cual iban
transmitiéndose unos a otros, un principio sencillo pero que fue la base del
origen de esta nueva civilización, de este «Nuevo Despertar»: «Eres lo que tu
más profundo y vigoroso deseo es. Como es tu deseo, es tu voluntad. Como es tu
voluntad, son tus actos. Como son tus actos, es tu destino». Brihadaranyaka
Upanishad.
Y así fue transcurriendo el tiempo, sucediéndose
los años. Los llamados Toekom permanecieron fieles a su herencia de paz, crearon
sus propias ciudades viviendo ajenos al resto del mundo.
Les supuso mucho esfuerzo adaptarse a ese nuevo
sistema de vida dejando atrás sus recuerdos y gente querida. Habían iniciado un
nuevo proyecto de supervivencia teniendo que luchar día tras día para
acomodarse a esos pequeños refugios que la naturaleza les brindaba, a los
cambios súbitos climatológicos y a otras adversidades que estoicamente fueron
superando.
Atrás dejaron pueblos prácticamente destruidos,
desolados y desérticos de ilusión, allí dejaron a muchas de sus gentes que por
miedo no quisieron enfrentarse a la gran decisión de crecer y cambiar sus
miedos por la descarnada verdad.
Fueron aquellos, los más indecisos y cobardes,
los que siguieron aferrados a la rutina y aburrimiento sin ninguna esperanza, permaneciendo
en el mismo sitio, mismo pueblo o en la misma ciudad que les vio nacer, sin
nada más que sus lejanos recuerdos de lo que una vez fue o pudo haber sido, sin
futuro ni porvenir. Lo único que les quedaba eran sus cuerpos velados que poco
a poco fueron consumiéndose, para finalmente, fusionarse con la tierra y
desaparecer.
Los más débiles y desesperanzados, los que no se
atrevieron ni tomaron partido por ninguna de las dos nuevas civilizaciones que
empezaban a emerger, fueron desapareciendo paulatinamente de la faz de la
Tierra.
Por otro lado, los llamados
Temuranos se quedaron en las ciudades que ellos consideraban más seguras, sin
resignarse a morir, fueron creando una filosofía totalmente distinta a los Toekom,
un mundo dirigido por la robótica, la tecnología de la información y la
nanotecnología; su búsqueda por la supervivencia se inició bajo la tierra en la
más profunda oscuridad, ciudades apoyadas en túneles y sombras.
(Continuará, ver Fragmento XI)
Me ha gustado mucho ese mundo de los Toekon. Se ha de ser valiente,dejarlo todo y cambiar de vida. Eso es lo que haría falta a muchos de nosotros, que preferimos no movernos a pesar de la infelicidad porque tenemos miedo a lo desconocido.
ResponderEliminarEspero con ganas la continuación.
Un saludo
Hola Carmen , es una historia llena de intriga con un final sorprendente. A mi me tiene enamorada Urus, el gran amor de Magali. En mi blog voy publicando todos los fragmentos, de todos modos intentare pasarlos también a la Revista de todos. Te dejo mi blog por si quieres echarle un vistazo. http://mariadelcarmenaranda.blogspot.com.es/ UN FUERTE ABRAZO!!
ResponderEliminar