Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

jueves, 14 de marzo de 2013

El remero insomne. Jorge Lara. Ediciones Carena.

Próximamente a la venta...

-Según una antigua leyenda Nubildense iba una vez el Poeta, rumiando amargamente su destino de galeote de las palabras. La Noche, curiosa ante su ensimismado paso, le preguntó:
 
-¿Qué buscas?
 
-No lo sé –contestó él, sin levantar la cabeza-. La verdad, la belleza… La voz del dolor y la esperanza. Busco al otro que me habita. Él me llama, y me pide que lo explique al mundo, y que le explique el mundo. Eso dice. No sé si lo entiendo. Es como un niño, ¿sabes…? A veces enfadado, o triste, o repentinamente alegre por cualquier tontería. Es difícil esto.
 
La Noche lo abrazó, con el sonido del viento entre las hojas, y un lejano discurrir de agua.
 
-Cierra los ojos. Déjalo que hable conmigo. Por lo general yo también estoy sola, y triste, y necesito una voz que me acompañe. Tú rema sobre el papel. Nosotros bogaremos.
 
Desde entonces, el Poeta espera la caída de la luz y se entrega a ese encuentro, en el que sólo el otro y la Noche saben lo que están haciendo. Nada ha cambiado. Pero él cree que sueña. Y es feliz. Como un niño que libremente habla del dolor, de la esperanza, de la verdad, o la belleza.                                                              
  
 Jorge Lara
 
El Remero Insomne es un libro de plena y exquisita madurez poética. Algo que todo escritor persigue, y pocas veces alcanza. La casi imposible facilidad de decir mucho más con mucho menos. Conseguir, en su lectura, la detención extasiada, tras cada poema. Sugerir, con palabras y frases del habla cotidiana, imágenes que se desparraman por la hoja, y nos impulsan a buscar su deseada continuación. Que es otro poema, y otro, y otro, hasta el final de reposada redondez, donde asumimos lo cíclico del hecho, la vida como un constante retorno a la tarea de vivirla.

Nunca aprendimos tanto sobre el placer de leer en profundidad, interpretando lo dicho y lo sugerido en todas sus variantes, y sobre el simple misterio de escribir que hay en la traducción de nuestros pensamientos
 
“Pasar las hojas del Remero es como mirar el fuego, la lluvia, o un río entre las piedras. Placeres inexplicables.”

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