Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

jueves, 21 de marzo de 2013

Abre los ojos.

         
          Amiga mía, este ingente esfuerzo de atención y comprensión que te brindo, no debe evitar de ninguna de las maneras decirnos a los ojos todo lo que pensamos. Es mucho más importante la verdad desnuda que nuestros íntimos y egoístas sueños. 

          Tú no debes soportar, sin más apoyo que tu entereza, tanto dolor, tanta tristeza y humillación por mi parte. Debes rebelarte contra ello de una vez por todas, o estarás completamente perdida y finalmente acabada.
 
          Grítame, insúltame si resulta necesario. Bríndame motivos suficientes para que pueda sentirme culpable por todo ésto e intente convencerme con ello que debo abandonar de una vez por todas mi intransigente postura. No me dejes creer que el futuro es solamente sinrazón y reglamentos, y que yo estoy al mando del destino que aguarda y tú sometida por contra a mis continuos desplantes.
 
          Necesito que entiendas lo mismo que yo entiendo, y que yo me vista de tu piel y de tus huesos,  para poder sentir como tú y lograr además, entenderte.
 
          Que mi cuerpo no acompaña a mi mente de continuo, es mucho más que cierto, es simplemente una verdad certificada.
 
          Que mi locura viaja sin un rumbo ordenado y sin un destino concreto, es otra verdad oficializada, se hace mucho más patente con el paso del tiempo; y tú, ¿por qué sigues formando parte de todo este penoso artificio y de este humillante montaje?
 
          Mi cuerpo ya no me pertenece, también resulta verídico. Camino a solas, tomo una vereda inadecuada y no te espero, no miro nunca atrás cuando te retrasas por si me retrasas a mi al mismo tiempo. Mi voraz y codiciosa soledad me arrastra por entero y yo te arrastro al insondable abismo conmigo, enlazados por invisibles ataduras tejidas  y curtidas por mi mano y por mi deseo, y no nos queda ya cuerda suficiente ni saliente en la pared al que poder agarrarnos.
 
          Quizá, en algún momento, deberías valorar el pasado y barajar la idea de soltarte y dejarte ir, abandonarte en la vertiginosa caída que decidirá tu futuro.
 
          Miro con desdén hacia arriba y veo con insigne claridad las nubes vaporosas que quedan lejanas; después vislumbro el abismo, y la oscuridad y el silencio estremecedor de nuestra soledad se retuercen profundos y lacerantes al final del pozo.
 
          Caes a mi lado y al mismo tiempo, y tus ojos se desorientan y me muestran una profunda confusión, desconoces la verdad sobre si vas o vienes, si me amas o por el contrario me aborreces, y mientras tanto, los ojos se nos llenan a ambos de vidriosas lágrimas por la brutal velocidad que imprime nuestra caída. A mi no me importa en absoluto, a ti, te atormenta en demasía.
 
          Me miras a los ojos y luego observas las negras profundidades que asoman cercanas, me hablas a gritos pidiéndome algo, pero yo sólo oigo los latidos desbocados de mi propio corazón, y no puedo ni quiero escuchar lo que dices.
 
          Amiga mía, sálvate tú de mi infinita locura, y si puedes y si tienes al final suficientes fuerzas, intenta salvarme a mi contigo.
 
          Mientras tú lo intentarás en vano, silbaré entre dientes la letra de nuestra canción con entusiastas acordes de alegría, y cantaré la música de nuestro moribundo amor hasta que se me quiebre la voz o se me rompa el alma. La música y la letra te harán recordar lo que un día fuimos, lo que un día aparentamos, aunque no se parecerán ya más a mi ni generarán a tu persona, el más mínimo sentimiento reparador.
 
          Yo vivo y discurro en las afueras de todo, y tú, por el contrario, deberías poder reconocerme allí dónde ya nada es importante y en dónde la vida continúa a pesar de nosotros.
 
          Deberías comenzar a proponer lo mismo que yo propongo, y chasquear los dedos para intentar desaparecer al mismo tiempo. Ausentarte para siempre del lugar en el que no te reconoces, y plantearte un nuevo amanecer, un nuevo lugar dónde pasar el resto de tu vida.
 
          Libérate al fin de tu nefasta confusión, de tus negros y corrosivos anclajes porque yo no regresaré ya más a ti, porque yo ya no me acuerdo de nuestro pasado, porque yo ya no te quiero.
 
 
Escrito por:
Faustino Cuadrado Valero

10 comentarios:

  1. Tino has conseguido meterte en el corazón de la mujer, no hay mejor amor de un hombre que el amor altruísta. Precioso.

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    1. Querida Nuria, Como siempre, captando perfectamente el mensaje que pretendo. Un homenaje a la mujer y a sus virtudes y defectos, un pescozón a los hombres, por sus defectos y virtudes. Un placer leer tus comentarios.

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  2. Preciosa prosa, con hilaridad en las ideas, laberinto de sentimientos, y despedida sincera e irrevocable.Felicitaciones!.

    TRINA

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  3. Muchas gracias Trina. Me alegra que te haya gustado.

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  4. Me ha encantado, la prosa está magníficamente utilizada, denotando cierto sabor poético, y la manera en la que se intenta entrar en la piel del otro para comprender aquello que se hace y que resulta duro pero necesario. Un texto que denota mucha sinceridad. Bravo el contenido y bravo la técnica utilizada. Enhorabuena.

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  5. Muchas gracias Juan. Viniendo de ti siempre es una gran referencia cualquier comentario que hagas.

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  6. Una excelente introspección con una afirmación firme y sincera al final. No hay nada más difícil que cuando termina el amor. Muy bueno Faustino.

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  7. Me provoca mucha satisfacción que te ha gustado Carlos. Sobre todo a ti, que practicas una excelente prosa en tus escritos. Es muy triste sí, que el amor se acabe, pero siempre habrá otro nuevo amor, esperando ahí al lado.

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  8. resulta interesante el texto, a mi me evoca una persona mayor, evidentemente que ha llegado a comprenderse, y que le pide a la persona a su lado que es momento de separarse... el rito es pausado, sin mas elementos que de la historia, yo me atrevería a preguntar.. ¿y ella en realidad qué siente?... como una reflexión de los años maduros... me ha gustado ! Saludos!

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  9. Muchas gracias Juan, por haber leído el texto y por reflexionar sobre el mismo.Me alegra que te haya gustado. Un saludo.

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