Agradezco de verdad que hayas elegido
esta temporada navideña para este encuentro, algo tiene de especial el mes de
diciembre y la Navidad. Obliga siempre, de alguna manera a un reencuentro
consigo mismo, a reconocer por lo menos, que no todo estuvo bien hecho.
Es además como mágico, esa abundante decoración de luces en todas las partes con tantos y tan variados simbolismos según cada país o cultura. Aunque para la gran mayoría solo parece significar derroche de consumo material. También hay para quienes aún conserva cierto valor místico, de regocijo espiritual.
Sea
cual fuere lo que en verdad significa, me parece que es como si hubiese sido
diseñada a propósito para complacernos en ciertas cosas, yo anhelaba hace
tiempo esta charla, ciertamente como un milagro y mira, mágicamente ha sido
concedida y eso te lo agradezco de verdad.
Y
bueno, dime que te hizo cambiar de parecer para encontrarnos ¿Qué fue lo que
pasó?
Bueno
espera, si me permites, antes, déjame decirte una cosa, bueno, varias cosas, ¿puedo?
En el último intento en que fracase para hablar contigo, te quise decir que me sentía morir, que me hacías mucha falta, y tú nunca más respondiste ¿Recuerdas?
He tardado mucho en asimilar tu ausencia, es más, no
estoy seguro de haberlo logrado totalmente, no miento, tú me conoces bien. Solo
una vez, tal vez dos, lance punzantes señales contra ti enfurecido y...
Lastimado.
No sé por qué me arrepentí, preferí voltear la tortilla y mirarme a mí, examinar a fondo en que fallé. Después de todo, tú ya no estabas y no tenía objeto desgastarme más en el lamento. Ya había sido demasiado tiempo, me estaba quedando solo y hasta sin amistades. No sé, uno se sumerge en autoconmiseración y se aísla, sabiendo bien que eso no resuelve absolutamente nada y, como te digo, lamentablemente me abandoné al dolor. Esto sucedió enseguida de que te fuiste, y duró bastante tiempo.
Y si ahora me ves tranquilo, es porque me di cuenta y tuve que reconocer que no te supe encontrar, no supe llegar a tu alma, me quede por encimita. Llene de elogios tu bello rostro casi perfecto, tu hermoso y atractivo cuerpo, tu sensualidad natural y un tanto provocativa. Disfrute de tu encantadora sonrisa, de tu mirada un tanto inquietante pero... No supe nunca entender tu silencio, no fui capaz de saber interpretar, en tu mirada, tus necesidades más profundas.
No supe alimentar tu existencia, no entendí y no te acompañe en tu fe. No pude descubrir tu verdadera fortaleza, no conseguí despertar el amor, en lo más profundo de tu intimidad, no supe cómo alcanzar tu espíritu.
No supe conducirte a redescubrirte, no te acompañe a actualizar, a estar siempre vigente. A pesar de que sabía que eras creativa, dinámica, empeñosa y no, no supe, y no pude satisface plenamente toda tu hermosa naturaleza interior.
Hubo risas, pero no alegría, hubo promesas, pero no verdades, hubo planes, proyectos, pero no realidades. En fin, nos dimos muchas horas para estar juntos, pero nunca tiempo de explorar nuestro interior para así poder completar los requerimientos y lograr realizar toda una historia de vida juntos, tú y yo.
Me quede corto, lo reconozco y me dolió mucho descubrirlo. Ahora bueno, ahora sé lo que cada parte opuesta de la pareja necesita para alimentar las ganas de estar y de vivir con la otra parte, no es solo decir te quiero, es mostrarlo. No es solo decir te amo, es hacerlo sentir hasta le médula. Que no quepa jamás, ninguna duda en ninguno de los dos.
Te
digo, no es solo decirlo, de decir, lo dije muchas veces, es más, creo que te
cansé de tanto escucharme decirte precisamente y creo que, por eso, es decir,
porque nada más lo decía y de las palabras no pasaba, fue que decidiste poner
distancia de por medio entre nosotros. No tuve menos que comprenderlo así.
Bueno disculpa, de siempre tuve una gran necesidad de
decirlo y sobre todo a ti, directamente a ti y de mi propia boca, para no andar
pregonando ya mas estos sentimientos de impotencia que, a lo más que me
llevaron, fue a estar viviendo casi de la compasión de quienes me rodean y,
como dicen los sabios ancianos en el pecado, llevé mi penitencia…
Haber,
ahora sí, cuéntame. ¿A ti como te ha ido?... ¿Cómo te ha tratado la vida durante
todo este tiempo que no supe de ti? ¿Cómo te pinta esta Navidad?
Anda,
cuéntame con calma todo lo que quieras…
Hugo
Es un monologo interesante. A veces es duro darse a entender con la gente que uno ama. Muy interesante, Hugo!
ResponderEliminarAmigo Hugo: El relato tiene ciertas pinceladas que despiertan interés por los hechos, aunque estos no es que sean frecuentes en sí, pero tampoco desconocidos, al menos por lo que a lo largo del tiempo yo he podido ver y escuchar, de otra parte en la forma de expresarlos y por cierta palabra que empleas, que debe ser popular, porque no conozco el significado ni lo encuentro en el Diccionario de la RAE, como (autoconmiseración), en otras ocasiones aparece el (dequeísmo)tal como (enseguida de que te fuiste) y alguna más por ahí, la expresión (me quedé encimita), también (no tuve menos que comprenderlo), estas pincelada entre el resto que conforman el relato, se destacan mucho.
ResponderEliminarAtentamente.
Podría ser, incluso, una experiencia personal. Me refiero a lo que podría haber vivido el propio autor. Puede, que solamente imaginado, pero puede ser real ¿por qué no?
ResponderEliminarEs la mejor manera de conocerse uno mismo. Hablar en alto y con el sentimiento desnudo, a la persona que amas o frente al espejo. Una terapia interesante y muy sincera.
ResponderEliminarMuchas gracias por cada comentario, muy valioso y buenas observaciones que obviamente tomaré en cuenta.
ResponderEliminarUna disculpa a todos por tardar en contestar.
Una lee tus prosas y penetra en ellas, las vive, parece que fuese la del cuento. Seguramente, no es imaginario, forma parte de tus vivencias lejanas, cercanas, sólo tu lo sabes; pero que deja la sensación de la impotencia. Felicitaciones!.
ResponderEliminarMe gusto mucho...
ResponderEliminarM.B.R.