El ensayo comienza, la orquesta está
preparada, el director, esta vez no hará uso de su batuta, piensa que con sus
manos logrará imprimir el carácter y la expresión exigida por el autor de la
obra musical, de la solemne obra de la vida. Serán sus manos las que indicarán
los pulsos de los compás, el tempo, las entradas de los diferentes
instrumentos, y juntos será capaces de transmitir esos sentimientos tan
profundos como el dolor, la tristeza, la desolación, la felicidad, la euforia,
el amor.
La solemne obra de la vida se
caracterizará por su misterio, por su belleza, ella llevará impresa la
ambivalencia de la vida, la yuxtaposición caótica de acontecimientos, el
análisis de conciencias discordantes, la oposición de la maldad sobre la
bondad.
La gran sinfonía de la vida se
desarrollara en cinco movimientos diferenciados entre sí, el autor, en este
caso el Destino tenía la intención de conseguir una obra perfecta, repleta de
esos vaivenes que sufre el ser humano en su paso por la gran obra de la vida y
aumenta el quinto movimiento para expresar un final que aún está por perfilar,
aún no está pulido, habrá que esperar.
Esos cinco tiempos tendrán una intensidad dramática, que se prolongará
desde los arrebatadores scherzos hasta los arrasadores adagios.
Los
músicos están preparados, quieren lograr la sinfonía perfecta, las cuatro
familias de instrumentos aúnan sus esfuerzos, no tocaran todos a la vez, hay
momentos en los que algunos permanecerán en silencio. Unos participaran de la
obra en su totalidad, otros verán mermadas sus actuaciones a meras
intervenciones, que aparentando pasar desapercibidas si influirán en el
resultado final.
El
director exige, guía, interpreta la obra, sus movimientos fluyen, e
inesperadamente algo falla, aquel violín sonó antes de tiempo, la flauta emitió
un sonido discordante, y de nuevo vuelta a empezar, ahora todo parece ir
bien, pero hay que estar preparados
porque de nuevo surgen todo tipo de
complicaciones, estas se suceden durante el ensayo de la obra, durante el
ensayo de la vida, pero nadie se da por vencido, y extenuados intentan
conseguir el sonido, la expresión armónica de la gran obra, aunque surgen
dudas, todo se convierte en una
incógnita, en un gran misterio, todavía queda el ensayo final, y después la espera, la interminable espera, la
representación ante el gran público, el que será el implacable juez.
Ya
el director se abandona, implora el apoyo de los dioses, se santigua tres veces
seguidas antes de presentarse al gran público, no quiere fallar, pero hasta el
último momento, solo será lo que el destino prevea que fuere, ya no depende de
ningún integrante de la orquesta, aún todo está por...
1er Movimiento.
“Comienzan los violines con su periplo, con sus notas viva, alegres, elevándolas hasta lograr el mayor de los júbilos, es el comienzo, ese que inicia su canto pletórico de esperanzas, ahora el mañana no es dudoso, parece certero, las notas de los instrumentos no fallan. Pero el director aún no está satisfecho, aún quedan cuatro, hay que aguardar, el esfuerzo será arduo, y las dudas le asaltan”
“Y finaliza el primer movimiento, el público no aplaude, no se debe, pero sus corazones ya se han sobrecogido.”
2º Movimiento.
“Este segundo movimiento ha sido demasiado largo, la melodía ha discurrido, desde los acordes oscuros de las violas, hasta la alegría llevada a cabo por dos clarinetes. La sinfonía ha calado en el gran público que calla expectante, aún no deben exteriorizar sus emociones con los aplausos, aún quedan tres movimientos, la obra puede dar un giro de tuerca.”
“En este tercer movimiento han participado gran número de instrumentos, su principal cometido era el de transmitir, con sus acordes, sentimientos amargos, llenos de añoranza, pero la intervención de los violines consiguió elevar la obra hasta rozar la euforia, para de nuevo regresar a sus origines. Las notas de nuevo se volvieron frías, cargadas de amargura, de desesperanza.”
5º Movimiento.
“La obra ha finalizado, un solo de trompeta ha conseguido que el gran público aplauda enfervorizado, entusiasmado, casi rozando el arrebato”.
El mensaje ha calado profundamente en sus corazones, y puestos de pie, gritan ¡bravo!, ¡bravo!, ¡bravo!
La gran sinfonía de la vida deja en el aire su consumación, ¡se trata del discurrir de la vida, tan solo de eso!
María de las Angustias de las Cuevas Ramírez.
Bueno, que te diré María Angustias. Más que una sinfonía, mi forma de ver la vida es como una licuadora. No somos tan musicales como deseamos, y más de una vez la vida nos da bemoles. Pero es una buena analogía.
ResponderEliminarNaturalmente,cada uno lo puede interpretar a su manera...Yo concibo la vida, como el gran desconcierto.., en este caso he personificado los vaivenes que ésta sufre, durante su recorrido, con la participación de los diferentes instrumentos, unos causaran más impacto, otros sonaran a gloria, otros a desconcierto, a requiem, a muerto.....En el que el último acto, está aún sin perfilar..., aún estamos a la espera..., el Destino, el gran creador de la obra, aún no lo tiene claro, aún le queda por decidirse...
EliminarUn abrazo Carlos y gracias por tu comentario.
El dramatismo de la vida con todos sus encantos y desencantos...Sinfonia conclusa de acordes musicales y el destino redireccionando su discurrir...Singular analogia.
ResponderEliminarGracias Hollman, por tu comentario...., pero en esta ocasión, la sinfonía está inconclusa, aún se desconoce el quinto movimiento...El caprichoso Destino, no quiere revelar su final, tendremos que esperar, hasta el final..., hasta el final de nuestros días...
EliminarUn abrazo!!!
Me ha gustado esa analogía, un destino ya escrito (partituras) y la variantes que pueden surgir!
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Flores...., me alegra saber que te ha gustado. Saludos!!!
EliminarLa eterna sinfonía de la vida. Partituras inconclusas, todo está por concluir... podemos ser libres para escoger nuestro destino, para decidir las notas, las piezas musicales que compongan nuestra existencia... la melodía por la que discurra la felicidad. Una aportación muy inteligente y muy bien escrita, te felicito, Angustias. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, precioso tu comentario....Creo que no somos libres para elegir nuestro destino..., al menos en este caso..., el Destino es el que marca las pautas de la existencia..., él escribe, cada nota de la partitura..., él decide....
EliminarUn abrazo Dioni Arroyo!!!