Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Solo por y para vosotros

Siempre que tengo que enfrentarme a un folio en blanco, me da pavor. Pero al final, no sé como lo consigo, pero termino saliendo airosa. Me imagino que tantos y tantos años trabajando como teleoperadora, con muchos estrés y con un gran volumen de llamadas, donde como mucho tenía dos minutos y medio para atender a cada cliente, han hecho, que esté acostumbrada a trabajar bajo presión, con rapidez, pero no por ello, sin dejar de hacerlo bien, cosa que no es fácil de lograr.

Pero esta vez, desde luego, que me está costando mucho más…

Y me está costando mucho más, que antaño, porque lo que hago es lo que más amo en la vida.

Jamás, por nada, ni por nadie, renunciaría a escribir; salvo cuando la vida, te pega una ostia con la mano abierta y hace que la salud de tus padres vaya en detrimento y entonces te veas obligada a dejar de hacer lo que amas, por lo que crees que es lo has de hacer. Y entonces una vez más, como si de un miembro de la casa real, se tratase, me veo en la obligación de anteponer el “deber” al “querer”.

Y creerme que no me arrepiento. Han sido años de horas y horas en consultas médicas, peleándome con todas las secretarias de los doctores, enfrentándome a conversaciones con doctores, que en ocasiones han dañado mi interior, porque, aunque lo escuchado, era una plausible realidad; esa realidad, me desgarraba por dentro y aunque intentas salir de la consulta con la mejor de las sonrisas, para que tus padres no sepan que te afecta, al llegar la noche, solo la almohada es testigo de lo que te pasa.

Porque mis padres, pese a todo, me duelen. Han sido a lo largo de todos estos años, las visitas a Cardiólogos, Traumatólogos, Vasculares, Neurólogos, Unidad del dolor, etc.. los causantes, de que haya tenido que renunciar a mi amor por la literatura y por ende a mi hija, La Revista de Todos. 

Aunque la engendré tiempo antes.

Fue el 30 de agosto del 2012 cuando al despertar, sin tener motivo aparente, comencé a llorar, porque no sabía cómo canalizar todo el amor que entonces sentía de una manera incipiente hacia este mundo, que, aunque muchas veces sea de oropel, no deja de ser un mundo que te atrapa, que te seduce, que hace que sientas que es imposible vivir tu día a día sin escribir, lo que seguramente de no ser así, jamás hablando te atreverías a expresar.

Es ahora, cuando la salud de mis padres me concede un poco de libertad, cuando otra vez, vuelvo a hacer lo que más feliz me hace.

El año pasado, en noviembre, casi por estas fechas a mi padre le dieron de alta después de estar casi once días ingresado con una insuficiencia cardiaca y entonces, no sabía si podía celebrar las Navidades. Días que desde niña y a la fecha me siguen encantando —porque me niego a matar a la niña que llevo dentro—.

No morimos el día que nuestras constantes vitales fallan, sino que lo hacemos, el día que dejamos de hacer lo que amamos. Y yo, me niego a morir.

Por eso os pido perdón por no ser mejor que nadie, pero tenía que alejarme.

Tenéis todo el derecho del mundo a no sacar tiempo de vuestras vidas para visitar el blog, me dolería, sin duda; pero más me dolería por mi equipo; por todos esos escritores, que después de años y al llamar a sus puertas de nuevo, no han dudado, ni un minuto en darme sus “jirones” para que podáis leerlos.

Os lo imploro, no por mí, sino por ellos, no dejéis de leernos.

A fin de cuentas, aunque yo también escriba en la revista, soy la directora y como en otras parcelas de la vida, me gusta “estar en la sombra”.

Os esperamos el día 22 de diciembre, donde si nos lo permitís, una vez más trataremos, de emocionaros con nuestros relatos.

Os dejo el link, por si queréis, compartirlo en vuestras "redes" y así entre todos, lograr, que La Revista de Todos, vuelva a emocionaros, como antaño lo hacía.

https://larevistadetodos.blogspot.com/

Hasta ese día, como siempre y una vez más, salud y suerte.



La directora de La Revista de Todos



jueves, 7 de noviembre de 2024

El regreso de Giselle. —Recordando el ayer—

 

Aunque fue ayer cuando escribí en este diario, siento, que ha transcurrido mucho tiempo.

Mi relación con Davinia sigue siendo especial, pese a que ya no estamos juntas. Pero, por todo lo vivido y sobre todo por mi hijo, al que sé que ella adora, seguimos teniendo una excelente relación. Ella, aún me sigue amando, en cambio yo ya no siento lo que antaño sentía por ella; aunque no voy a negar que dejarme llevar por la pasión y hacerla enloquecer con mis labios, succionando su clítoris y arrebatándola un orgasmo de vez en cuando, es algo a lo que me niego a renunciar. Pero solamente es eso “momentos”.  

Mis sentimientos, aunque recientes, son fuertes y el causante de ellos, es Roberto sin lugar a duda.

Abrahán, mi hijo, ya tiene siete años. Está creciendo tan rápido, que en ocasiones me formula unas preguntas, para las que os aseguro que no encuentro respuesta. Pensamos, que los niños no se enteran de nada, que, desde su mundo de la inocencia y el juego, no perciben nada del mundo de los adultos, y ahora, me doy cuenta de que no. Que siendo unos niños —una inmensa mayoría—, son más sensatos, sinceros y honestos que nosotros; porque no están maleados, porque son transparentes y cada palabra que dicen, la dicen, con una verdad que en ocasiones hasta para nosotros puede resultar hiriente.

Aproveché para desayunar tranquilamente mientras que todavía él seguía durmiendo. En la mesa de su habitación estaba el puzzle que mi hijo y Davinia montaron, en mi ausencia, mientras que pasaba la noche con Roberto; lo que me recordaba que tenía que pasar por la tienda de cuadros, para que lo enmarcasen, como le había prometido la noche anterior para que lo colgase en su habitación.

De repente comencé a sentirme muy cansada, apenas había ingerido un café con leche y una tostada con jamón york y aguacate para desayunar y sentía como si me hubiese comido un costillar entero.

El periodo, hacía dos semanas que debería de haberme bajado y no tenía síntoma alguno de que fuese a hacer acto de presencia. Me negaba a admitir, lo que, dentro de mí, podría estar pasando.

Llevaba tanto tiempo sin cuidarme, porque no me había hecho falta, que recordé en este instante que después de desayunar en la cama del hotel cuando Roberto se fue, y al incorporarme de la cama, de mi sexo manaba su semen.

Sin tener ninguna prueba que lo confirmase, mi cuerpo, ya había pasado anteriormente por esto, y estaba más que convencida que de nuevo, una vida en mi se estaba gestando.  

Habían transcurrido más de 8 años desde mi último embarazo, los años pasaban. Mi hijo siempre había querido tener un hermano y, sin embargo, me daba miedo. Ya no tanto por volver a ser madre, sino porque tal vez Roberto no estuviera preparado para afrontar una paternidad.

No teníamos una relación consolidada, tan sólo habíamos compartidos unas cuantas citas, charlas, paseos, confidencias y… ¡Sí! Esa noche de pasión en la que me estremecí, grité y en la que pedí que no parase… hasta que entre sus brazos sentí desfallecer de placer…

Y es que la vida se compone de “momentos” y en un momento se crea una vida.

 

Continuará…

Próximo capítulo el 22 de diciembre. Día en que La Revista de Todos, vuelve a ver la luz y espero que brille como antaño lo hacía. Pero para ello, os necesito a todos y cada uno de vosotros. Sin vosotros, nuestro trabajo, entrega y dedicación no tendría razón de ser. Gracias por ser y estar.

Giselle, regresa, con más fuerza que nunca deseando poder volver a emocionaros, como antaño lo hacía.


Eva Mª Maisanava Trobo



lunes, 4 de noviembre de 2024

El regreso de Giselle

 

Es complicado de nuevo introducirme en la piel de Giselle, sobre todo, de esta nueva Giselle. Esa Giselle, que dejó ser una de las mejores escorts de Madrid, para pasar a ser empresaria, madre y sobre todo sentirse viva.

Ha pasado mucho tiempo, exactamente desde el 30 de agosto del 2019 que publiqué el último capítulo. Mi vida y más que mi vida, yo, al igual que Giselle hemos cambiado mucho.

Por eso me da miedo de nuevo meterme en su personaje, porque temo no volver a conseguir lo que hace tiempo solo ella supo lograr. Porque a la fecha, no me atrevería a decir con seguridad, si ella escribió mi vida o yo la de ella. Si ella es escritora y yo una ex escorts, o si yo soy escritora y ella un personaje con el que logré ser libre y volar.

No sé qué me da más miedo, si asumir de nuevo la dirección de La Revista de Todos, con la profesionalidad que siempre lo he hecho o de nuevo ser Giselle, vuestra Giselle.

Aunque no os lo vais a poder creer para escribir el siguiente capítulo he tenido que leer la novela que en su día publiqué y de la que a un buen recaudo conservo un ejemplar, como también he tenido que leerme los cuatro capítulos que se publicaron en su día en La Revista, teniendo como título, “El Regreso de Giselle”.

Y aunque ha transcurrido mucho, mucho tiempo. ¿Me creéis si os digo que todavía me he emocionado? No sé que hizo Giselle en mí, o sí lo sepa y no lo quiera asumir.

Ya que La Revista de Todos, si Dios quiere, regresa el 22 de diciembre, y como es de costumbre, el título de cada aportación ha de contener la palabra “Navidad”. Aquí os dejo el título del nuevo capítulo.

—El regreso de Giselle. ¡Y sí, llegó la niña por Navidad!—

 

Giselle de nuevo se enfrenta a la maternidad. A cumplir su deseo de ser madre, —pero sobre todo la de su hijo Abraham—, de querer tener un hermano.

¿Conseguirá la llegada de esa criatura apaciguar las ganas de seguir sintiéndose “viva”? ¿Cómo reaccionará el Sr. Rodríguez? ¿Le acompañará en su embarazo o tendrá que ser Giselle, de nuevo, quien afronte la maternidad al lado de Davinia?

Todavía ni yo como escritora, lo sé. Ya sabéis que estoy acostumbrada a trabajar bajo presión y que seguramente, una vez más, sea mi estado emocional de ese día el que decida que sucederá.

Hasta el 22 de diciembre, fecha en la que se publicará el nuevo capítulo de El Regreso de Giselle, os dejo los links de los capítulos anteriores para que recordéis su historia. Y si queréis recordar el origen, la novela, "Escorts, una semana en París", os invito desde ya a que pulséis en el link de abajo, para qué, capítulo a capítulo os emocionéis, como a la fecha y me temo que de por vida lo seguiré haciendo. 

https://evamariamaisanava.blogspot.com/



 





El regreso de Giselle


Me deseas y lo sabes.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/02/el-regreso-de-giselle-capitulo-i-me.html 


Giselle, permítame hacerla el amor.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/04/el-regreso-de-giselle-capitulo-ii.html 


Y sin darme cuenta, llegó el 16 de Junio.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/06/el-regreso-de-giselle-capitulo-iii-y.html 


El amanecer

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/08/el-regreso-de-giselle-capitulo-iv-el.html

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

No me leas, siénteme. Comunicado.

 

Toc, toc… ¿Se puede?


Siento de nuevo irrumpir en vuestras vidas y me temo que estaríais esperando un capítulo más de mi próxima novela “No me leas, siénteme”; pero siento deciros que hoy no va a ver ningún capítulo, ni mañana, ni tampoco otro día.

Me he limitado a subir unos cuantos capítulos que tenía escritos desde el 2019 y que he ido publicando poco a poco, para… de esta manera asegurarme haberos creado la necesitad de saber más, de querer conocer como va a terminar la historia de Dulcinea.

Tener por seguro que, aunque tengáis que esperar un tiempo, no sé cuánto, valdrá la pena. Para mí no está siendo fácil meterme en un “género” más serio, distinto y que nada tiene que ver con el “erotismo y la sensualidad” que de manera natural emana de cada poro de mi piel, haciendo que sea mi zona de confort.

Realmente la novela de “No me leas, siénteme” proviene de una “historia” que escribía a ratos, en una cafetería, mientras que desayunaba al ir al trabajo. Más de una persona al leerla, me dijo… —¡Eva, ¿no te das cuenta de que esta pequeña “historia” es el germen de otra más importante si tú quieres? Y como Tauro que soy, no se me puede retar…

Creo, de todo corazón, que vale la pena, aunque me esté costando terminar esa historia. Si os digo un tiempo os mentiría. Escribir es complicado, más de lo que la gente piensa, te come mucho tiempo de tu vida privada y terminas siendo, otro puto personaje más… te entregas tanto que terminas hablando, pensando y sintiendo como la protagonista, pero a fin de cuentas también así consigo que luego me digan, como me ha pasado con otros relatos.. —¿Seguro que no eres tú, que esto no te ha pasado a ti?— Y os aseguro que nada de lo escrito es verdad, puede haber escenas, momentos, pero nada más.

Tener por seguro que cuando esté, después de buscar a alguien que la corrija, porque los escritores nos limitamos a crear, no estamos pendiente de la gramática, para eso ya hay otras personas…; y me vea con fuerzas de llamar a las puertas de editoriales como lo hice con la historia de Giselle. Y si encuentro alguna editorial que, sus condiciones económicas, valgan la pena, será entonces cuando por este mismo medio tendréis noticias del día, hora y lugar de la presentación de esta y desde ya, deciros que me haría inmensamente feliz que tú, que ahora me estás leyendo, hicieras un hueco en tu vida para acompañarme.

Porque creerme que lo necesitaré. Necesitaré de vuestro calor. Sino escribo más a menudo es porque odio hablar en público, ojalá pudiese poner un holograma mío y que hablase por mí; porque ese día me veréis temblar y hasta puede que llorar, pero, a fin de cuentas, sería yo, como lo soy cuando escribo.


Os dejo el enlace de la historia —germen— que logró llamar la atención, para que le diera la importancia que tiene que para darle una extensión mayor. Porque a los personajes, como a las personas… hay que dejarlos hablar.

https://www.casadellibro.com/ebook-asomada-a-la-ventana-todavia-te-espero-ebook/9781291374483/2239977




Sinopsis

"No me leas, siénteme", es una historia de dos mujeres que comparten la misma ilusión.

Dulcinea es hija de un marqués. Toda su vida ha luchado con gran valentía para demostrar a todos que es digna de ser la heredera del marquesado. Pero le costará demasiado conseguirlo; en una época en que la mujer era solamente educada para ser buena esposa y mejor madre. Pero luchará contra todos por demostrar que si puede hacerlo.

Ena es una mujer inquieta, que agobiada por su monótona vida y cansada de su marido. Decide cambiar de vida, de trabajo, de ciudad, dejando todo lo que tenía de lado para irse a trabajar a una residencia de mayores. Y allí aprenderá la mejor lección de su vida.

El destino las unirá y ambas, aunque de una manera distinta harán su sueño realidad.




Eva Mª Maisanava Trobo

miércoles, 4 de septiembre de 2024

No me leas, siénteme. Capítulo: ¡Maldito telegrama y maldita mi vida!



El lunes como teníamos previsto partimos rumbo a casa de mi padrino, sin lágrimas en los ojos; solo con el coraje de empezar de cero y ser fuerte por mi hijo. La debilidad, las dudas y los miedos cada vez que se hicieran presenten los trataría de reconducir.
Al llegar a mi nuevo hogar, mi padrino me acompañó a mis aposentos. Se había encargado de decorar mi habitación haciéndola completamente confortable.

El cabecero era de forja pintado de color oro envejecido y en la parte superior estaba la flor de lis. Al lado tenía una mesita de noche, a mano derecha un sifonier, enfrente tenía el armario y a la izquierda un maravilloso secreter y encima una estantería completamente llena de los ejemplares de los autores más leídos y que en todo hogar deberían de estar.

Todas las paredes de la habitación estaban pintadas de blanco, lo que hacía que la habitación pareciera más luminosa de lo que en verdad era. Se había encargado de poner en la mesita de noche, un jarrón lleno de rosas blancas, que de sobra sabía que me gustaban. No puedo negarlo, más acogedora no podía ser. 


Las vistas desde la habitación eran inmejorables, daban a un lago, lo que me permitía disfrutar cada mañana de un baño y por las tardes de maravillosos paseos arropada con un chal.

Era el lugar idóneo para afrontar con tranquilidad y reposo mi embarazo.

Mi padrino me preguntó si estaba todo de mi agrado, pero por mi reacción no fue necesario articular ninguna palabra. Estaba feliz y tranquila.

Después de la siesta, mi padrino, me hizo llamar por la chica del servicio, me esperaba en su despacho para departir largo y tendido como hacía mucho tiempo que no hacíamos.

Me pidió que dejara de ser orgullosa y esquiva, que no podía estar de por vida comportándome como un avestruz, metiendo la cabeza en un agujero, sin tener el valor de enfrentarme a mi realidad.

La verdad es que siempre pensé que todo en esta vida sucedía por algo, que existía algo que estaba fuera de nuestro alcance para que todas las situaciones se dieran a favor o en contra cuando éstas eran inevitables. Y eso era lo que acababa de suceder. Justo cuando mi padrino me estaba hablando sobre el no posponer más el ponerme en contacto con mi familia, entró el hombre de confianza de mi padrino y le dio un telegrama.

Mi padrino lo leyó rápidamente y por la palidez de su rostro, supe que no se trataba de buenas noticias, sino de todo lo contrario.



—¡Hija!, no son buenas las noticias que he de darte.

—¡No me asuste, padrino! Déjeme leerlo por favor. Como bien acaba de decirme he de enfrentarme a cualquier tipo de circunstancia.

—¡Toma, Dulcinea!, lee el telegrama que acaba de mandar tu madre.



Estimada hija;

No es fácil dirigirme a ti y más después de tu partida y del daño que ésta me causó. Pero tu padre está muy enfermo y como heredera has de estar presente. Te reclama porque quiere hablar contigo sobre el marquesado y todo lo que ello conlleva antes de su muerte, que según los especialistas no tardará en suceder.

Sé que por tu gran corazón y sobre todo por la educación que has recibido no tardarás en venir.

Con afecto;

Tu madre



En ese instante mi padrino se levantó de la silla para abrazarme al ver como empezaban a resbalar las lágrimas por mis mejillas. Y es que, aunque mi relación con mi padre nunca fue lo que hubiese deseado, no dejaba de ser mi padre. Aunque mi espalda todavía estaba marcada por las cicatrices que se habían quedado debido a la paliza que me propinó al enterarse de la pérdida de mi virginidad.

No podía dejar de sentir lástima por un hombre que a pesar de haber llevado una vida rodeado de camaradas que a la hora de la verdad ni eran amigos, ni eran nada… ahora en los últimos momentos de su vida, nadie, a no ser por la compañía de mi madre y de la mía, estaba completamente sólo.

Su vida, al igual que toda su existencia me daba verdadera lástima.

Me disculpé ante mi padrino y le rogué que me dejase ir a mi habitación.

Apenas me quedaban unos días para alcanzar la mayoría de edad y me enfrentaba a una maternidad para la que no sabía si estaba preparada y por si esto fuese poco, tenía que asumir las riendas del marquesado.

Antes de partir a la Granja me juré a mí misma que si los malos pensamientos se me hacían presentes, intentaría reconducirlos, pero me siento tan pérdida, tan niña, que no sé si estoy preparada para un cambio tan radical en mi vida. —¡Maldito telegrama y maldita mi vida!—.



martes, 3 de septiembre de 2024

Buenas tardes a todos...

 


Buenas tardes a todos;

Os aseguro que, para mí, como escritora, no hay mayor miedo al que me pueda enfrentar que al de llenar un folio en blanco. Quizás porque para los que amamos este mundo, es tan importante sentirnos leídos, que el no escribir algo que sea digno de vosotros, no hace otra cosa que producirme angustia, ansiedad y desasosiego.

Desde el 2019 no había vuelto a escribir hasta hoy 9 de septiembre donde una vez más he decidido abrirme en canal, sin ataduras ni cortapisas y siendo completamente yo.

Estoy llorando, sí; no podéis ver las lágrimas, pero creerme que es así. Ha transcurrido tanto tiempo, me han sucedido tantas cosas —buenas, y no tan buenas —, que no sé si habrán hecho que madurase y en mi forma de escribir se pueda apreciar, os lo juro que no lo sé. Me gustaría que me lo dijeseis, aunque libre estáis de hacerlo o no.

Pero no puedo engañarme y aun menos engañaros, y aunque hasta ahora no he encontrado “tiempo” para escribir, no puedo vivir sin hacerlo. Solamente escribiendo soy feliz, solamente creando historias me siento plena.

No voy a negar que el motivo, aparte de mi amor incondicional a la literatura, que va más allá del amor terrenal, ha sido el hecho de ver que en el blog de “La Revista de Todos” https://larevistadetodos.blogspot.com/, las visitas, han sido continúas. Y todos los que me conocéis ya sabéis lo importante que es para mí. Ya que es mi hija, la vuestra y la de Todos, porque por eso la bauticé con ese nombre “ La Revista de Todos”.

Y aunque me estoy planteando seriamente el asumir de nuevo la dirección, creo, que todavía he de esperar un poco para hacerlo con esa profesionalidad que siempre me ha acompañado.

Durante bastante meses he observado como las visitas a las entregas de “El regreso de Giselle/ Giselle it´s coming”, están aumentando sin yo darles publicidad, lo que permitirme pues que traduzca en que os sigue interesando la apasionada historia de Giselle, mi otro yo, mi alter ego; ese personaje real o ficticio que yo cree y que a la fecha sigue viviendo en mí y lo que hace que me sea complicado centrarme en mi nueva novela “No me leas, siénteme”, de la que me consta que muchos de vosotros habéis leído. Es por ese motivo, que vosotros y más que nadie os merecéis leer el origen, el nacimiento de Giselle Bayma en “Escorts, una semana en París”. 

Esa historia que comencé a escribir en entregas solamente para darle un punto de erotismo a la revista y que sin saber cómo ni porqué se fue convirtiendo en el icono de la revista.

Quiero anunciaros que el próximo 6 de septiembre publicaré el primer capítulo de la novela y así cada viernes; para asegurarme tener una cita con vosotros y hacer que tengáis un fin de semana especial, distinto…

Ahora muchos no entenderéis el porqué, pero a partir de este viernes, me daréis la razón. Giselle ha sido, es y será mi mejor versión. Y aunque sé también que saldrán muchos “haters” a levantarme los pies del suelo, a difamarme y a insultarme de una manera gratuita; deciros que esta vez no vais a lograr ese objetivo que antaño, mentes cuadrículadas lograron.

No llevo ni diez minutos escribiendo y me acabo de dar cuenta que yo he madurado, pero hay algo que no ha cambiado en mí, el tener la facilidad en escribir lo que siento.

Me voy a despedir ya, no olvidéis que el próximo 6 de septiembre tenemos una cita.

 

Desde el respeto, y siempre desde la humildad espero que la historia de Giselle os haga ver la vida, como ella y muchas personas que ya han leído su vida, desde un prisma totalmente libre de prejuicios, lo hacen. Solo así, se puede entender y sentir su vida…

Os quiere


Eva Mª Maisanava Trobo

 

Pd: Si anunciaros que al ser una historia de la cual ya me pertenece íntegramente sus derechos, la publicación las haré en mi blog personal https://evamariamaisanava.blogspot.com/, desde ya, vuestra casa…

No me leas, siénteme. Capítulo: Madrid, ciudad hostil.



Por fin ya era viernes, ya quedaban escasas horas para dejar atrás esta vorágine de sentimientos y comenzar mi nueva vida, lejos de todo aquello que pudiera recordarme a Felipe.


Aunque ver como mi vientre crecía hacía imposible que por más que lo desease con todas mis fuerzas pudiese olvidarme de él.


Recogí mi escaso equipaje, saldé la cuenta del hotel y me dispuse a coger el autobús para ir a Madrid, en ese instante un lugareño se ofreció a llevarme a la ciudad pensando que no tenía posibles.


No acostumbro a cometer locuras de esa índole tan temeraria y sobre todo porque nunca he tenido necesidad de hacerlas. Siempre he tenido a un chofer a mi disposición para que me acercase a cualquier lugar.


—¡Cómo extraño en estos instantes a Roque! ¿Habrían averiguado mis padres que fue mi cómplice para organizar mi marcha?—.


Me cuesta creer que mi padre no haya hecho de las suyas para obligar a Roque a contarle la verdad; aunque si fuera un ápice inteligente sabría que lo único que hice es ir hacia donde el corazón me dictaba que debía de ir.


Matías, el señor que me llevó a Madrid, resultó ser el padre de Margarita. —¡El mundo es tan grande y a la vez tan pequeño—.


Por fortuna él no me conocía. Se le veía un hombre bastante confiado y noble, hasta tal punto que durante el trayecto me contó lo preocupado que estaba por su hija. Al parecer por más que Felipe intentaba olvidarme, no lo conseguía. Aunque conociéndole, sé de sobra que con lo responsable que él era, nunca dejaría desatendida a Margarita ni al hijo de ésta, pese a que él fuera un completo desgraciado.

Es injusto que siendo el amor un sentimiento tan grandioso, sea a la par tan imposible de alcanzar en ocasiones y máxime cuando hay factores ajenos a nuestro control. Aunque el verdadero amor está por encima de tener a la persona amada a tu lado. El amor: es abrir la jaula a un pajarillo y dejar que este vuele y se pose en su largo viaje de rama en rama, hasta que por sí solo, después de un agitado viaje regrese al nido donde sabe que le harán sentir como en ningún lugar visitado antes.


El padre de Margarita me llevó en su coche hasta la estación del Norte. 


El ambiente que se respiraba en la capital era completamente hostil, de camino a la Plaza de España, dejando atrás y a la derecha el Campo del Moro, pude ver que en el Palacio Real ya no hondeaba la bandera española con su maravilloso escudo; ahora era la bandera tricolor la que hondeaba en lo alto del Palacio, como también adornaba los balcones de muchos hogares españoles donde habitaban republicanos y en otros donde por temor a las posibles consecuencias al abogar con la monarquía podían traerles, la ponían.


Ya no había libertad de hablar sobre la monarquía sin que esta conversación estuviera exenta de graves consecuencias.

Llevaba mucho tiempo sin caminar por la Gran Vía y aunque el jaleo de la capital nunca me había gustado, ahora estaba disfrutando de un agradable paseo y deleitándome la vista con numerosos escaparates de negocios que llevaban años tras años abiertos.


Al llegar al hotel, me dirigí directamente a recepción y una vez allí —como bien me dijo el padrino—me acompañaron hasta mi habitación. Coloqué el escaso equipaje que llevaba conmigo, me di una ducha y descansé hasta la hora en la que había quedado con mi padrino para cenar. El diario que me regalo mi tata Aurora y en donde escribía casi a diario estaba quedándose sin hojas. Me habían sucedido durante todo este tiempo tantas cosas que apenas me quedaban diez escasas páginas para rellenarlo por completo. —¡Tantas vivencias tenía todavía por contar!—. No sé exactamente el tiempo que mi padrino se quedaría en la capital, pero seguramente que estaríamos todo el fin de semana y ya hasta el lunes no partiríamos rumbo a su casa, a un país donde exiliarnos. El ambiente en España era cada vez más insostenible, eran numerosos los rumores sobre una posible segunda guerra civil y que los días para el comienzo de ésta, estaban contados.


Pese al amor incondicional que como española sentía hacía mi patria, me veía obligada a partir y a emigrar, asegurándome así de que mi hijo naciese lejos de cualquier ambiente bélico.


A la hora de la cena, mi padrino llamo por teléfono a mi habitación. Bajé para reunirme con él, en el restaurante donde él ya se había encargado de reservar mesa.


—¡Dios mío, hace unos años eras una niña y ahora eres una auténtica mujer! ¿Cómo estás, princesa? El embarazo, sin duda, te sienta de maravilla. ¡Hace tanto tiempo que no te veía!— decía, mientras que me abrazaba efusivamente.


—Exactamente desde mi comunión. Ya han transcurrido muchos años y sin embargo los años no hacen mella en usted, padrino. ¡Está tan atractivo como siempre!


—¡Serás tunanta! Vaya que si han pasado Dulcinea. Ya empiezo a padecer los síntomas inevitables de la artrosis, hija. Pero... ¡Cuéntame! ¿Qué tal estás?


—¡Bien!, aunque sé que me va a regañar cuando lo sepa. He de confesarle que no he ido al especialista. Todo sucedió tan rápido desde que dejé el internado para regresar a Laussane, que con mi partida y todo lo vivido me he olvidado de algo tan vital e importante.


—¡Diantres, Dulcinea! ¡Has de ir de inmediato! En cuanto lleguemos a casa, te acompañaré al ginecólogo para asegurarme de que estás bien y que tú embarazo finalizará con un estupendo alumbramiento. Eres joven, fuerte, sana y seguro que mi ahijado será un bebé maravilloso. Sin duda será tan fuerte y luchadora como lo es su madre.


—¿Ahijado?¿Ya da por hecho que será el padrino?


—¡Hija... yo...!—


—¡Claro que sí, padrino! Lo será. ¡Quién mejor que usted! De mis padres no tengo noticia alguna, y aunque ahora se preocupasen, es tarde.


Además, ya sabe que por el bien de mi hijo, tendrá mejor porvenir siendo usted su padrino.


—Entonces así será, Dulcinea. Pero sentémonos. Vengo cansado de la reunión y he de ponerte al corriente de los tiempos de hostilidad que se avecinan en la capital y en el resto de España—.


Ver a mi padrino me dio esa momentánea paz que tanto necesitaba. Me comentó que la situación en España iba a cambiar drásticamente y que había visos de que diera comienzo una guerra civil casi de inmediato.


El próximo lunes sin falta partiríamos rumbo a su casa, dejando atrás todo tipo de recuerdos y empezando así una nueva vida. La de una madre coraje que haría lo imposible para que su hijo fuese por encima de todo: feliz.