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viernes, 21 de diciembre de 2018

La primera Navidad lejos de casa

Mi pequeña mesa redonda está decorada con un mantel rojo en conmemoración del periodo navideño. Un recipiente de vidrio lleno de nueces sirve como pieza central. Mi cena, un pedido de comida china y una lata de refresco. Es deprimente pasar las fiestas en soledad, especialmente cuando se trata de la primera Navidad que paso solo, alejado de mi familia y sin amigos con quien compartir. Peor aún, cuando tienes vecinos en el piso superior que cada vez que tienen relaciones sexuales, es como si quisieran cruzar mi techo, con unos gemidos que parece que están haciéndolo en la habitación de mi departamento. En el poco tiempo que llevo viviendo aquí, he tenido varias fantasías con Maribel, la vecina ruidosa del piso superior, es una dama hermosa, obviamente mayor que yo, en sus treinta, es de tez bronceada y posee una larga cabellera negra, con unos pechos de diosa griega y un culo que levanta la imaginación de cualquiera. Solo de escucharla gemir mientras estoy acostado en mi cama es suficiente para despertar una excitación inmensa en mi ser. El ruido de su cama golpeando mi techo, exactamente sobre mi y al ritmo de sus gemidos, es una impresión maravillosa. Tanto que en esos momentos me desnudo y me masturbo mientras imagino lo que sucede en el piso de arriba.        

En más de una ocasión he alcanzado mi orgasmo en el mismo momento que mi habitación se ha llenado con el largo y placentero gemido de Maribel, el cual anuncia de igual manera la llegada de su clímax. Lo que sigue después son los rápidos martilleos de la cama brincando ante las fuertes y rápidas embestidas del acompañante de Maribel en su faena de alcanzar él también su orgasmo. Yo espero paciente ese momento mientras continúo frotando mi entrepierna, una vez la acción termina, tomo una ducha y me acuesto a dormir.  

Por ser un día festivo especial, de seguro que esas actividades que ocurren en el piso superior me acompañarán esta solitaria noche. Me recordarán los días de Noche Buena, que antes de participar de la obligada cena familiar con la familia de mi entonces novia Rosa, nos escapábamos en el coche que mi padre me prestaba.  Buscábamos algún lugar solitario en donde dejábamos escapar nuestra lujuria y nos enfrascábamos en un sexo incómodo pero apasionado en el asiento posterior del auto. Rosa estudiaba en otra Universidad pero podíamos vernos una vez al mes cuando ambos regresábamos a nuestros hogares en el mismo pueblo. Las cosas cambiaron. Yo acabo de aceptar una oportunidad de trabajo al otro extremo del país, y ella se fue a continuar estudios postgrado en el extranjero. Entendimos que iba a ser extremadamente difícil vernos, así que decidimos terminar nuestra relación.

Este año, por ser el empleado más nuevo de la empresa, tengo que cubrir las operaciones durante los días festivos. Ni siquiera puedo ver a mis padres esta navidad.

A pesar de ser una hora temprana, ya está oscuro. El cielo ha estado gris todo el día, muy nublado y la nieve ha comenzado a caer moderadamente, con un pronóstico que aumentará en los próximos minutos. Tome la decisión correcta de comprar comida temprano, ya hablé con mis padres y seguramente, muy pronto comenzará la actividad en el apartamento superior. Esta noche me masturbaré nuevamente pensando en la hermosa Maribel.

Termino de colocar la comida en el microondas para calentarla cuando alguien toca a la puerta. Estoy sorprendido, no espero a nadie. Desconcertado camino a la entrada del apartamento y lentamente abro la puerta pensando en que alguien se ha equivocado de apartamento. Quedé mudo, helado como un témpano de hielo.

Maribel, qué sorpresa finalmente pude decir.

Delante de mí estaba mi preciosa vecina, con un abrigo negro que la cubre hasta las rodillas y tacones igualmente negros.  En su mano una botella de vino tinto. Me pregunta si puede pasar, despertándome de mi letargo. Me hice a un lado y con mi mano le indico que pase. Cuando camina frente a mí, la sigo con mi mirada de asombro. Cierro la puerta.

Disculpe, no la esperaba, no esperaba a nadie. Estoy sorprendido y aún más que de que estés aquí. Me imagino que tu novio vendrá pronto, digo, ira a tu apartamento.

Michael no es mi novio, solo somos buenos amigos 

Me dice mientras se vuelve a mirarme.

Pero he podido ver que su relación va más allá de una amistad y supongo que un día como hoy vendrá a pasarlo contigo y vendrá a traerte tu regalo de navidad.

En eso tienes razón, estamos muy unidos y nuestra amistad incluye beneficios adicionales. Por lo del regalo, digamos que ya me lo ha dado, o mejor dicho, él me lo está dando.

¿Qué te lo está dando? ¿Significa que te lo dio? pregunto intrigado.

Más o menos, mi regalo eres tú. Le dije a Michael que quería estar contigo y él me obsequiando el tiempo para hacerlo.

Maribel se abre lentamente el abrigo mostrando como su esbelto cuerpo está cubierto solo por una diminuta y transparente lencería de color rojo. Fácilmente se puede ver el color marrón claro de sus pezones, el color que marca la culminación de sus pechos grandes y redondos. Me excité instantáneamente mientras un frío de miedo recorrió mi cuerpo al mismo tiempo. Su abrigo cae al suelo y comienza a caminar lentamente hacia mí con sus tacones altos aún puestos

Qué ingenuo eres, ¿pensaste que mis gemidos y la brusquedad de mi cama moviéndose ruidosamente cuando Michael me hace el amor era solo una casualidad. No... querido, cada gemido, cada orgasmo, estaba exponencialmente exagerado para llamar tu atención.

Aún perplejo, Maribel me besa y toma mi mano. Camina a mi habitación sin soltarla. Lo que pensé que sería una Navidad triste y aburrida fuera de casa, promete ser la mejor Navidad que he tenido. Definitivamente que los milagros y la magia de la Navidad si existen.

Mi cena quedó olvidada dentro del microondas.

















E. N. De Choudens


8 comentarios:

  1. Parece que los milagros de Navidad existen, pero que traviesa resultó la Maribel. Está muy bueno, felicidades!

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    1. Gracias Carlos. Como dices, bastante traviesa la dama, no muy tradicional que digamos.

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  2. Me parece que al protagonista de tu relato no le ha importado demasiado pasar la Navidad fuera de casa.
    Santa Claus puede aparecer en cualquier lugar y no vestida de santa precisamente. Me ha gustado leerlo. Felicidades
    Un saludo
    Rocío Ruiz

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    1. Exacto, Santa Claus puede venir de cualquier forma, lo importante es creer y el milagro ocurrira. Gracias por tus palabras.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Siempre hay que ser optimista. Nunca sabes si vendrá Santa.

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  5. Pues si, una navidad inesperada, y es que a veces la fe mueve montañas y en este caso vecinas.
    Un abrazo

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  6. Esta Navidad me parece un regalo. Un regalo de Santa Claus. O de los Reyes Magos, como decimos en España.
    Lo que no sabemos es si Maribel aparece antes o después de que el protagonista se tome el champán y haga que sus sueños se conviertan en realidad. He disfrutado leyéndolo.

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