La
puerta de la habitación se abrió lentamente bajo el silenció de la oscuridad. La ventana estaba cubierta por una oscura
cortina color marrón evitando que pudiera entrar un resquicio de luz, Javier
asomo una de sus manos buscando el interruptor que le proporcionara la
visibilidad suficiente para seguir avanzando. Una vez encontrado, lo accionó y
se ilumino gran parte de la habitación, entro en su interior y cerró la puerta
desde dentro.
A
su izquierda se encontraba un tocador con un enorme espejo ovalado y una silla
apuntaba directamente frente a este. Varios frascos de perfume, un lápiz de
labios, maquillaje de distintas tonalidades, un cepillo y varias joyas, ocupaban
la encimera del tocador. Mas adelante, diviso el gran armario antiguo de madera
de pino, oscurecido a causa de las capas de barniz, seguido de una mesita de
noche donde descansaba un despertador digital que marcaba las diez menos cuarto
de la noche.
Avanzo
dando pequeños pasos y la vio allí tumbada frente a él como si de una aparición
se tratara, tan bella como la ultima vez que la había visto, desde su anterior
encuentro. Un ángel. Pensó, Alba era un ángel que había aparecido en su vida en
el momento justo. Cuando Javier creía haber tocado fondo en su vida
sentimental, apareció ella como un regalo divino, como si el destino la hubiera
cruzado en su camino.
Alba
era una mujer bellísima de finos y delicados rasgos en su angelical rostro. Sus
ojos claros color miel y penetrantes eran capaz de deslumbrarte a metros de
distancia con su dulce mirada. Sus labios eran carnosos y rojizos, sus pómulos
mostraban una piel fina y suave, su nariz era pequeña y redondeada y tenía
el cabello liso y claro a la medida de
los hombros.
Alba
yacía tumbada boca arriba, se hallaba desnuda bajo las blancas sabanas de la
cama, Javier se la imagino observándole con miradas dulces de quinceañera que
intercambiaba con miradas más obscenas mientras se mordisqueaba el labio
inferior.
De
su delicado cuello colgaba una fina cadena de plata con un pequeño corazón que
se perdía entre sus pechos suaves y tersos y sobresalían sus oscurecidos
pezones. A Javier le encantaba perderse entre las curvas de sus caderas,
explorándolas mientras las recorría deslizándose suavemente, llegando hasta su
pequeño ombligo donde lentamente deslizaba su mojada lengua y recorriendo su
afeitado pubis hasta llegar definitivamente a sus suaves y deliciosos
muslos.
Javier
rodeo la cama hasta llegar al lugar donde Alba apoyaba la cabeza sobre una
almohada blanca de seda, se arrodillo y acercó lentamente su rostro hacía el de
ella, inclino la cabeza hacía abajo y aspiro el dulce perfume que se desprendía
de su cuello. Era un perfume dulce e intenso, delicado y agradable. Ahora se
dirigió hacía sus carnosos labios del que predominaba un intenso color rojo a
causa del carmín y los saboreo lentamente, sin prisas perdiéndose entre besos
de algodón.
Se
deslizo suavemente dando fugaces y cortos besos en su delicado cuello, mientras
le desnudaba deslizando suavemente la sabana hacía abajo y siguiendo el camino
que le marcaban sus hombros, llegando finalmente hasta sus firmes pechos. Los
acaricio un instante con sus manos. Sintió su suave piel deslizándose entre sus
dedos tras un breve instante y siguió descendiendo dando pequeños círculos con
su húmeda lengua entre las curvas de sus caderas donde se detuvo el tiempo para
él.
Después
de unos minutos que fueron pocos para él, deslizo lentamente sus labios
dirigiéndose hasta su pequeño ombligo donde se entretuvo unos minutos más
saboreando su fina piel con pequeños besos, mientras los dedos de su mano se
entrelazaban con los de ella.
Pasados
unos instantes, se deslizo hacía el pubis y fue descendiendo lentamente hasta
llegar a sus muslos. Finalmente, acabó saboreando el fruto prohibido, donde se
entretuvo unos minutos más, esperando que ella se estremeciera de placer.
Mientras
se desprendía de sus ropajes, Javier ascendió marcando un camino húmedo de
saliva por todo el cuerpo de Alba y volvió a saborear sus carnosos labios
rojizos mientras se posaba sobre ella, se dispuso a poseerla y hacerla suya
mientras se perdía con ligeros movimientos circulares entre sus muslos.
No
hizo falta pronunciar palabra alguna, los dos sabían perfectamente lo que
deseaban obtener el uno del otro.
Las
manos de Javier se perdieron entre el suave y fino cabello de la bella mujer, a
la vez que sus labios la mordisqueaban suavemente desde la barbilla, seguido de
su perfumado y delicado cuello para acabar en sus desnudos hombros.
Javier
cerró los ojos e inclino su cabeza hacía atrás en el momento que llego al
clímax. Dejo ir un suave y audible jadeo, luego se desplomo sobre el cuerpo
denudo de Alba, mientras intentaba recobrar el aliento y entro en un estado de
relajación mientras los dos yacían abrazados el uno junto al otro. Una vez
recobrado el aliento se incorporo en posición semitumbado, inclino la cabeza
contra la pared y se encendió un cigarrillo. Lo
saboreo disfrutando de cada inhalación que daba, dirigió una dulce mirada de
enamorado hacía Alba y le prometió que nada ni nadie podría separarlos jamás.
Acto
seguido sonó el teléfono. Javier le dedico un beso y descolgó el audífono.
Al
otro lado del teléfono se hallaba su hermano Mauricio preguntando como se
encontraba y si necesitaba algo. Mauricio había decidido estar pendiente del
estado de su hermano. Hacia escasamente una semana que Alba, la mujer de Javier
había fallecido a causa de una enfermedad.
Rafa Soto
Voy a hacerme a la idea que es un relato de fantasmas, porque sino sería necrofilia. Cualesquiera que sea, la pasividad de Alba es muy sospechosa. Lol! Interesante Rafa.
ResponderEliminarDemoledor final para un relato que sorprende y se presta a las interpretaciones. Buen trabajo.
ResponderEliminarUn cuento "gótico", podría denominarse, con personajes más que enigmáticos. Dejas la puerta abierta a la sugerente interpretación con este final que invita a la reflexión. Muy bien escrito y de lectura atractiva. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy buen relato, cumpliendo con un final inesperado, bien llevado! Saludos!
ResponderEliminarVaya final... impactante, me ha dado mucha pena, pero es bonito que Javier piense así sobre Alba. Y tanto que eran eternos amantes... pero me pregunto si esa mujer "abstracta" sería alguna otra mujer, que Javier imaginaba como Alba, o una simple alucinación. Un abrazo,
ResponderEliminarMaría José Cabuchola Macario
P.D. como Javier no mienta a Mauricio, Mauricio va a tener mucho trabajo que hacer con su hermano...