Yo no puedo quererlo aunque se que me ama,
que tiene el alma grande y el corazón sincero,
que en las noches de hastío su recuerdo me llama,
como llama la estrella al lejano lucero.
Yo no puedo quererlo aunque se que al hablarme
me expresa con tristeza su noble sentimiento.
Yo no puedo quererlo aunque se que al mirarme
pretende despertar en mí, lo que no siento.
Yo no puedo quererlo porque el amor no nace
si no existe primero la común atracción.
Yo no puedo quererlo porque nada se hace
con querer si se obliga al necio corazón.
Trina Leé de Hidalgo
Muy triste el tema del amor no correspondido que tratas en este poema, compañera. A veces está tan desatinado cupido...
ResponderEliminarInteresante, aunque yo tengo al idea de que el amor es más por consentimiento que por atracción, decidimos darnos la oportunidad. me ha gustado! Saludos!
ResponderEliminarEste poema està dedicado a una persona que solo pudo ser mi amigo, que me quiso mucho, pero no pude corresponderle en ese sentido amoroso, se casò viejo, cuando viò perdida toda esperanza en mi. Lamentablemente, el amor no se fabrica es espontàneo y debe despertar cierta quìmica para que resulte interesante y pueda revolver los mas ìntimos sentimientos. Debe ser algo sublime que nunca se lograrà por complacer o conveniencia.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS A LOS DOS JUANES QUE HAN OPINADO, un fraternal abrazo desde mi querida Venezuela.
TRINA LEÈ DE HIDALGO
me gusto Trina, y estoy de acuerdo con tu reflexion, un abrazo
ResponderEliminarMuy bonito Trina, la poesía que habla del amor, siempre es atractiva, y la atracción hacia la persona deseada, siempre nos vuelve humanos, sensibles y sensitivos. Muy bonito.
ResponderEliminarCuántas veces habremos pasado por una situación de esta índole... ¡Cuántas! Sufre más aquél que no puede querer a veces que el que ya quiere, aunque no lo parezca muchas veces... Hay un dicho que a mí me gusta mucho, y dice: "si amas algo, dale alas para volar", en este caso sería ideal. Un abrazo, me encanta la rima,
ResponderEliminarMaría José Cabuchola Macario