Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

viernes, 30 de agosto de 2013

Carta a La Revista de Todos. Una revista muy especial. Luz.


          Un día cualquiera, buscando lugares donde podría subir mis poesías, me encontré con La revista de todos.

          Sin pensar cómo sería, me puse en contacto con la revista, y al mando de ella, una mujer llamada Eva María.

 
          Hablé con ella y resultó ser lo que yo estaba buscando, pero con una diferencia, Eva no hablaba ni te trataba con la distancia que puede hacerlo una jefa.

          Encontré a una persona sensible, pero seria con su trabajo y con el de los demás.

          Una mujer sencilla y muy clara, que sabe cómo mandar, pero siendo tu amiga, y a veces compañera porque te ayuda mucho con el trabajo, te lo hace más fácil.

          Paciente, gracias Eva por aguantar mis continuas preguntas y mis constantes olvides.

          Y de los compañeros, ¡Qué maravilla!

          Gente muy profesional y con muchas ganas que escribe cosas maravillosas y yo tengo el placer de leer y aprender de ellos.

          Los cometarios, es una idea genial. Te dan tu opinión, con toda sinceridad, y tú aportas lo que puedes con tus palabras hacia sus escritos.

          Hay poesías, relatos cortos, cuentos… Diversidad de escritos, lo cual lo hace más interesante.

          Para mí es un orgullo permanecer a esta maravillosa revista, tener la jefa que tengo y contar con unos compañeros de los que estoy aprendiendo muchísimo.

          Es un acontecimiento este especial que hacemos, que viene a reafirmar todo lo que he explicado anteriormente.

          Sólo me queda decirte gracias a ti Eva, y gracias a todos mis compañeros y a toda la gente que nos lee.

¡Feliz especial!
 
Luz Begoña Delgado Santano.

Carta a La Revista de Todos, por Gonzalo Morán.

 
 

Valle de Las Leñas, Argentina, agosto del 2013


          Hace casi un año, un amigo me comentó de una convocatoria para una revista. Como una de mis —tantas— pasiones es escribir, mandé un par de cosas y me aceptaron. Esa revista era “La Revista De Todos”, a la cual estoy orgulloso de pertenecer.

          ¿Qué puedo decir de la revista? Muchas cosas. Primero, agradecer a Eva, su editora, por dejarme ser parte. Después que me da la oportunidad de que gente de todo el mundo lea lo que yo escribo. A mí me encanta la diversidad y justamente esa sería una de las palabras definitorias de la revista: DIVERSIDAD. Al Staff pertenecemos gente de todos los géneros: poesía, relatos eróticos, de ciencia ficción, cuentos cortos, etc. Y cada uno de nosotros aportamos nuestro granito de arena. Yo ahora estoy escribiendo una novela en entregas, y es para mí una nueva forma de escribir, ya que nunca lo había hecho.

          ¿Qué puedo decir de Eva, nuestra “Jefa”? Que realmente “se lo curra”. Admiro su pasión y su vocación; su tenacidad y su forma de escribir; sus enojos y también sus alegrías. Tiene un carácter de aquellos, con el que a veces choco, pero siempre llegamos a un acuerdo ya que ella dice que “la hago reír”. Tiene sus motivos, pues yo siempre soy el último en entregar mi material, justo sobre el deadline, pero es que lamentablemente estoy estos meses muy liado y es eso o dejar la Revista y no lo quiero hacer, ya que LA REVISTA DE TODOS ME HACE BIEN. MUY BIEN. Cuando veo los capítulos de “TERAPIA DE MACHOS” —mi novela en entregas— no lo puedo creer. Es muy diferente a escribir una novela de corrido, como solía hacer antes. Y esa oportunidad me la ha dado esta revista.

          Para terminar, una frase de Rudyard Kipling, que tiene que ver con esta PASIÓN, éste FUEGO que compartimos todos los escritores de LA REVISTA DE TODOS:

"Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad"

Gonzalo Morán
Escritor de "La Revista de Todos"

Rito


 
Encaje seductor que navega por tu piel,

sensaciones incontrolables juguetean,

sentidos, roces, aromas, exquisitez.
 

Te pierdes en la penumbra, de madrugada.
 

Y mis sentidos desquiciados no hayan consuelo;

rondas la oscuridad, me atrapas en tu soñar,

danzan tus dedos al ritmo de la noche.
 

Bajo la piel del querer, del desear

mis labios se espolvorean en tu cuerpo,

a cáliz con vino tinto, y pétalos de rosa.
 

Le arrebatas las intenciones a mis intenciones

y el encaje va dejando ver, la privacidad

de tu piel, esplendida, elocuente.
 

Con la paciencia de la amante experta

me vas despojando de mi pensar, de mi razonar,

sabes los puntos exactos que enciende mis ser.
 

Y envueltos en una llama inextinguible

con una lentitud provocadora... despacio,

mis ansias se enredan en la espera loca.
 

Y me dices, déjate querer.

Mi ser se abandona a ti, a tus deseos,

nuestras esencias danzan el mítico rito

de dos corazones anclado el uno en el otro.
 

Mi tiempo se va extinguiendo, lo sé,

lentamente entras entre la bruma

y tus manos se alejan de mí, como humo.
 

Mi cuerpo es dejado en el vacío.
 

Y así, esperaré que aparezcas de nuevo

musa mía, extraviada en este mundo

a la espera de...
 
iniciar el rito nuevamente.
 
 
Juan Magdaleno Flores.
 
 
 
 

Carta a La Revista de Todos. Juan Magdaleno Flores.


 

En este período que me ha tocado vivir de la revista, ha sido grato, encontrar gente que tiene por oficio el arte de escribir; leer tal diversidad de materiales, hace que enriquezca mis conocimientos, y eso se agradece a todos y cada uno de los miembros de esta revista. Hay excelentes escritores, aunado a las excelentes entrevistas, en las cuales hay algunos trucos para escribir, eso le da un matiz extra a ésta, y me siento honrado de formar parte de La Revista de todos, y a Eva por darme la oportunidad de pertenecer a ella.

Los caminos de la escritura son tan misteriosos... Vengo de un largo período de silencio, que por motivos de trabajo me orillaron a éste; retomando la escritura en marzo de este año, y arriesgando la palabra como digo yo, entre a algunas comunidades de escritores, un tanto para seguir creciendo, y en una de esas comunidades un día entró Eva reclutando gente para la revista, —me atreví a entrar en contacto con ella—. Ciertamente me gusta leer de todo, siempre hay algo rescatable en lo que se lee. Mi poesía a veces no es fácil de digerir, —como lo han notado— en el afán de extender los lugares comunes en ella, tras pasar fronteras imaginarias y no ceñirse a un estándar, voy experimentando con la palabra.  Que mejor lugar para estar que una revista donde el ente creativo está a la mira constantemente.
 
Espero que La Revista de Todos, cumpla muchos años más y que siga contando con tan excelentes escritores, que la calidad siempre habla por sí misma; ¡Enhorabuena Eva por este proyecto tuyo que ha llegado ya tan lejos y con tantos lectores!
 
Mis más sinceros agradecimientos y Felicitaciones por tan excelente página.
 
Feliz primer Aniversario y que vengan muchos más.
 

Atentamente
Juan Magdaleno Flores

La Familia Helviana. El Asedio

El ataque sobre la familia Barrizynge’del’Armgo fue brutal, sorpresivo y masivo para la escala de la ciudad. Con la información que había obtenido de la débil hija de su antigua maestra, Jhaelxena tuvo la excusa para convencer no solo a su casa y a sus satélites de atacar a los traidores; sino para involucrar a las cinco casas principales en la operación para purgarla. Pero ella sabía que se lanzaría contra un enemigo poderoso, probado en combate y de gran capacidad. Como medida de seguridad, consiguió alienar a la rama femenina de la misma familia, por medio de amenazas, sobornos y reuniones privadas. Una vez que todas estuvieron de acuerdo, el ataque dio inicio a menos de tres días de haberse enterado del suceso
Pero este difería en mucho del llevado a cabo contra el templo de la Doncella Oscura. La rama militar de la familia del’Armgo era muy fuerte, dominada por los hombres. Por lo tanto la victoria debía provenir del matriarcado, de las mujeres que dominaban la sociedad, por el significado simbólico. Por eso ella evitó reunir a los oficiales de alto rango de la ciudad (Zeknarle incluido). Para la extrañeza de quienes se congregaron en torno al Patio de Armas de esta familia, la totalidad de los efectivos  más importantes eran todas mujeres. Nobles Hijas de todas de las familias dominantes, sacerdotisas que venían con sus esclavos, sus siervos, sus juguetes y sus mercenarios. Todas se reunieron en torno al enorme edificio, para iniciar el asedio una fría noche de invierno, el cual era evidente por del vapor que manaba de su respiración.

La resistencia fue mayor de la esperada. Los varones de la familia del’Armgo y las pocas mujeres que se quedaron a pelear a su lado brindaron una ejemplar demostración de armas que sorprendió a todos. Aunque poseían una abrumadora superioridad numérica, las murallas del edificio aguantaron toda la noche y buena parte de la mañana los embates de sus expugnadores. Sin embargo, a mediados de la mañana, los refuerzos llegaron de parte de la nueva familia en la ciudad. En la forma de Golems de Telarañas, los monstruos ignoraron el fuego que llovió sobre ellos y las numerosas saetas en su contra. Sus golpes certeros derribaron la entrada principal de la estructura y abrieron la brecha para que una combinación de magas, clérigas y guerreras ingresara al interior del Patio de Armas, que quedó perdido para los defensores.
Desde una distancia prudente Jhaelxena contemplaba el espectáculo. A su lado, un par de religiosas conservaban su cabeza baja y una rodilla en el piso. Luego de confirmar la brecha en las defensas, ella se volteó, colocó sus manos sobre los hombros de ambas y exclamó —Ardulintra… Zilvryne… Saben lo que tienes que hacer.
—Por supuesto, mi señora. Sabemos lo que tenemos que hacer. Confié en nosotras.
La religiosa dejó de sujetar a las mujeres en ese momento, ambas se pusieron de pie. La joven pareja de Zeknarle de inmediato tomó un medallón de las manos de su superiora y se montó en un enorme golem que la esperaba a unos pasos. Pero cuando Ardulintra quiso tomar el suyo, su madre lo retiró con recelo.
—¿Sabes perfectamente lo que sucederá si fallas de nuevo, Ardulintra?
La joven se tragó su temor, no respondió verbalmente pero su afirmación nerviosa provocó una sonrisa en su madre. Esta acaricio su cabello delicadamente, conservó su sonrisa, le entregó el medallón y reclamó
—¡No me decepciones!
—No lo haré, su ilustrísima.
La joven se acercó a paso apresurado el golem a unos pasos de ella, se colocó el símbolo en su pecho, le ordenó que la levantara en el aire y la montara sobre su hombro. Sujeta de un mechón de telarañas en la parte donde debería estar la oreja, ella señaló hacia el frente, por lo que su improvisada montura avanzó en esa dirección hacia la estructura.
La criatura avanzó entre la tropa de reserva, a los cuales ignoraba y de los cuales no le importaba su destino. Luego de localizar visualmente al golem de Zylvrine, la joven se sorprendió cuando una enorme bola de fuego lo impactó y lo prendió. Ella no se detuvo ante el espectáculo, tenía una misión que cumplir. Ella debía encontrar al elfo claro que luchaba en el interior del Patio de Armas. Debía encontrar al Maestro de Armas de la casa si quería que alguna vez su madre la perdonara por haber fallado en una de sus primeras pruebas de iniciación en el templo. Si no lo hacía, podía esperar la mesa de sacrificio como castigo por su ineptitud.

Al llegar a la puerta, ella ingresó motivada por la ira. Aunque tenía miedo, ella avanzó entre las saetas lanzadas en su contra, derribó a un par de guerreros que trataron de alcanzarla a través del golem (literalmente los pisó) mientras se abría camino hacia el centro del patio. Debía encontrar a ese sujeto; el que según su madre era el más malo, el más poderoso y el más imponente de todos los guerreros que podía imaginar. Pero, mientras ingresaba al patio, no pudo encontrar a alguien que respondiera a esa descripción.
Ella avanzó por entre los guerreros, religiosas y magos que la rodeaban, amigos y enemigos sin importar se apartaron o sucumbieron a su paso. Ella oteaba con indiferencia su alrededor. Debía, tenía que encontrar a la razón de su misión, al jefe de la casa y someterlo a la brevedad posible. Lo tenía que hacer por su bien, por el de su prestigio y el de su casa. Lo tenía que hacer para conservar la vida. Pero había muchos, muy buenos guerreros a su alrededor. Entre la maraña de peleadores que la rodeaban ¿cómo podría reconocer al principal guerrero de esta casa?
Mientras oteaba la batalla, ella fijo su atención en uno de los que combatían contra los soldados de su casa. El guerrero era desaliñado, vestía ropas sucias y raídas, pero mostró con una increíble habilidad al luchar con la espada. Ella abrió de más la boca, el terror y la ira la invadieron, porque el prodigio que observó después fue estremecedor. En un instante este desmembró a un guerrero ante su vista. Aunque se encontraba rodeado, su espada descuartizó el cuerpo de uno de sus rivales, arrancó la cabeza de un esclavo de un suspiro, para después introducir una daga escondida en una guerrera. Ella sólo conocía una persona que podía hacer eso. La causa de su pena y sufrimiento de los últimos meses.
¡Tú!
Ella sabía que no podía atacarlo de frente. A la señal de su mano la montura asesina  que gobernaba golpeo con su mano al guerrero, que salió disparado contra una de las paredes de los establos. Con otro gesto, ella obligó a su montura a avanzar descuidadamente. Aunque fue alcanzada por una saeta, ella no iba a permitir que una herida la alejara de su venganza, no le iba a permitir la oportunidad de recobrarse. El golem sujetó el cuerpo del guerrero con sus dos manos, lo mordió en el hombro y luego lo estrelló contra el techo de la estructura, lo que acabó por derrumbarla. Fuera de sí, ella ordenó a la enorme estructura que envolviera y sujetara al guerrero y la criatura volvió a morder en su hombro sano. Con los restos del establo que llovían a su alrededor, ella ignoró que había sido golpeada, que tenía una astilla clavada en su brazo. Cuando quedó completamente envuelto en un capullo, ella se deslizó por los brazos de su montura como si fuese un tobogán. Una vez en el piso, esgrimió una sonrisa de realización, sacó una daga de su cinto y lo amenazó.
—Maldito… Mi cuerpo y mi mente no han dejado de sufrir desde que me abandonaron en ese callejón. No tienes idea de lo que he esperado y rezado para hacerte pagar lo que me hicieron. Los hilos de la Gran Tejedora me han dado esta oportunidad de acabar contigo. Prepárate a morir en su nombre.
El joven elfo sangraba por las heridas en sus hombros y por la boca, le costaba respirar debido a la telaraña que lo envolvía. Pero su única respuesta fue cerrar los ojos con un gesto de paz. La muchacha sostuvo el puñal con furia, quiso usarlo en su contra, quiso acabar con su existencia y vengar la humillación que había sufrido en sus manos. Pero encontró que no podía hacerlo. Algo en su interior, una pequeña voz le susurraba que no debía acabar con su vida, no ahora.
Con un grito ahogado en su frustración, ella guardó el puñal en su cintura y golpeó el rostro del muchacho con su mano—: Oye, maldito… reconsideraré tu situación si me señalas cual de todos los imbéciles de esta casa es el Maestro de Armas Eorel.
—Pues… señorita… no puedo mentirle. Estoy a sus servicios.
La muchacha sintió un escalofrío que recorrió su cuerpo. Una mezcla de sensaciones confusas se apoderaron de su ser. Una parte incredulidad, una parte desazón, una parte sorpresa. Ella se imaginaba que el Maestro de Armas de la casa del’Armgo era un gigantesco ejemplar añejado por la experiencia y los años, curtido de cuerpo y alma por mil batallas. En su lugar, este joven escuálido reclamaba ese honor para sí mismo.
Incrédula, ella hizo lo único que podía hacer para confirmar su identidad. Si su madre estaba en lo correcto, él estaba disfrazado. Por esto sujetó el sombrero que parecía pegado a su cabeza y lo lanzó al piso. La piel del muchacho se comenzó a aclarar, lo que mostró ante sus ojos su verdadera apariencia. Su blanca tez, sus hermosos ojos azules y su cabello negro ceniza resaltaban en la oscuridad, como una luciérnaga fosforescente en medio de esa enorme cueva.
La muchacha acarició el rostro de su prisionero, asombrada, maravillada por la vista. Ella había escuchado las noticias y las historias de las expediciones a la superficie. Ella había escuchado las viejas historias de los sacrificios de elfos, de lo infames que eran, de lo injustos que eran. De cómo los primos débiles de los elfos oscuros les habían robado su merecido lugar al lado del Padre de todos los Elfos, su lugar en la superficie, su honor y su privilegio. Pero al tener a uno frente a ella, al contemplarlo por primera vez, no pudo evitar compararse con él y encontrar que no eran muy diferentes.
Ella se acercó su cara, se puso de puntillas y lo besó tiernamente. El gesto los hermanó por un corto instante, ignorantes de la muerte y la destrucción que los rodeaba. Ella se permitió dejar llevar por las sensaciones y emociones en el momento. Era similar a esa vez en el callejón. Él había sido quien le había robado su primer beso, aunque no quisiera admitirlo no había sido una sensación desagradable, y ella sabía que no volvería a tener esa oportunidad.
Ardulintra fue la primera en reaccionar. Lentamente, con los ojos parcialmente cerrados, se separó de él con una sonrisa. Después de esto escupio, se limpió la boca, transformo su gesto en uno enfermo y torcido, que acompañó con una bofetada.
—Esto es por el beso que me robaste, maldito.
Luego de escalar al golem, ella le ordenó a la enorme criatura que perforara la pared frente a ella con el prisionero en sus manos. Mientras luchaba por mantenerse en su hombro, la joven Ardulintra no podía esconder la satisfacción que sentía. Era la primera vez que salía en una misión oficial bajo el comando de su madre, había superado a su favorita y volvía con la presa solicitada, un tanto magullada pero intacta. La ilusión de su éxito provocó su deleite, mientras imaginaba los posibles honores con los que sería cubierta dada la forma en que había capturado al peligroso rival que su madre le había ordenado capturar. Y si movía bien sus cartas, quien sabe que otros honores podría recibir por su logro.
 Carlos "Somet" Molina
Ardulintra Elisana. Arte de Alex Palacios, tintas de Yohnan Montalban

Carta a la Revista de Todos. Carlos Molina.

 
Debo admitir que yo ingresé tarde en la Revista. A cuatro meses de hacer mi primera publicación, a tres meses de mi propio blog, a dos meses de la salida de la revista y a un mes de iniciar mi labor en Neoverso.com (donde también publico regularmente artículos para anime, cómics y juegos) recibí la invitación de Eva y acepté integrarme con todos ustedes compañeros en la Revista de Todos.

No me considero de naturaleza un romántico, pero siempre he tenido el gusanillo de escribir. Por esta razón es que entregué una de las primeras historias escritas con propiedad ‘La Familia Helviana’, un relato de dos generaciones de una familia matriarcal en un mundo fantástico. Basada en mi tiempo como Maestro de Calabozos. La historia, que ya estaba diseñada y es para mayores de edad, así que decidí incluirla como mi contribución.

No puedo negar que es una propuesta atrevida para una revista que pone los sentimientos a flor de piel. Ambientada en un mundo mágico antiguo y épico, la propuesta es muy diferente a lo que todos mis colegas escriben. Descarnada y cínica, oscura y brutal, esta ofrece una visión diferente que no es del gusto de la mayoría de los lectores que pasan sus ojos por aquí. Así que también me ha servido como experiencia para establecer la relación entre editor y escritor, algo que agradezco a Eva de todo corazón. Mi único bemol y mi única súplica es que sean más receptivos con la literatura alternativa, aunque se desvíe de la corriente dada al ahora cumpleañero bebecito.

Conforme se aproxima el desenlace y me preparo para la siguiente entrega (cuyo adelanto hice en San Valentín), reflexiono sobre lo que ha sido este año. Mucha gente ha pasado por el staff (yo si adopto el anglicismo porque estoy más cerca de EE.UU. que de España), pocos hemos permanecido. De todos ellos he aprendido, a leer de nuevo poesía (que sigue siendo una de mis musas menos favoritas) y a disfrutar las historias de todos los colaboradores, sea que estén ausentes o no. Así que por la oportunidad que nos ha brindado, le doy las gracias a la revista y a todos; pero en especial agradezco a la editora, que si no se hubiese fijado en este su servidor jamás se hubiese atrevido a escribir en estas páginas.

Así que Feliz Cumpleaños, Revista de Todos. Espero que cumplas muchos años más y que pueda seguir escribiendo en tus hojas virtuales.


Feliz Lectura.

De hombre a hombre

 
 
 
 
 
Escúchame con atención solamente un momento, hijo mío.
 
Ya sé que estás absolutamente convencido de que con dieciocho años recién cumplidos, crees estar perfectamente preparado para afrontar los retos que se presentan a tus ojos y además, solventarlos con bien todos ellos.
 
Quiero que entiendas que nunca calificaré como inconveniente ni reprobable, que llegues a sentir en el interior de tus manos la circulación de esos torrentes de sangre y fuego que viajan por tus estrechas venas, la ira y el ímpetu de la juventud extraordinaria que a veces te domina y las  emociones encontradas que ahora gobiernan tu espíritu y que a veces opacan, a mi juicio en parte tu criterio, pero al parecer, resultan inevitablemente necesarias para poder resolver esas dudas que para ti ya no lo son tanto, unos obstáculos que en un tiempo relativamente cercano conseguían hacer trastabillar tu mente y tu criterio, por la inseguridad y la incertidumbre que te inspiraban.
 
Soy consciente de que ha dado comienzo el cómputo en el que el tiempo de sabia escucha y la verdadera paciencia de hacerlo, no forma parte del decálogo de tu vida contemporánea, pues sé que piensas que la gente que como yo te rodea, está caduca y en franca retirada. Ese entorno que decidía en tu lugar sobre la oportunidad de cada ocasión y que te indicaba inexorable las pautas a seguir, aseguras ahora vehemente que ya no son capaces de conocer de primera mano las verdaderas inquietudes que te motivan y las que mueven tu destino, que ni siquiera alcanzamos a vislumbrar la magnitud exacta de las mismas, la amplitud de los deseos que te invaden y la intensidad de los anhelos a los que debes necesariamente dar salida.
 
Siempre te he mostrado mi parecer sobre el asunto, mi completo convencimiento de que es necesario y positivo que debas cometer tus propias equivocaciones al adoptar unas decisiones propias, tal y como yo lo hice en un tiempo tan lejano que ya casi ni lo recuerdo. Que debes saber y poder equivocarte y remedar tú mismo aquellos traspiés que la vida te proponga.
 
Estoy en completo y perfecto acuerdo con todo ello y con otras muchas cosas, aunque no al precio de dejarme al margen por la desconfianza de todo lo que te rodea, y sobre todo, que me apartes del conocimiento de aquellos errores que puedas provocar y que a menudo suman un excesivo peso a la mochila que cada uno llevamos a la espalda.
 
Debes tener claro que jamás haré ni diré nada que pueda comprometerte, ni que pueda causarte daño alguno. Solo pretendo hacerte entender que yo ya pasé antes por todo esto y que tengo la consecuente experiencia de haberlo hecho, deseo que tengas siempre presente que puedes contar conmigo para lo que sea.
 
Me achacas que ya no puedes hablar conmigo, y que no necesitas de mis consejos, que no te entiendo, que desconozco las veredas por donde transita el mundo actual y que mis aportaciones están obsoletas y huelen a rancias, desfasadas para los tiempos que corren.
 
Hijo mío, no me alejes de tu lado, reflexiona. Siempre habrá algo bueno que puedas entresacar de mi compañía y de mi inmenso amor por ti. No me desaproveches porque algún día lo echarías gravemente de menos. Te quiero, y te quiero a mi lado…
 
Papá, deja de hablar tan solo un minuto y escúchame atentamente, aunque sea solamente por esta vez.
 
Ya sé que todo lo que me dices y que todo lo que pretendes enseñarme lo haces exclusivamente por mi bien, por facilitarme y otorgarme un personal beneficio. Sería de mal hijo imaginar siquiera lo contrario.
 
Me lo dices y me lo repites hasta la saciedad y no tengo motivo alguno para dudar de tus buenas intenciones, pero es que a menudo me siento agobiado por tanta protección como me dispensas y por tanto discurso carente de posibilidad de réplica.
 
Papá, yo te quiero mucho, pero a menudo me pareces insoportable y la situación que se genera por ello, insostenible.
 
Me irrita sobremanera tu predisposición a la ayuda desinteresada, aunque ésta misma no te la haya pedido. Me agobia tanta pregunta por tu parte, tanta inquisición, y a las que de manera cada vez más habitual, no acompañaré de ninguna respuesta por la mía. Porque muchas de las materias a las que éstas se refieren, pertenecen a mi mundo interior, a mi privado universo personal del que tú ni nadie más puede formar parte, aunque tú seas mi padre.
 
Yo también sé, a estas alturas de mi vida, que no soy perfecto y que no tengo todas las respuestas para cualquier cuestión o problema que me surja, pero también te digo que yo lo vivo con la convencida certeza de que debo encontrar mi camino y los obstáculos que me hayan sido asignados, que debo sufrir en mi interior las penas que me acometan y los oscuros desengaños que sé que me aguardan, lamerme personalmente las heridas recibidas.
 
Ha llegado mi momento, papá, es mi hora y debo afrontarlo bajo mi personal punto de vista, nunca bajo el tuyo.
 
Te pediré tu opinión cuándo entienda que ésta me resulte necesaria, y valoraré y tendré en cuenta tus consejos solo en su justa medida, sin que estos supongan para mí una imposición o una carga extra a transportar y no una forma mejor de llevar el peso presente de mi vida, debo evitar que me resulten un lastre imposible y me obliguen a rechazar su presencia a mi lado, llevándome de esa forma a ignorar irremediablemente tus palabras futuras.
 
Me echas en cara que nunca te escucho, y yo por el contrario, te aseguro con la mano situada en el corazón que no he hecho otra cosa en la vida que escucharte, que he hecho siempre lo que tú me has indicado.
 
Pero ahora quiero que entiendas que solo volveré a escucharé si tú haces lo mismo conmigo, si respetas mis gustos y mis opiniones, si asumes finalmente que un adolescente se ha convertido con el paso del tiempo y pese a tus infundados temores, en un adulto con propias convicciones y válidas particularidades, con criterios y necesidades personalizadas que no tienen que coincidir necesariamente con las tuyas.
 
No deseo perder la cercanía contigo, papá, pero necesito que sepas identificar cuál es la superficie que ocupa mi espacio y aciertes a respetarla sin invadirla, a hablar siempre sin esperar una respuesta cuando ésta no deba darse, a encajar una posible negativa que nunca resultará ser un desprecio a través de mi mano.
 
Prometo que yo a cambio, tenderé los cables necesarios entre nosotros y agradeceré de la manera debida todo aquello que puedas enseñarme, el que puedas y quieras estar a mi lado.
 
Puedo asegurarte que te estaré eternamente agradecido y me sentiré por siempre, plenamente orgulloso de ser tu hijo. 

Copyright©faustinocuadrado

 

Carta a La Revista de Todos. Tino Cuadrado.



        LA REVISTA DE TODOS ha cumplido un año y sigue siendo un espacio ideal en el que confluyen historias y vivencias,  hombres y mujeres que tienen en común algo más que el amor por las letras. Todos aquellos que participamos de ella, nos sentimos orgullosos de pertenecer a este magnífico grupo, de aportar nuestro grano de arena a la montaña de ilusión que se ha creado a su alrededor.
 
        Sé, sin temor a equivocarme, que LA REVISTA DE TODOS va a continuar proporcionándonos a todos los que la vivimos (escritores y lectores por igual) nuevos alicientes y maravillosos momentos por compartir y deseo de corazón, que todo esto dure y dure mucho tiempo.
 
        Gracias a LA REVISTA DE TODOS por permitirme participar de ella.
        Deseo a LA REVISTA DE TODOS muchos éxitos y confío en poder escribir algo parecido el año que viene en su segundo aniversario
 
                                                                                                                                     Tino Cuadrado
 
 
 
       Mi querida Eva, solamente decirte que sin ti, nada de esto podría haber sido posible. Tu eres la madre, la amante y la amiga de todos nosotros, y por supuesto de la Revista.
       De tu interés y de tu buen criterio nace todo y deseo que continúes de la misma manera otro año más, y luego otro...
       Gracias por todo y mucha suerte en el futuro
       Un beso muy fuerte
   
 Tino Cuadrado
 
 

Al azul


Llego a ver azul en los ojos como agua clara en remanso de paz,
Como mente tranquila en pos de la anciana sabiduría
Que desarma y da fatigas al ingenuo y su necedad…
Azul desde muy lejos, siempre azul, y que
Como una burbuja da oxígeno y se está cubierto
(Pero no da pinchazos ni alguno sufrimiento)

El Reino de los cielos es azul, que muy pocos conocemos.
Azul es eterno, azul es nostálgico,
Azul es el color del Nazareno
Y su pesado cargo y manto de pétalos.
En lo azul vive el hijo al que todos queremos
O secretamente anhelamos,
Y viven generaciones de vivos, a los que vemos.


Todo se ve, al contemplar un azul sereno.
Y a veces se ve en unos ojos un azul con la inmensidad del universo.
Pueden verse también lejanos, allá azulados, sagrados,
En ellos nuestro cielo buscamos, por ellos creemos,
En ellos nos perdemos y en ellos nos encontramos.

“Azul es lo incierto, ciertamente asegurado.”


María José Cabuchola Macario
  

El último viaje

La fiesta tumbada en la plaza
les estaba esperando...

Pero chilló el sonido del viento
con la fuerza que lucha la esperanza
el rail cruzó el abismo.
El último viaje
se tumbó desnudo en la calle
y silbó la vida su final suspiro.

El niño, el joven, el anciano...
se hicieron alma su destino
me agarro el pecho... llanto
se me hace el corazón pequeñito.

Llora el pueblo...
la saliva hace el eco de los pensamientos
se llena de héroes los hierros
¡quiero salvarte!...mi país es la gente!!!
es generoso, solidario... valiente

Hoy me hago gallego...
visto mi
corazón de negro...
me callo...
...y os leo en mi silencio...

Llora vestida de luto...
tumbada la fiesta en la plaza.

 
José González.

A pesar de todo.


Yo no puedo quererlo aunque se que me ama,

que tiene el alma grande y el corazón sincero,

que en las noches de hastío su recuerdo me llama,

como llama la estrella al lejano lucero.

Yo no puedo quererlo aunque se que al hablarme

me expresa con tristeza su noble sentimiento.

Yo no puedo quererlo aunque se que al mirarme

pretende despertar en mí, lo que no siento.

Yo no puedo quererlo porque el amor no nace

si no existe primero la común atracción.

Yo no puedo quererlo porque nada se hace

con querer si se obliga al necio corazón.

 
 
Trina Leé de Hidalgo

Cumpleaños de La Revista de Todos. Trina Leé de Hidalgo.

 

Todo en la vida gira en torno a ideas, proyectos, metas y para que esto se logre, debemos poner en práctica la creatividad, ingenio, esfuerzo, voluntad y constancia, que indudablemente; nos conducen al éxito en cualquier rama del saber humano que ejerzamos.

          A nivel de Literatura, además de estos indicadores, nos anima la inspiración para expresar nuestras inquietudes que son constantes e inagotables y nos desnudan subjetivamente, ante los demás, sea cual fuere nuestro estilo y preferencia: poesía, relatos, cuentos, novelas, otros. Ellos nos permiten proyectarnos a través de los diferentes medios de comunicación y las maravillosas ventajas que nos brinda la tecnología hasta el punto de intensificar los lazos de amistades virtuales, de conocer nuestros hobbies, los grupos que podemos formar, en los cuales predomina el afecto aunado a un intercambio cultural.

          Este preámbulo, me conduce hacia mi amiga Eva María Maisanava Trobo, de España, quien tuvo la maravillosa idea de crear LA REVISTA DE TODOS, a la cual; nos hemos sumado muchos colaboradores, unos destacados por sus letras y otros, —como en mi caso— simples aficionados que en el fondo no podemos silenciar lo que bulle en nuestra interioridad.

          LA REVISTA DE TODOS está de cumpleaños, con su primera velita, y ha logrado un sitial de honor por la acertada dirección de Eva como Directora, aumentando igualmente su contenido, su calidad en la edición mensual, el sorprendente número de visitas por parte de sus lectores a nivel mundial, e incluso, para su beneplácito y el nuestro, el tercer lugar concedido por el Circulo Mundial de Escritores e Intelectuales.

          Todas estas razones, son mas que suficientes, para felicitar sinceramente; a Eva, porque sin su iniciativa no tendríamos la motivación que nos anima para seguir a su lado aportando nuestro granito de arena y apoyándola en todo lo que exige una revista de esta calidad. 

          Esperamos que estos pininos —primeros pasos—  sean el inicio de muchas alegrías, sorpresas, satisfacciones y compensaciones.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Por Trina Leé de Hidalgo.

De recuerdos infantiles.


(De Recuerdos Infantiles)

1

Otoño cálido. En el hospital zangoloteaban las camillas

Por pasadizos con olor a medicina.

Su carga: humanidad mugrienta.

Unas llevaban botellines de suero,

Bandejas con burbujas de plasma.

Y calmantes en ningún sitio, todas.

La apertura del vientre despertó el dolor

Y los quejidos fueron malestar respirado durante días.


El morbo rompió los esquemas de la decencia

Observando el remuevo del borracho muerto en la calle,

Desde la atalaya, en la cuesta de la soledad.

Fue un altibajo del piso quien le hizo trastrabillar,

Besar el suelo, aunque no cerró los labios.

Se los clausuraron.

Como los ojos y la vista a la ciudad.

Nadie se había de enterar.

Aquí no pasa nada.


Detrás, conteniendo a los curiosos, el Padre Serrado,

Repartiendo bendiciones e hisopazos por doquier,

Como queriendo espantar la maldad de la vida diaria.

Era su ambición rociar con perdón líquido al mundo entero.

Lo apetecía su ánimo misionero.

 
“Que estaba borracho, padre;

Que estaba chispo y lo completó un coche…”

Alguna gota de agua salada cayó encima del jersey sanguinolado.

Pareció respirar al ver la prenda rociada por agua bendita:

“Ya está libre de culpa,

Y puede entrar en el cielo…”,

Comentó Sor Caridad.

Hija de Jesús lloraba

Y desde una esquinita rezaba

Silencio y fraternidad

Para todos.

Paraíso universal.

 
En otra dirección, y llamando a gritos al médico de guardia,

Corría Sor Inés con un infante en las manos:

“No respira, no respira”.

“Pronto, que muere, pronto, auxilio.”

La voz gritó agarrotada

Cohibida por el pánico.

Como si fuera hijo suyo.

 
“Pero no es posible”,

Comentó el galeno auscultando al niño de once otoños

Que presentada quejumbres con el bajo vientre abierto.

“Es imposible un apéndice inflamado, tan niño…”

Todo el verano lo pasó rumiando el sueño de los dolores

Sobre manojos rubios de trigo apilado en el campo.

Acompañaba a la madre a segar, de madrugada.

No había otro medio de subsistencia.

Al perforar el vientre para extirpar lo malsano

Estaba ya putrefacto.

Algo de más tiempo dilatorio

Y hubiera acompañado a las malvas.

Crecen fructíferas en la última mansión popular,

Camposanto de cruces roñosas.

Algunas ya caídas, homenajeando a la gravedad.

No sé si honrando a la alta hierba del suelo

O saeteando la ruta de los huracanes.

Y todas casi cubiertas con altos yerbajos y cardos secos.

¡Enorme facilidad para obtener el título sanitario!

O, tal vez, fue regalo de la beneficencia.

 
Recuerdos de mañana

2

Aquel mes de mayo poseía un encanto especial en la primera enseñanza.

Hacía compañía el tiempo a los trazos de la estación.

El recuerdo de la práctica mariana

Con las flores y cándidos entonos

Llenaba de alegría el alma.

 
Los chorros de otra luz estallaban en las ventanas

De la escuela, adormecida la chiquillería al socaire.

Casi levitando en añoro de juegos

Y deseo de mayoría física,

Echarse novia y lucir lo impropio para aquella edad.


También en el templo reverberaba,

El fervor de lo humilde bruñido en las casas de aldea.

Eran inocentes las buenas intenciones infantiles.

Como los campos inmensos de trigo y hierba verde.

En el artesonado cristalino de los sueños,

 
Reflejos irisados

Pintaban de ilusión el transcurso de los días

Y su resbalo reposado.

Y sin noción por alcanzar el siguiente,

Aunque anunciaran algún nacimiento

O alguna muerte…

 
Transcurrían los días casi sin percibirlo.

Me iba haciendo el hombrecito serio que deseaba la madre

Para desempeñar pronto

Labores inacabadas que empezaba la cabeza familiar

Y nunca concluía a tiempo.

 
Don Severino, el maestro cojo, sabía mucho y enseñaba mejor:

“La vida hay que tomarla despacio y no dejarse arrastrar por nada;

Sea cual sea el signo que distingue al evento.”

“Flores a María”, que no faltase la ilusión coloreada a sus pies,

Ni los rezos aspirando mejor comportamiento

 
De uno propio y de los demás. Para que la vida fuera feliz

Y todo el mundo hijo de Dios para siempre.

“Porque Dios y la Virgen somos todos.”

Si bien algunos lo pasaban mal solo con rezos,

Sin trabajo y tuvieron que buscarlo en el extraño alejamiento.

 
Hoy es distinto. Nos visitan extraños como turistas de lujo,

Con las manos en los bolsillos

Y tan solo una palabra conocida del idioma de Cervantes:

“dame, dame, dame…”


Y los políticos les quitan a los legítimos dueños,

Los aportadores de impuestos al fisco

Para que lo manduquen en Paraíso ajeno los foráneos.

Y enarbolan miseria de origen a cambio de pesebre gratuito.

 
Algún día se enterarán que el dinero se consigue trabajando,

Cuando llegue un gobierno neutro

Que los tenga bien puestos.

 
Nada de generosidad universal

Ni demagogias internacionales.

O ser del bien parecer ante todo el mundo,

Caer bien a la opinión pública propia y ajena

Intentando estirar una caridad sin Dios que nunca llega.

O valores imposibles, hueros.

 
Lo ideal es aumentar la masa aborregada de analfabetos

Que les nombren sin criticarles, bicoca eterna,

Estómago agradecido.

Pero entonces los inmigrantes ya tendrán derecho a voto

Y devolverán el favor

Haciéndonos tascar la hierba del monte.

 
Mientras, se asienta y crearán su propio partido político

Y se llevan España por votos en la subasta electoral.

Más que ahora, es el comienzo fallido de los ilusos.

 
No sé si volverá el encanto pasado de los meses

Y las flores muertas, destripadas al paso del ganado:

Han arramblado todo.

 
Por algo concedieron permiso para envenenar el cielo

Y el aire a respirar a cada instante, la buena voluntad

De los creyentes aceptando hasta la falsa identidad.


Fomentando nuevos Mesías de cloaca;

Rateros de arrabal,

Chuloputas algodonados,

En trajes de impecable calidad.

Les dejan pisar pasillos y alfombras

Propios, sin rechistar.

Admiten hasta el ántrax en la manada

Solo por figurar…

 

(Hasta aquí para: La Revista de Todos, julio 2013)