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viernes, 21 de junio de 2013

Una boda perfecta.

          Una pareja de enamorados prepara su boda con toda ilusión; viven en ciudades distintas, la boda se celebrar en la de ella, en el norte de España.

          La boda se desarrolla en los años 70 en que aún España estaba gobernada por el Caudillo Don Francisco Franco Bahamonde, y la mayoría de edad para la mujer es de 21 años; por lo cual María es considerada como menor de edad pues solo tiene 20 recién cumplidos.
          Empiezan los preparativos, busca un bonito vestido de color champán que nada tiene que ver con los clásicos vestidos de novia de la época.; quiere casarse en una iglesia de su ciudad por la tarde y hace los trámites pertinentes para cambiar la iglesia que por zona le toca.
          Elige los adornos florales y prepara las invitaciones. Todo parece controlado.
          Cuando va a buscar sus vestiduras, lo hace acompañada de una amiga, recogen las cajas con el vestido el cancán y los accesorios y se van derechas a casa de María, al llegar se encuentran con que una caja va bacía, la del cancán. Vuelven a la tienda, y allí no aparece, la dependienta dice que seguramente alguien por el camino les quiso gastar una broma, pero no habían parado en ningún sitio; así que como no había mucho tiempo le improvisan un nuevo cancán. Parece que empiezan los contratiempos.
          En la Iglesia empiezan a hacer obras, obras así que habría que celebrar la boda acompañados de los andamios que serian uno de los principales decorados de las fotos mientras se celebra la boda.
          El acontecimiento se celebra en el mes de febrero, y unos días antes empieza a nevar quedando el puerto que separa las dos ciudades de los novios, cerrado; los nervios de María se disparan, se ve compuesta y sin novio, a los dos días se abre el puerto y ella respira; parece que todo se va arreglando.
          Llega el día esperado, aparece en la Iglesia con una figura radiante, donde la espera el novio y los invitados; el cura que les casaba, sale muy cabreado porque dice que la boda estaba apuntada para las 17,30 y ya eran las 18; a las 18,30 él tenía un bautizo, así que no daría tiempo a casarlos; a María le habían dicho que la apuntaban para las 18. Después de un tira y afloja, accede a casarlos con una ceremonia rápida.
          Las arras las lleva una niña que al entrar en la Iglesia tropieza y se desparraman, todos buscando las arras; a la madrina que era la suegra de María casi le da un pasmo, pues las arras eran 13 pesetas de no sé qué año con las que se habían casado sus anteriores hijos.
           Gracias a Dios consiguen volver a reunir las arras completas.
          Parece que la cosa se va tranquilizando, tocan la música nupcial y se acercan al altar; comienza la ceremonia; el cura, la celebra a toda prisa, parece radio canuto; 1000 palabras por minuto; según los invitados nunca una boda fue tan rápida.
          Un momento dado, el cura pide las arras y lo anillos, el novio entiende las arras que en ese momento las tenía la novia, ella oye los anillos, que les tiene el novio; y comienzan una disputa que el cura la finaliza diciendo: “he dicho las dos cosas”.
          Finalizada la parte de arras y anillos, la madrina, por miedo a que se vuelvan a perder, empieza a dar codazos a la novia pidiendo las arras para guardarlas, este gesto sale en una de las fotos.
          Acabada la ceremonia, los novios salen de la iglesia hechos un manojo de nervios; a la salida, alguien tira arroz de forma inesperada, la novia casi se cae; el novio esta tan nervioso que solo quiere salir de la aglomeración, y desaparece de pronto.
          El fotógrafo, saca unas fotos a la novia y va en busca del ya cónyuge de ésta pero no le encuentra; un invitado dice que cogió a su madre y su propio coche y dijo que se iba para el restaurante; la recién desposada se queda compuesta, sin marido y sin reportaje fotográfico.
          Entra en el coche nupcial y para que no valla sola, dos tías solteras del marido se suben con ella una a cada lado, llamando así más la atención al bajar del coche, una novia sin novio y con escolta.
         Camino del restaurante, hay un accidente sin importancia, pero al conductor del coche nupcial le hace dar un brusco frenazo y los adornos florales que van detrás, caen sobre el vestido de María.
         Al no haber reportaje fotográfico, llegan demasiado pronto al restaurante, con lo cual unos amigos de él proponen ir hasta una sidrería; los recién casados acceden y se van a una pequeñita, por aquel entonces la sidra aún se escanciaba a mano y el suelo esta encharcado, allí se presentan los cuatro todos emperifollados llamando la atención de los clientes que allí estaban, sobre todo la novia que tenía que sujetarse el vestido para que no se le embadurnara de sidra. Piden unas botellas de sidra acompañadas de marisco; se les hace tarde, la hora de la cena llega y los novios no están; todos esperando por ellos.
         Al fin llegan los novios, media hora más tarde de lo previsto, la madre de maría, al borde de un ataque de nervios, le entra descomposición.
         Como el novio se había puesto las botas a marisco, no consiguió probar bocado; los camareros no hacían más que preguntar si quería otra cosa.
         Acabada la cena empieza el baile, los novios tienen que abrirlo y el novio se niega a bailar, tocan por dos veces la pieza nupcial, y a la tercera, la novia saca a bailar a un tío de ella para que pueda la gente empezar a bailar. Como se puede comprobar, la boda mejor no pudo salir.
 
Rosa Caldevilla

7 comentarios:

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  2. Lo que mal empieza mal acaba, triste futuro le depara a esa novia.

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  3. Definitivamente es una boda para olvidar. Espero que la vida haya tratado mejor a la pareja. Muy bueno.

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  4. Una boda no significa siempre felicidad. Debería darle qué pensar y actuar en consecuencia. Enhorabuena

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  5. Las cosas que pasan tras bambalinas siempre son más interesantes, aunque en éste relato, la nota la dan los mismos ahora esposos, Saludos!

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  6. Tanto problema me hace recordar la boda de mi hermana, jajajajaaj, ahora me rìo pero fue algo increible, jjejejeje, seguramente, que si siguen casados, ellos tambièn se reiràn. Como decìa mi madre: bueno es cilantro pero no tanto!. Abrazos.

    TRINA

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  7. Vaya locura de boda, me gustó bastante.

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