Una revista de literatura, donde el amor por las letras sean capaces de abrir todas las fronteras. Exclusiva para mayores de edad.

lunes, 22 de abril de 2013

El perdón.


Escuché el chasquido del cerrojo, volvió, finalmente volvió. Semanas fueron las que no era él, días interminables en las que me preguntaba qué ocurría, qué le ocurría. Se acercaba, caminó por el pasillo, cada pisada suya hacía que me acelerara el corazón más y más. Le estaba esperando y aún así, no quería hablar con él.

Cientos de sospechas, miles de temores tendrían fin aquí y ahora. Pero tenía miedo, ojala me equivoque, ojala me mienta.

Fue valiente, hay que reconocerlo. Respiró profundamente sentándose a mi lado y acariciando mi mano. Habló pausadamente, relatando detalle a detalle, momento a momento. Agradeció que le dejara explicarse, pero no era eso, yo no podía hablar. 

Creí que me quería, creí que lo nuestro era más fuerte que esto. Pero me equivoqué, encontró otra mujer. Sentí cómo el corazón se me partió en mil pedazos, cómo las lágrimas se deslizaban por mis mejillas quemándome la piel.

Arrepentido, se muestra arrepentido. Necesita mi perdón, necesita otra oportunidad. No puedo escucharle. La voz de mi consciencia me aconseja, me dice que puede que sólo sea un error realmente que puedo superar esto. Cierro los ojos y dejo de escucharle, me escucho a mí misma. Por mi memoria desfilan todos esos momentos en los que me arrancó una sonrisa, en los que me acariciaba como si fuese una pompa de jabón, en los que me juraba que me amaría siempre. Le quiero, a pesar de todo aún le quiero y eso me duele más.

Quiere abrazarme, besarme… pero no puedo. No paro de preguntarme si la piel de ella es más suave que la mía, si sus besos son más cálidos y tiernos o sus abrazos más reconfortantes. Mi cuerpo tiembla rebosado de miedo, ira y decepción... No puedo, me aparto de él.

Hablamos hasta que el alba despuntó la mañana. Él arrepintiéndose suplicando un perdón. Yo preguntándole por mis errores, qué fue lo que hice para apartarlo de mi lado, para empujarlo a los brazos de otra mujer. Nada, él dice que no hice nada, que él es el único culpable. Que todo comenzó como un juego tonto, poco a poco ese juego le fue absorbiendo hasta que fue demasiado lejos y no supo frenarlo. No supo decir no.

Finalmente le miro a los ojos, en algún lugar de su mirada opaca puedo ver al que me prometió el cielo aunque me arrojó al infierno; puedo ver al que me prometió la vida aunque me la arrancó con esas frías palabras; puedo ver al que me decía que me quería y aún me quiere. En el fondo de su mirada puedo ver que aún me quiere.
 
Me promete, me jura que luchará por mí, que volverá a conquistarme. Yo le escucho desde la lejanía, cada vez me siento más hundida en mi dolor. Puede que sea un resbalón en el destino, puede que sea una prueba que debemos superar.
Le cojo de las manos, las mías están frías. ¡Dios, cómo le quiero!. Le suplico que luche, si realmente me quiere que luche porque no se lo pondré fácil. Tiene que demostrarlo día a día, palabra por palabra. Y algún día, ¿quién sabe?, cuando vuelva a mirarle como lo hacía, cuando vuelva a besarle como antes, entonces lo sabrá. Entonces habrá llegado mi perdón.


Escrito por:
Sylvia Ellston
 

26 comentarios:

  1. como dice la canción EL AMOR SE ROMPIÓ DE TANTO USARLO. Buen relato, realista, alguna vez hemos vivido o presenciado algo parecido. ¿existe el perdón? ¿y el olvido?

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    1. Muy buenas Nuria, has dado en el clavo. Esas dos preguntas son el "kit de la cuestión". Y esa es mi intención, generar una pregunta interna a quien me lee. ¿Qué haría uno en su lugar?

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  2. EL dolor de la infidelidad y la realidad de ese quiebre invisible de la confianza perdida. Breve, pero expresivo.

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    1. Muchas gracias Caliope. Ese dolor es el despertar a una realidad que es imposible de imaginar hasta que ocurre.

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  3. un relato muy real, quiza consiga recuperarla...

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  4. Juan Carlos Muñoz23 de abril de 2013, 0:19

    Cosas de la vida, pienso que al final el amor verdadero podrá más que todo lo demás...y de nuevo los dos se querrán como dos jóvenes enamorados.

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    1. El amor verdadero supera todos los obstáculos, pero cuando se traiciona, ya no podemos hablar de amor verdadero ya que es un sentimiento que va en dos direcciones y es difícil de llevar cuando uno deja de remar.

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  5. Sabes que el corazón no entiende de razones, el corazón se va curando así mismo, pero la confianza esa es la que quizá nunca se recupere! excelente relato ! saludos

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    1. Exactamente, el corazón se puede curar a sí mismo, pero la confianza rota deja cicatrices que siempre perdurarán.
      Un saludo.

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  6. El amor y el desamor están ahí, siempre, al acecho e imperturbable. La infedelidad llega cuando no hay amor que valga, por eso el perdón no sirve de nada, tenemos que pasar página y seguir con nuestra vida adelante. El relato encaja perfectamente en cualquier historia real de hoy en día. Saludos.

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    1. Muchas gracias Manuela, has dado en el clavo al igual que Nuria. Ese es el mensaje, el amor sin confianza no puede sobrevivir.

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  7. Adhiero a Manuela que el relato encaja perfectamente en cualquier historia de hoy dia.
    Felicitaciones!

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    1. Muchas gracias Gontxu, me alegro que te haya gustado. La realidad y la ficción casi siempre, van cogidos de la mano.

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  8. Sylvia, mejor estreno imposible. Cuando uno se baja hasta el interior de las emociones y escarba tanto como lo has hecho tú, se le pega entre los dedos una historia como ésta. Sigue buscando asuntos, lo haces muy bien. Enhorabuena.

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    1. Muchísimas gracias Faustino, tus palabras me halagan mucho. Si debiera marcarme un estilo, sería éste. Coger un hecho cotidiano y hurgar en el subconsciente del personaje, intentando en la medida de lo posible generar una pregunta personal al lector. Un abrazo.

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  9. Es una extraordinaria apertura para la revista. Muy buen relato, xq muchas veces el acto de perdonar es el más sencillo de hacer pero el paso más difícil a dar.

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    1. Muchas gracias Carlos. Precisamente, perdonar es fácil, solo hay que dejar que las palabras salgan de la boca. Pero hacerlo con convicción es lo difícil, porque no hay perdón sincero si el olvido no lo acompaña.

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  10. Sensacional Sylvia, me encanta como poco a poco vas adentrando en el alma hasta llegar a lo más fondo. Desgranas el amor y el desamor con una gran sencillez, la confianza y la desconfianza simpre están tocándose los dedos. Me encanta esta frase "cómo las lágrimas se deslizaban por mis mejillas quemándome la piel", es el dolor hecho palabra. Enhorabuena

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    1. Muchísimas gracias Jose, me emociona mucho saber que todo cuanto quiero trasmitir llega, sobre todo que el mensaje sea captado.
      Un abrazo.

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  11. Un relato amargo, pero en mi opinión, transmite esperanza, esperanza en que el perdón llegará.

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    1. Muy buenas Juan, muchas gracias. La esperanza es un sentimiento humano al que nos arraigamos con fuerza para seguir luchando y no perder aquello que queremos o apreciamos.
      Un beso.

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  12. Hola Sylvia, me gusto mucho. La verdad yo no sé, si le perdonaría. Y si lo hago no sé, si volvería confiar. Estaría siempre vigilante y con el miedo que vuelva suceder. El Amor ya no sería verdadero como la primera vez. Pero si el Amor es tan grande que no le puedo decir que “No” y las puertas de mi Alma no se las puedo cerrar… ¿Sufriré intentando olvidar lo que más quiero escondiendo recuerdos? Porque Amar mucho también duele, tanto que mis ojos sangran con sus heridas y mi boca grita con sus silencios. Por lo que tendremos que tragarnos el orgullo con el miedo y empezar como los niños otra vez el juego:
    - Tú la llevas…
    - No, tú la llevas…
    Un Fuerte abrazo.
    Manuel Barranco Roda

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    1. wow. Muchas gracias por tu comentario, parece un microrelato. Es esa la cuestión en sí que planteo, si podríamos perdonar incondicionalmente, pues el perdón acarrea el compromiso del olvido y retomar la confianza. Por eso no es tan sencillo otorgar el perdón.

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  13. El perdòn es necesario. Es tan fàcil pedirlo y difìcil otorgarlo, cuando sentimos que se ha roto en fragmentos el ìdolo que nos habìamos forjado y duele tanto!, pero se sobrepone el amor, siempre serà asì, salvo que domine el orgullo y el miedo de no volver a pasar por esa situaciòn sentimental. Me gustò el relato, bien redactado, con ideas secuenciales, parecen vivencias propias, aunque puede ser producto de la imaginaciòn. Felicitaciones.

    TRINA

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    1. Exactamente Trina, ya no es solo el dolor ante la ruptura de la confianza, es el miedo a volver a sufrir lo que nos hace pensar si merece o no la pena perdonar.

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