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miércoles, 13 de febrero de 2013

Amor a la española


El sol brilla más que nunca sobre el mar. Quizá sea porque está dando sus últimos coletazos del día, pero casi parece que el agua es oro líquido. La panorámica que se dibuja desde mi elevada posición es preciosa. Ahora entiendo por qué la terraza de este hotel tiene tanto éxito. Desde allí, el litoral parece una postal, pero ya antes de llegar, en el maravilloso ascensor acristalado, la vista resulta sobrecogedora. El ascensor sube rápido, pero aún así, 35 pisos son 35 pisos, y yo todavía llego por el 27. No me queda nada para llegar, pero cuanto menos me falta, más nerviosa me pongo. Llegué, salgo a la elegante terraza, ahí está él.

El paisaje de la bahía es espectacular, con razón es el sitio más chic de la ciudad, y con razón es tan caro. Aquí todo el mundo está forrado. ¿Cómo lo reconoceré, si sólo sé de él que vendría con traje, como el resto de los clientes? Eso me pasa por aceptar una cita a ciegas. Ahora que caigo, hoy es San Valentín, ¡menuda casualidad! Para qué le haría caso a Luis, mi jefe. En qué berenjenal me ha metido. Lo voy a matar.

Gracias a Dios que él sí me ha reconocido y me ha saludado desde su mesa. Me asaltan mil dudas. Llegaba tarde y he venido a la carrera, ni siquiera sé si estoy bien maquillada. ¿Y mi vestido? ¿Tiene la suficiente elegancia? A lo mejor es un poco mojigato, pero tampoco quería parecer un zorrón. Definitivamente, me tenía que haber puesto algo escotado. Bueno, es igual, ya no tiene remedio, tampoco está tan mal la blusa que llevo puesta, y la falda me llega por debajo de las rodillas, así que de monja nada, pero quizá debí venir sin medias, luciendo piernas. No te distraigas, qué más da.

El caso es que él parece todo un caballero, con ese traje impecable. No parece de ninguna boutique, no me extrañaría que fuera hecho a medida, con la clase que él tiene. Y la corbata, es seda de la buena, aunque la camisa, vaya un color, como para que se queje de mi blusa. Vamos, no le paso ni media a este tipo. Pero si aún no ha abierto la boca el pobre y ya lo estoy degollando, madre mía. Si es que estos nervios no son nada buenos.

Me cuesta mucho concentrarme en lo que me dice, no hago más que despistarme con mil detalles. Cómo tiene doblado el cuello de la camisa, cómo brillan los gemelos de oro que lleva en los puños, cómo su peinado permanece inmóvil pese a la brisa que sopla a esta altura. Me tiene que repetir las cosas varias veces. Son asuntos importantes, debería estar más centrada, me conviene, pero no puedo. Son los malditos nervios. Jamás había hecho esto antes.

Poco a poco me voy centrando y me zambullo en la conversación. Ya lo creo que es interesante. Desde luego, este hombre no le tiene miedo a nada, ni a nadie. Tenemos mucho que ganar juntos. He hecho muy bien en venir, le debo una a mi jefe. Gracias, Luis.

La tarde avanza, el sol termina de ocultarse y las luces del paseo marítimo tintinean en la distancia. También se encienden los halógenos de la terraza, donde ya empieza a refrescar, mientras un pianista nos ameniza a los presentes con su repertorio de jazz clásico. La verdad es que es un sitio muy agradable, y la compañía de él, mucho más. Se me está pasando el tiempo volando.

Qué pena, ya es hora de irse.

De su americana saca un sobre y lo deja encima de la mesa. Es para mí, un presente por nuestra nueva amistad. Nuestra primera cita llega a su fin. Se levanta y se acerca a coger el ascensor. Antes de bajar, lo despide el director del hotel. Qué importante es este tipo, con razón, su empresa construyó el edificio.

Llamo a mi jefe y le cuento lo bien que ha ido todo. Yo también me marcho. Al levantarme, el director del hotel se acerca a mostrarme sus respetos.
  • Buenas tardes, concejala. Dígale a don Luis, el alcalde, que su suite ya está reservada para el fin de semana. Invita la casa, como siempre, en previsión de futuros negocios. Ah, y permítame que la felicite por la decisión tomada esta tarde. La urbanización que pretende construir el señor Rincón traerá muchos beneficios a esta ciudad, para todos.

  • Gracias, estoy segura de ello.

Juan Martín Salamanca
¡Claro que estoy segura! En ese sobre el señor Rincón me ha dejado 75.000 razones para estar segura, y todo por unos permisos de nada. Es la mejor cita de San Valentín que he tenido nunca. Esta noche mi marido y yo tendremos más motivos para celebrarlo.

Sé que puede parecer una indecencia mi comportamiento. Nunca había hecho esto antes, no entré en política para esto. Sé que no está bien, pero… ¿quién ve a Dios y no lo besa?

14 comentarios:

  1. Jajaja...me río porque es muy bueno, un final sorprendente. !tu si que vales!

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    1. jeje, muchas gracias, Nuria. Me alegro de que te haya gustado.

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  2. No sé si con vivencias o capricho de la imaginación. Sea como sea, es ideal para vivir esa escena. Me gusta ver el mar (la mar) desde lo alto dejando correr la imaginación.
    Para este asunto, tengo que pensar en otro tipo de personajes.

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  3. Un San Valentín muy actual (o) Muy actual éste San Valentín.
    Final sorprendente, como no es de otro modo en tus relatos. ¡Felicidades!

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    1. Muchas gracias como siempre, es un placer escribir para lectores tan entusiastas.

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  4. Wow, me has dejado sin palabras. Pero qué BUEN RELATO , tan actual y tan original a la vez. Me encanta porque ella no quería vestirse como una zorra, pero era-en otro sentido-LA MÁS ZORRISIMA DE TODAS.
    Felicitaciones, colega!

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    1. Muchísimas gracias Gontxu, la historia de amor entre corruptos y corrompedores se parece mucho a las de los chulos y sus putas. Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado. Un saludo.

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  5. De verdad Juan, magnífico. ¿Por qué será que me suena tanto la historia en estos días?. Ni en San Valentín podríamos librarnos de las noticias del telediario. Enhorabuena.

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    1. La verdad es que sí, la idea podría ser evadirse aprovechando la fecha, pero como no soy muy de San Valentín, preferí centrarme en estos amores tan a la española, por qué no decirlo. Muchas gracias por tus elogios. Un abrazo fuerte.

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  6. Jaja! Juan, que buen relato. Porque no debemos olvidar que este día no es solo del Amor, también lo es de la Amistad. Y no hay nada mejor que 75.000 de algo para mostrarle "cariño" a tu semejante.

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    1. Efectivamente, hay quien pierde el tiempo con flores y bombones cuando un sobre es mucho más efectivo. Menos mal que nuestros políticos son listos y lo saben, jaja. Gracias por tus palabras, amigo Carlos.

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  7. Me encantó esta historia o relato, de principio a fin, anima a seguir leyendo por la motivación que despierta una entrevista.Parece el capítulo de cualquier novela, o de una historia que seguirá. Refiere los privilegios y ganancias de cualquier negocio burocrático, entre otras cosas. Gracias por compartir.

    TRINA LEÉ DE HIDALGO

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    1. Gracias a ti, Trina, me alegra mucho que te haya gustado. Siempre es un placer que anima a seguir escribiendo. Un abrazo fuerte.

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