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miércoles, 7 de noviembre de 2012

No me engaño

          Te conozco, no me engaño, y se que por tu bondad infinita me abrirás de nuevo el corazón, pasarás el cerrojo de la intransigencia y todo volverá a ser como cuando la primavera mece sus hojas verdes y trémulas. 

          Ahora escucho risueña el trino de los turpiales bañados por el oro del sol, por su luz salvaje y espléndida, ahora, te seguiré contando todo lo que me inspira, leerás mis rimas que casi rozan a las estrellas, te contaré historias que brotan del alma; mientras mis labios tiemblan, me convertiré en ninfa para bañarme en aguas cristalinas que agitaré para formar espumas, mientras mi sonora voz elevará himnos de amores que llegarán ti, a tu aspecto exterior porque no chocarán con los sentires íntimos. 

          ¡Oh poetas! Que de la nada te elevas a la cima de la tragedia o te desmoronas como el ánfora que se torna barro, porque vuelve a su lugar de origen, o que te hundes en la grata alegría para expresar un divino idioma de esperanza.

 

 

Trina De Hidalgo el 12/10/2010 

4 comentarios:

  1. Como escuchar tu dulce voz reafirmando tan bellos sentimientos, alimentados por tu visión de un mundo de ensueño que ennoblece el espíritu distinguida Maestra.

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